casarse no es la solución

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Desde el momento en que decidió cerrar el expediente que había abierto 48 horas antes al presidente de la Comunidad de Madrid, Pablo Casado ya no puede seguir presidiendo uno de los partidos de Gobierno en España. Y no porque una multitud ajena a los canales del partido orgánico lo exija. Esta decisión le invalida porque convierte en nada todo su discurso sobre las supuestas irregularidades de Isabel Díaz Ayuso en la adjudicación de una compra sin licitación a su hermano. Las explicaciones del presidente no fueron más que una serie de acusaciones contra la dirección nacional del PP.

A estas alturas, parecía que Casado estaba más preocupado, en última instancia, por mantener intacto a su equipo, sobre todo por salvar la cabeza de Teodoro García Egea, que por esclarecer una supuesta malversación de fondos públicos. Es esta desconfianza, y el hecho de que todo este asunto haya sido movido más por una sed interior de venganza que por un afán de cumplir la ley, lo que descalifica políticamente a Casado. Pero exigir este acto de responsabilidad a la actual presidenta del PP no significa automáticamente convertirse en luchadora de Isabel Díaz Ayuso para ocupar su lugar, sobre todo para los que no ganaríamos ni perderíamos nada. Las esperpénticas manifestaciones de activistas y simpatizantes del presidente madrileño frente a la sede de Génova demuestran lo que es y significa Ayuso: populismo y acercamiento a las formas y políticas de Vox.

La encuesta del GESOP que publicamos este domingo confirma la fuerte caída del PP desde el anterior barómetro, realizado en julio del año pasado, sólo dos meses después de la victoria aplastante de Ayuso, precisamente, en las elecciones a la Comunidad de Madrid. Desde entonces, el PP ha ido en caída libre y ahora está a 5,4 puntos y 25 escaños del PSOE. Hace siete meses, la ventaja socialista era de solo 1,3 puntos y dos escaños y el PP tenía 5,4 puntos y 30 diputados más que hoy. El PSOE, en cualquier caso, también baja ya que desde el barómetro anterior ha perdido 1,3 puntos y siete escaños.

Pero las cosas todavía pueden empeorar para el PP. La encuesta se realizó a tres días de las elecciones en Castilla y León y justo un día antes de que estallara la crisis monumental entre Casado y Díaz Ayuso. Una crisis, retransmitida en directo, que fracturó el partido y que intentamos acabar con la absolución de Ayuso.

Todo indica que la solución a esta crisis solo puede pasar por un congreso extraordinario. Casado debería convocarle él mismo y no esperar a que los capos del partido le obliguen. Es evidente que el ambiente envenenado del partido en Madrid no es el mejor para tomar las decisiones que necesita el partido. El PP es mucho más que sus dirigentes en la capital y en la capital. Hay barones con más bagaje y mejores registros que Casado e incluso Ayuso. Alberto Núñez Feijoo tiene cuatro mayorías absolutas en Galicia. Juan Manuel Moreno Bonilla logró retener a Ciudadanos en el Gobierno andaluz sin lanzarse a los brazos de Vox. Ayuso puede servir para ganar elecciones en su comunidad, y tiene derecho a no interferir en la dirección nacional, siempre y cuando hagan lo mismo, pero no es la única ni quizás la mejor opción para dirigir el partido en estos momentos. . El PP es un partido con bastante solera y solera para no convertirse en muleta de Vox. Para ello, debe luchar contra la corrupción y recuperar el disco.

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