Acciones que alivian el dolor de los afectados por el volcán de La Palma

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Nadie se amarga con un caramelo y si con ellos se puede paliar mucho mejor la situación de los afectados por el volcán. Por ello, una pastelería del Valle de Aridane se los entrega a las víctimas.

Todos deben aportar lo que puedan para ayudar a paliar la situación generada por el desastre del volcán. Ésta es la máxima de José Zamora, un pastelero de Los Llanos de Aridane que, tras la erupción del volcán, se preguntó cómo podría ayudar a las víctimas, entre las que tiene muchos clientes. Así se le ocurrió regalar dulces y pasteles a los afectados para, al menos, suavizar con su gesto el dolor de quienes lo han perdido todo en esta erupción.

“Tenemos una cartera de clientes de por vida y muchos no tienen nada o han perdido su casa o su sustento”, explica esta palmera propietaria de la pastelería Flor de Aridane. “Seguían viniendo a comprar de todos modos porque tienen cumpleaños de niños y no puedes evitar celebrar y no tuve el estómago para cobrarles”, dice. Por ello, les dijo a sus empleados que el dinero de las víctimas no fue aceptado en este establecimiento y que cuando fueron a pagar les dijeron que no era necesario. “Muchos ni siquiera pudieron decir nada, se fueron llorando, luego nos llamaron y nos dieron las gracias”, admite.

Con esta iniciativa, Zamora quiere ayudar a quienes “están pasando por una mala racha” y brindarles “un solo detalle” que ayude a paliar su situación. Este pastelero sabe que no es el único empresario que realiza este tipo de acciones. «Aquí y allá la gente ayuda lo mejor que puede, no cobran por una compra, un café o un pan», porque «esta isla es muy pequeña y todos nos conocemos».

El establecimiento distribuye desayunos a voluntarios y personas afectadas por la zona cero de la erupción

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Su pastelería también se encarga, en colaboración con el Ayuntamiento de Los Llanos, de preparar los desayunos que ella sirve en Ground Zero a los voluntarios y las personas interesadas. “Es como las colas de hambre que me iban a decir que lo iba a vivir aquí en La Palma”, lamenta, “es algo que no te esperas”.

Algunos gestos de solidaridad que hace a pesar de reconocer que el caso no atraviesa su mejor momento también por la erupción volcánica. “Sí, hubo una caída en las ventas”, dice, ya que la panadería fue abastecida en parte por clientes de la zona afectada por la lava, como La Laguna o Todoque. Zamora explica que ganó muchos compradores que residían en estos núcleos como consecuencia de la pandemia. “Todo se detuvo y para vender algo que pusimos en las redes sociales, entregamos tortas a los hogares sin costo adicional”, explica.

Una iniciativa que «los clientes han recibido muy bien». Y así fue como este pastelero empezó a repartir sus productos a «El Corazoncillo o El Paraíso y capturé clientes que venían a comprar más tarde». “Hay personas que han perdido sus hogares y negocios y siguen viniendo”, especialmente “para los más pequeños” a quienes quieren tratar de mantener al margen del drama.

Zamora critica que no se hayan cumplido las promesas de las administraciones públicas. «La gente viene desesperada, llora, no tiene nada y no llega ayuda», sostiene este pastelero de casi 40 años de experiencia que se queja de haber hecho «muchos viajes pero a la hora de la verdad, leche en un plato como dicen por acá. «La palmera tampoco incluye la pasarela de los ministros que desfilaron por la isla.» ¿Vienen a ayudar a la gente? «,» Vienen a hacerse una foto y ver el volcán, que con todo el las cosas malas es un espectáculo de la naturaleza ”.

Su titular critica que las ayudas no hayan llegado porque «no podemos vivir solo de acciones solidarias»

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Por ello, asegura que en su negocio, que su abuelo abrió hace 70 años y tiene raíces muy importantes en el territorio y sus vecinos, no podía quedarse de brazos cruzados. Pero es consciente de que con gestos de solidaridad, como el tuyo y como tantos otros, no llegarás muy lejos. «Como no recibimos una ayuda importante del exterior, no lo lograremos», subraya y señala que si no es así y vienen pronto para muchas personas, la única alternativa será salir de la isla en busca de a futuro. “No tienen seguridad para rehacer sus vidas, sobre todo te dicen que muy probablemente en treinta años podría volver a entrar en erupción otro volcán”, resume.

Asegura que siempre está en vilo, porque a pesar de que su empresa tiene su sede en Los Llanos, «aquí no hay nada seguro» y sostiene que el volcán es impredecible. «Tenemos todos nuestros ahorros invertidos aquí y si un volcán se eleva y se lleva todo, terminas con una mano al frente y la otra detrás».

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Para Zamora, el volcán significará «un antes y un después» para los negocios no solo en el Valle de Aridane sino en toda la isla, aunque sostiene que la situación es mucho más grave en el entorno de la erupción del volcán. «Ahora mismo pasas por el túnel hasta la cima y es otro mundo, ahí se preocupan por las cenizas, aquí estamos con nuestras almas colgando en el aire».

“Las empresas que apoyamos intentarán salir adelante, pero las que están cerrando ahora, es cierto que no volverán a abrir”, asegura esta palmera que también lo recuerda sobre todo en el sector hotelero, del que forma parte su actividad. Mucho se ha sufrido no solo por la crisis volcánica sino también por el coronavirus que sigue azotando. “Han sido tres años horribles y ahora también tenemos muchas incertidumbres en Navidad”, una época del año en la que tienden a tener mucho trabajo. Con las infecciones en aumento, Zamora no está segura de si terminarán imponiendo más restricciones que le darán un nuevo golpe a su negocio. “Seguimos adelante y compramos cosas para las vacaciones, espero no tener que comerlas”, admite, “esa es la vida de los independientes”.

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Sin embargo, afirma con emoción detrás de la barra de su empresa que todos los días “me despierto agradeciendo a Dios” porque afortunadamente ni él ni su familia fueron afectados directamente por el volcán. “Hay gente que lo ha perdido todo y por eso trato de echar una mano en lo que podamos”, dice.

Sin embargo, insiste en «no te olvides de La Palma», y le preocupa que la situación ya no sea de tanto interés para los medios de comunicación. «Ya no abre informativos, estamos entrando en una dinámica de normalidad y eso es un problema», considera, ya que bajo su punto de vista se debe mantener el tema «vivo» o si no serán muchas las personas y negocios «que se quedarán en el camino».

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