Francisca Cortés Picazo, La Paca, comienza a considerar su acceso a la libertad condicional para fines del próximo año 2022. Las labores cotidianas de la histórica matriarca narcotraficante en la localidad de Son Banya, de 66 años, son muy diferentes a la época de quienes dirigían el la red de narcotráfico más grande de Mallorca. Compagina el cuidado de sus nietos con el actual régimen penitenciario de tercer grado en el Centro de Integración Social Joaquín Ruiz Giménez de Son Malferit.
El 7 de noviembre de 2019 intervino La Paca, que podría ser su última vez, la Audiencia Provincial de Palma. En esta ocasión, se sentó en la plataforma para responder por un delito de blanqueo de capitales.
Entonces salió a la luz el enorme capital acumulado durante varias décadas al frente de la mayor empresa de narcotráfico de Mallorca. Francisca Cortés nunca se ha ocupado directamente de las drogas, pero ha liderado una red de una decena de figuras destacadas para blanquear todo el enorme volumen de dinero acumulado en los billetes. La venta en la ciudad no se detuvo. Ni de día ni de noche.
La gran obsesión de La Paca a lo largo de su larga carrera como narcotraficante en Son Banya fue no caminar en la cárcel. Para ello, tuvo que desprenderse de buena parte de su herencia en el año 2000. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, no pudo evitar pasar largas temporadas tras las rejas.
Casas, autos y dinero
Este 7 de noviembre de 2019, La Paca cerró su enésimo acuerdo de cumplimiento para ver reducida su condena. Esta vez fue frente al primer tramo de la cancha de Palma. El pacto resultó en una sentencia de tres años y tres meses. Para ello, tuvo que afrontar el pago de 12 millones de euros o tres meses más de prisión. También fueron decomisados los más de cuatro millones de euros en billetes incautados tras ser encontrado enterrado junto a su casa en Son Banya. Los numerosos vehículos pagados con dinero de la droga fueron incautados. Y los diez hombres de paja admitieron en la corte que su papel era poner su nombre para lavar el producto del narcotráfico.
A través de ellos, Francisca Cortés había adquirido cuatro viviendas en los distritos de Palma de La Soledad, Son Gotleu y Son Cladera, otra propiedad en el municipio de Marratxí y terrenos en Llucmajor. La minuciosa investigación policial reveló que La Paca era la verdadera dueña de cada uno de ellos. Al menos esa era la parte del legado de la matriarca Son Banya que habían logrado demostrar.
A pesar de su falta de educación y del peso de la maternidad temprana a los 14 años, su séquito más cercano y todos los que conocieron a La Paca pusieron en evidencia su inteligencia innata. Algo que ha demostrado sobradamente para liderar el negocio del narcotráfico durante años en un marcado entorno machista. «Nunca he apuntado con un arma a la sien de nadie para comprar drogas», presume.
Un mp3 en el escote
La venta de chatarra con la que empezó a intentar mantener a su descendencia fue sustituida a finales de los ochenta por el narcotráfico. A partir de ese momento, se convirtió en la matriarca de las drogas en Son Banya. Francisca Cortés siempre confió en los consejos oportunos. Buena prueba de ello es que en la Operación San Quintín realizada en 2001 en su contra, La Paca no estaba en la ciudad.
Su sentencia más alta fue de 16 años de prisión en el caso de Son Banya. Pensó que no iría a la cárcel. La Paca grabó en un mp3, colocado en el escote de su hija La Guapi, cómo extorsionaba el entonces jefe del Grupo de Robo de la Policía Nacional, José Gómez Navarro.
El robo de dos drogadictos por valor de siete millones de euros escondidos en los sótanos de la ciudad desencadenó una serie de palizas y persecuciones. El policía ofreció mediación para reducir la condena a cambio de un mordisco de 600.000 euros. La colaboración con la justicia no tuvo el efecto deseado y Francisca Cortés Picazo fue a la cárcel.
Un tesoro de 4,3 millones de euros en billetes revestidos de hormigón
El golpe de gracia al clan La Paca se dio en julio de 2008 con la llamada operación “Kabul”. Una investigación de la Guardia Civil resultó en el desmantelamiento de todo el clan. La audiencia canceló las escuchas telefónicas, pero la Corte Suprema las validó. Francisca Cortés Picazo fue luego condenada a cinco años y medio de prisión.
La matriarca de las drogas estaba tras las rejas, pero su legado oculto yacía bajo tierra en Son Banya. Hubo que utilizar maquinaria pesada para sacarlo a la luz.
El descubrimiento se realizó en septiembre de 2009 mientras La Paca estaba tras las rejas. Los investigadores de la Policía Nacional sabían exactamente dónde buscar. Un anexo de lo que fue su casa era su objetivo. Un pesado bloque de hormigón impidió el acceso y se tuvo que hacer un gran agujero en el suelo.
Entonces aparece el «tesoro». Cinco cajas de plástico estaban llenas de billetes. Dinero obtenido inequívocamente de la venta continua de heroína y cocaína en la ciudad. El estado de conservación no era exactamente óptimo y muchas notas ya estaban podridas.
La ardua tarea de contar las facturas duró varios días, pero dio una dimensión al volumen de negocio con la venta de drogas en Son Banya. En total, hubo 4,3 millones de euros en efectivo oculto. A esta suma hay que sumar la que se encuentra en el interior de la casa de La Paca. Había 385.610 euros ocultos.
Debajo de la casa de Beethoven, el perro del narcotraficante histórico escondió otra parte significativa del botín, más de siete kilogramos de joyas. Era el pago acumulado de los drogadictos para comprar su dosis.
.