Las críticas que lanzó Donald Tusk, todavía presidente del PP europeo, al pacto de gobierno con Vox en Castilla y León, empañando el inicio de la era de Alberto Núñez Feijóo al frente del partido (aunque llegará a ser jefe el primer fin de semana de abril) ha molestado mucho a algunos líderes populares y, sobre todo, a personas de máxima confianza del presidente de la Xunta como Esteban González Pons, uno de los grandes referentes de la familia conservadora de Europa y que ahora dirige la organización de los más importante congreso que el PP haya conocido nunca.
De hecho, las palabras de «triste sorpresa» y «incidente» que pronunció Tusk al referirse al acuerdo con los ultras, valorando la carrera de Pablo Casado como «garante» de que hasta ahora los pasos de Vox no se habían materializado en las instituciones, obligaron a González Pons a ponerse en marcha para revertir este tirón de orejas al PP europeo. En los últimos días, la eurodiputada ha mantenido conversaciones de alto nivel y ha conseguido asegurar la presencia de los principales «pesos pesados» de la familia conservadora en el cónclave de Sevilla.
Vincular la asistencia de socios europeos seguía sobre la mesa, pero la polémica de los últimos días ha impuesto más rapidez y precisión a la hora de conseguir a los invitados. Para el presidente del Comité Organizador del Congreso, es fundamental que se visualice el apoyo del PP europeo para la nueva etapa con Feijóo al frente, más aún en un contexto internacional tan complicado como el actual. Los más populares tienen claro que mostrar unidad en el Partido Conservador y contar con el apoyo de líderes clave es ahora más importante que nunca. Y a ello se suman los ajustes de cuentas del pasado, a cargo de Casado y Teodoro García Egea, donde ciertos líderes de peso fueron apartados durante la organización de la agenda del líder nacional.
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Casado siempre ha concedido una gran importancia a las relaciones internacionales y a la defensa del proyecto europeo (este fue uno de los pilares de su presidencia dentro del PP) pero, como recuerdan varios dirigentes a este diario, su diminuto núcleo duro era el que también decidía quién , cuando y cómo. Hasta el punto de que estas mismas fuentes apuntan al «fracaso» que supuso a nivel internacional la convención nacional de Valencia del pasado mes de octubre.
No es una tarea fácil, ya que el Presidente de la Nación ha volcado todas sus expectativas en este magno evento, a cuya preparación ha dedicado muchos meses con el objetivo de visualizar la alternativa real a Pedro Sánchez. La presencia internacional y contar con personas de la sociedad civil que ampliaran las bases del PP eran los dos objetivos prioritarios. Y los dos se quedaron en el medio. Por el lado de los participantes extranjeros, el papel principal que jugó Nicolas Sarkozy, el invitado estrella de una de las conferencias más importantes antes del fin de semana en Valencia, fue muy criticado en el partido: el coloquio de Madrid.
Ya el perfil del expresidente de la República Francesa hizo temblar a muchos líderes populares, que no vieron la presencia de un líder que acumulaba tantos golpes y polémicas ligadas a la corrupción y que, de hecho, solo un día después de asistir a la convención recibió una nueva condena por financiación ilegal durante su campaña electoral de 2012.
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El otro gran invitado internacional, Sebastian Kurz (único primer ministro que garantizó su presencia) tuvo que intervenir telemáticamente por las complicaciones que atravesaba en ese momento dentro del gobierno austriaco y que, de hecho, terminó por sacarlo de la cancillería. inmediatamente después del cónclave popular. Casi al mismo tiempo, la CDU (el partido de Angela Merkel) perdió las elecciones en Alemania, lo que supuso el mayor golpe para todos los conservadores europeos en muchos años.
La situación de los apoyos europeos a Casado pasaba por un mal momento, pero los dirigentes del PP ya habían advertido que los asistentes a la convención no habían sido debidamente atendidos. Otros reconocieron que Casado, de la oposición y aunque en ese momento lideraba las encuestas, no tenía muchas opciones para atraer a más «pesos pesados». Los más críticos agregaron que el fiasco tuvo mucho que ver con no entregar la agenda a influyentes líderes veteranos en Bruselas.
El caso es que ahora la dirección provisional del PP, de la que forma parte González Pons, está decidida a revertir la situación del congreso de Valencia y atraer a los principales líderes europeos al congreso de Feijóo. Ya se ha confirmado la presencia de la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola; el presidente del grupo parlamentario, Manfred Weber; y la Vicepresidenta de la Comisión Europea, Margaritis Schinás. De los tres, solo Schinás participó en la convención de octubre y lo hizo precisamente con el presidente de la Xunta durante la conferencia gallega en la que se habló de populismo.
Sin mencionar directamente a Vox, el líder gallego y el dirigente griego coincidieron en que «no pueden caer en las trampas» del populismo, que hay que combatir «con buena política y seriedad» y «atacar» algunos de los problemas que han usado «para hacer daño». como inmigración y seguridad. Dos temas que aparecen vagamente en el acuerdo de gobierno entre Alfonso Fernández Mañueco y el partido de Santiago Abascal por Castilla y León.
Tusk también fue invitado al congreso del PP, aunque en el entorno del COC rechazan la idea de que pueda asistir tras los últimos acontecimientos. Fuentes cercanas a González Pons insisten en que los socios europeos «entienden perfectamente las circunstancias» en las que Mañueco tuvo que cerrar su acuerdo con Vox, subrayando que el objetivo es formar gobiernos y dar estabilidad a las instituciones en un momento de tanta fragilidad por la pandemia. , la situación económica y, sobre todo, ahora la invasión de Ucrania.
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Lo que no está claro, al menos de momento, es la posición del nuevo PP (y de esta dirección de la transición que, en el fondo, es muy cercana a Feijóo) sobre los pactos con Vox. Si ven el caso castellano-leonés como una excepción o como una tendencia dada la fragmentación política actual en España. En el COC reconocen que la relación con los ultras es «un debate vivo» también en toda la familia conservadora europea que tendrán que afrontar con el tiempo.
Lo que indignó a prácticamente todos los sectores de la formación fueron las palabras que Pablo Casado transmitió durante este encuentro a puerta cerrada con Tusk y el resto de dirigentes del partido europeo antes de la cumbre de Versalles para explicar los motivos de su marcha de Génova. En el PP entendieron como «desleal» la actitud de Casado en un momento en el que el partido no puede afrontar ni una sola fisura interna si quiere salir de este proceso verdaderamente reconstruido.
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