Hace muy poco nos enojamos porque la previsión de inversión estatal directa en Canarias para el próximo año era de los mismos 362 millones de euros que para este año. Nos congelan en el PGE como un camarón en la nevera del año en que más dinero vendrá de Europa. El rubro de inversión regionalizable crece en más de dos mil millones, hasta alcanzar los 21 mil millones que lloverán sobre los municipios peninsulares. Y aquí estamos corriendo mocos.
Desde el Ministerio de Hacienda y sus entusiastas portavoces en Canarias, nos ha dejado claro que en realidad está llegando mucho más dinero a las islas. Porque a esta modesta cifra «congelada» en el año de la abundancia de fondos comunitarios, fue necesario agregar, por ejemplo, el convenio vial. Y que teniendo en cuenta todo lo que «dan» a las islas, superan los ocho mil millones de euros. Qué alegría. Qué alegría. Y que trampa.
Las inversiones ordinarias en Canarias no pueden sumarse a las inversiones extraordinarias previstas por la REF Islas. Así lo dice la ley orgánica del Estatuto de Autonomía. Y el sentido común también lo dice. Los fondos destinados a compensar la insularidad y lejanía de un archipiélago ultraperiférico sirven para «igualar» sus condiciones a las del territorio peninsular. Y a partir de ahí tienes que repartir las cartas en igualdad de condiciones.
Pero esta no es la tesis apoyada por Madrid y defendida por sus obedientes vendedores ambulantes en las islas. La financiación que llega a Canarias se suma de forma indiscriminada. Y esto es lo que nos aplicarán cuando hablemos del nuevo sistema de financiación de las Comunidades Autónomas, donde nos indicarán dónde se cargan los camiones.
Muchos peninsulares están hartos de pagarnos los billetes de avión, el precio de la luz y el agua desalada. Nos consideran nutridos y privilegiados. “Nadie los envió a vivir tan lejos y, por supuesto, no tengo que pagar con mis impuestos”, me dijo una vez un peninsular enojado. Exponer nuestra pobreza no tiene sentido. Extremadura también lo hace y no funciona.
Lo entendamos o no, los territorios más ricos de España siguen tocándose más porque pueden. Los que tienen más votos nacionalistas en el Congreso, vascos y catalanes, siguen recibiendo más dinero porque tienen el estado tomado por La Moncloa. Pero lo que en Canarias se considera justicia desde fuera se considera un privilegio. Y además, la justicia solo existe en las películas.
Estamos a punto de tener una puta histórica el año que viene. Y lo peor es que aunque lo sepamos, no tendremos la fuerza para evitarlo.
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