¿Comes después de horas? La psicóloga nos da las claves para superar el hambre emocional

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Comer es una necesidad humana básica. Pero, ¿comemos por hambre física o por hambre emocional?

Sentimientos como el aburrimiento, el estrés, la preocupación o la ansiedad pueden dar como resultado una señal errónea que identificamos como hambre.

De hecho, muchas personas han aprendido a recurrir a la comida para manejar ciertas emociones.

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¿Cómo reconocer el hambre emocional?

Si alguna vez llegas a casa después de un día estresante y has decidido comer algo ligero y saludable para la cena, pero tu cuerpo pide algo más… eso es hambre emocional.

Así lo describe la psicóloga Inés Laso, en conversación con BuscandoRespuestas:

“Una estrategia de regulación emocional, en particular de la ansiedad, en la que la comida actúa para reducir el malestar que nos provoca este sentimiento”.

Sin embargo, utilizar los alimentos para sentirse mejor no debe confundirse con los trastornos alimentarios (DE).

Es un síntoma o desencadenante que camufla sentimientos negativos como la frustración, la ansiedad, el aburrimiento, y se ha visto agravado por la pandemia del coronavirus.

Diferencias con el hambre física

Como comenta la psicóloga, el hambre física y emocional pueden confundirse, pero existen diferencias clave entre ambas.

“El hambre emocional llega de golpe, no como el hambre fisiológica, que va de a poco. Produce una sensación de urgencia, de necesitar comida en ese momento exacto, y hay apetencia por alimentos concretos”, explica Inés Laso.

Y es que, quien recurre constantemente a la comida sin poder controlar este impulso, no lo hace con alimentos nutritivos.

Normalmente se consumen productos ricos en hidratos de carbono como la bollería o las bebidas azucaradas (alimentos ultraprocesados).

Este tipo de comida proporciona una sensación placentera y relajante.

Sin embargo, es importante aclarar que solo durará unos minutos porque no nos saciarán y nuestra mente nos pedirá cada vez más, a pesar de que nuestro cuerpo no los necesita.

¿Cuáles son los síntomas del hambre emocional?

El especialista, que ha visto un aumento de pacientes con este problema desde el inicio de la crisis sanitaria, hace una radiografía de quienes padecen hambre emocional.

“Persona con dificultades de control de impulsos, con tendencia a sufrir ansiedad (como rasgo de personalidad) y es posible que esto afecte más a mujeres jóvenes”.

El hambre emocional tiene unas características específicas que podemos diferenciar del hambre fisiológica. Cuando nuestro cuerpo necesita energía y nos envía señales (esto suele coincidir con los tiempos establecidos para realizar los diferentes aportes).

  • El principal síntoma es no poder controlar el impulso de comer, además de hacerlo sin sensación física

  • El deseo de comer alimentos específicos, como chocolate, helados, bollería en general…

  • Sentimientos de culpa después de comer

  • Sensación de alivio al comer

¿Cómo podemos manejarlo?

Inés Laso, psicóloga colaboradora de Activa Psicología, señala que lo primero que debemos hacer “es detenernos e identificar qué nos está provocando este hambre emocional, es decir, la emoción que nos está provocando este momento y cómo la sentimos en nuestro cuerpo».

Para ello, tenemos que fijarnos en los síntomas corporales, los pensamientos asociados y cuál es la causa que provoca este sentimiento.

Aunque se puede hacer personalmente, lo más recomendable es con un profesional de la psicología “porque en muchas ocasiones no se identifica la ansiedad”.

Una vez que hemos identificado qué produce esta imparable sensación de comer, podemos utilizar diferentes técnicas.

Uno de ellos es realizar una actividad incompatible con la alimentación, conocida como control atencional.

“Enfocar nuestra atención en una tarea diferente que no sea la urgencia de comer y esa podría ser la tarea que estemos haciendo en ese preciso momento”.

También es fundamental utilizar técnicas de relajación “para cambiar lo que está pasando en nuestro cuerpo y hacer frente a los estímulos externos que nos impiden recurrir a la comida para calmar esta ansiedad que sentimos”.

Consejos para combatirlo

  • Defina el espacio de trabajo. No mezcles el lugar donde sueles comer con el ambiente de trabajo. También se puede extender a la oficina (imprescindible que la comida no se tome en la oficina, frente al ordenador).

  • Programa. Si tiene una hora fija para almorzar cuando está en la oficina, evite esa rutina. Durante el teletrabajo, es importante mantener los horarios de las comidas.

  • Desayuno. Muchos nutricionistas cuestionan si el desayuno es la comida más importante del día, pero es esencial que tome un desayuno completo. Esto evita picoteos innecesarios. Esto no quiere decir que durante los descansos no puedas comer (una pieza de fruta, un puñado de frutos secos…).

  • Evite las bebidas azucaradas.

  • Planifica tus comidas con anticipación para evitar consumir alimentos ultraprocesados. El método de organización más recomendado es la cocción por lotes, que le ahorrará tiempo y dinero.

  • Haz algo de ejercicio físico. Practicar deportes libera endorfinas, una hormona que combate el estrés y la ansiedad.

Si realmente sientes la necesidad de comer algo, existen alternativas saludables (y deliciosas).

Es el caso del yogur natural, el queso fresco, las crudités (crudités), el pan integral con aguacate, el pavo, el atún o el hummus.

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