Sería un error pensar que la crisis desatada en el seno del Partido Popular se circunscribe a un problema entre la dirección comandada (o no) por Pablo Casado y el presidente de la comunidad de Madrid. El estallido del disenso entre Calle Génova e Isabel Díaz Ayuso amenaza con desestabilizar las expectativas electorales de la periferia en forma de daños colaterales en todas las autonomías, donde realmente tendrá consecuencias, en cuanto a la popularidad de las siglas, del sable que, hoy, se acaba de desatar en Madrid.
La crisis se originó por el posible espionaje de Díaz Ayuso, las revelaciones sobre los negocios de su hermano con la administración que preside y la feroz guerra de declaraciones librada, primero por el presidente, luego por el alcalde de Madrid, luego por el secretario general, Teodoro García Egea, posteriormente por la declaración oficial del conflicto pronunciada por Pablo Casado, la asunción de puntos oscuros en la contratación de un servicio público reconocido por el líder madrileño y de la rendición de Pablo Casado ante su, en otro tiempo, amigo, provocó una cadena de estallidos simpatizantes que debilitó considerablemente al partido en todas las regiones de España.
Crisis en el PP | Última hora sobre Casado y Ayuso EN DIRECTO
La última jugada de Casado, intentar hacer borrón y cuenta nueva dando por buenas las explicaciones de Ayuso sobre el trato de su hermano con la Comunidad de Madrid, ha levantado banderas rojas en los reinos de Taifa. Nada aquí, nada allá. El andaluz Juanma Moreno se ha retirado a su cuartel de invierno y excluye, de momento, la convocatoria de elecciones; Fernández Mañueco, de Castilla-León, inicia este lunes una ronda de negociaciones para negociar la formación de un Gobierno en una situación de extrema debilidad, incluso superior a la derivada del recuento de votos del domingo electoral; Feijóo, el auténtico auctoritas dentro del partido, crea un problema en su territorio porque todos, menos probablemente él mismo, le ven como un sustituto de seguridad ante un Casado muy débil. En el resto de comunidades donde el PP había iniciado el camino de recuperar el apoyo popular frente al PSOE, la crisis de Madrid cortó de raíz cualquier avance en esa dirección. Azcón en Aragón, Prohens en Baleares o Carlos Mazón en la Comunidad Valenciana se echan las manos a la cabeza observando cómo desandar todo el camino trazado para recuperar la energía por una implosión que no desencadenaron.
Más allá de Murcia, Aragón y la Comunidad Valenciana, llama mucho la atención que el resto de barones no se decantó claramente por el presidente del PP en su cisma con Ayuso, el líder popular que más apoyo de la opinión pública cosecha con el presidente gallego . . Tras unos primeros momentos de perfilarse anteponiendo la fiesta y acurrucándose con los pretendientes, los barones ya piensan en Núñez Feijóo. Casado es dado por muerto. Por ejemplo, la valoración de la presidenta del PP de Illes Balears, Marga Prohens, es extrapolable al sentimiento de asombro que reina en la periferia y describe perfectamente la constatación de que no conviene tomar partido por nadie. “Este Partido Popular de Baleares está con nuestras bases, afiliados y votantes. Unidad, ilusión y seguir trabajando con un objetivo: ofrecer una alternativa liberal para acabar con el socialismo en Baleares”. Ni Ayuso ni Casado. Lee Baleares, lee España. Y todos miran a Galicia.
En Génova creen que Miguel Ángel Rodríguez salió de Casado y Egea para cebarse con información falsa
Dans certaines baronnies, le pessimisme se répand de telle manière qu’elles se sont mises au pire : la possibilité de payer hors de Madrid, sous la forme d’un « sorpasso » de l’extrême droite, l’effusion de sang survenue dans la capital. Más allá de Pedro Sánchez y el resto de grupos socialistas, el partido de Abascal es el gran beneficiado de la inmolación de la dirección, y sólo el Partido Popular puede ser culpado de la vertiginosa escalada de los ultras. Nada se puede achacar en esta ocasión ni a Cataluña ni al apoyo de Bildu ni a Podemos ni a la reforma laboral. De repente, todo este argumento se diluyó. Los culpables están en casa.
Las últimas batallas internas de los populares, marcadas por luchas de poder y escandalosos casos de corrupción, se originaron siempre en Madrid (Aguirre, Cifuentes, González, Granados) y luego avanzaron hacia la periferia nacional. Así nació Ciudadanos y así nació Vox. Veremos a qué nuevo nacimiento conduce este entierro.
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