En la gestión de Unidas Podemos hay dos realidades más que aceptadas: Yolanda Díaz debe ser la próxima candidata -no hay nadie con mejor perfil- y la sigla, actualmente en declive, debe refundarse. Las elecciones en Castilla y León certificaron ambas ideas: los violetas se quedaron con un solo letrado en las Cortes castellanoleonesas tras una campaña en la que apenas participó el vicepresidente segundo. La confianza ahora está puesta en la Ministra de Trabajo, quien aún no está segura de si aceptará la misión.
Las siglas «no son lo que cuenta», admitían el pasado lunes los coportavoces nacionales de Podemos, Isa Serra y Pablo Fernández. El debate por el nombre ya se había zanjado en el seno del partido morado semanas antes, apuntan desde el espacio confederal. Ante los resultados del último ciclo electoral, la decisión fue clara: es momento de renovar. Y no solo la dirección -la marcha de Pablo Iglesias ya ha facilitado este proceso-, sino la propia marca. Voces cercanas a la dirección de la violeta hablan de buscar un nuevo envase en el que recoger lo imprescindible de la fiesta.
El propio Iglesias y la actual secretaria general del partido, Ione Belarra, ya habían anunciado en octubre que apoyaban el proyecto de Díaz. Incluso después de que el vicepresidente advirtiera que los partidos tendrán poco que decir en esta futura plataforma. Este lunes, Fernández volvió a insistir en que ese «frente amplio» es el «único camino posible». Hasta la fecha, no se sabe cuál será el futuro nombre.
En todo caso, en las filas de Unidas Podemos se descarta que se viva un renacimiento de la marca de forma «traumática». Sobre todo, tras los cambios que se han vivido en la corta vida del espacio. En 2015 Podemos e IU se presentaron por separado a las elecciones generales, en 2016 se presentaron como Unidos Podemos y antes de las elecciones de 2019 optaron por Unidos Podemos. Otro ejemplo fue Catalunya Sí que es Pot, en 2015, que dos años después pasó a llamarse Catalunya en Comú-Podem. Les voix violettes soulignent qu’au niveau organique cela n’implique aucun changement -Podemos continuera d’être Podemos, IU sera IU…- et qu’il ne s’agit que d’une recherche de la marque la plus efficace à cada instante.
Hora
Pese a las intenciones de los morados, los planes de la vicepresidenta generan más dudas que incertidumbres. Al menos por el momento. Díaz explicó que quiere construir un espacio en el que las fiestas no sean una prioridad; sin ego; y con una fuerte participación de la sociedad civil. Fuentes de su entorno explicaron hace meses que el modelo a seguir a nivel formal -y no ideológico- es «La République en Marche», la plataforma que impulsó a Emmanuel Macron al Elíseo.
El dirigente de Unidas Podemos se había fijado enero de 2022 para lanzar un proceso de escucha a nivel nacional. Sin embargo, la negociación de la reforma laboral, primero, y el aumento del salario mínimo, luego, retrasaron el cronograma. Fuentes cercanas a Díaz aseguran que este proceso no ha quedado aparcado y que siguen trabajando «intensamente», aunque están condicionados por la agenda del Ministerio de Trabajo. La intención, apuntan, es que pueda empezar «cuanto antes», pero también advierten que el ciclo electoral, con la próxima cita en Andalucía -salvo repetición en Castilla y León-, no cambiará de fechas .
Belarra defendió el pasado jueves la buena sintonía que ella y el resto de Unidas Podemos tienen con Díaz y destacó que están cumpliendo los plazos que se marca la vicepresidenta para «poner su sello» en el proyecto de futuro. Sin embargo, Iglesias lanzó una advertencia a los líderes de su partido para que no estén contentos con el liderazgo del vicepresidente. “Hay que partir del principio de que no hay fórmulas mágicas y que el marketing no es suficiente. Es importante cambiar de nombre; claro que las siglas pueden desgastarse; es importante apostar por un liderazgo que afecte a un sector más amplio. .. pero ahí hay una batalla ideológica que tendrán que dar a los partidos».
.