Joven valenciano se enfrenta a 48 años de prisión por violar y abusar de su novia de 15 años

Comment

Ultima Hora

Apenas tenía quince años cuando empezó a vivir la violencia de género sin darse cuenta. “Era muy celoso, no me dejaba salir con mis amigos y controlaba los mensajes de Instagram. Si no le gustaban los comentarios, me pegaba”, confesó este lunes la joven sobre la actitud de su ex. novio, diez años. años mayor que ella. Esta situación de dominio total sobre la menor probablemente dio lugar a agresiones sexuales y amenazas de muerte si la veía con otro chico. La víctima relata hasta tres episodios de violación, cuando ya tenía 16 años, dos de ellos ocurridos en Silla y el otro en Valencia.

El imputado por estos graves hechos, juzgado por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Valencia, se enfrenta a una pena de 48 años y nueve meses de prisión por tres delitos de agresión sexual con acceso carnal, malos tratos habituales, violencia contra la mujer y el menor amenazas , según requerimiento del Ministerio Público.

El joven, que ahora tiene 28 años, admite que a veces ‘se le pone la boca caliente’ por el trato que podría estar teniendo con su novia, pero niega haberla golpeado y mucho menos haber tenido relaciones sexuales con ella sin su consentimiento. Su defensa, que pide la absolución a título gratuito, argumenta que la propia menor admitió que rompió la relación por la infidelidad de su cliente y que fue a petición de su madre cuando acudió a denunciar los hechos a la Guardia Civil, testigo que también no testificó en la corte.

Asimismo, la prueba pericial aducida por la defensa pretende probar que el imputado padece un trastorno de tipo psicótico que reduce sus capacidades volitivas y que tomaba una droga que le producía disfunciones sexuales, supuestamente incompatibles con las violaciones denunciadas por la víctima.

“Después de cortarme me dijo que si me veía con otro chico me mataba a mí y a él, que era suyo”, relata la víctima.

Sin embargo, el testimonio de la víctima se ha mantenido inalterable a lo largo del tiempo, es un relato coherente y en ningún momento busca exagerar lo ocurrido, precisando que es solo en estas tres ocasiones que el imputado usó la fuerza para tener relaciones sexuales con ella a pesar de que ella era clara. rechazo. Además, la adolescente explicó que durante los primeros seis meses de relación, que tuvieron entre agosto de 2018 y octubre de 2019, el trato que tuvo hacia ella fue bueno.

Tras este primer semestre en pareja, los celos de su novio se intensificaron, controlando los mensajes que recibía en su móvil y usurpando sus contraseñas de redes sociales para tener un control absoluto sobre sus amigos. “Se ponía celoso de cualquier cosa”, recuerda el adolescente, que relata una discusión que tuvieron en la playa de Orpesa durante unas vacaciones. Al mismo tiempo, el imputado la agarró por los cabellos y le propinó puñetazos en reiteradas ocasiones, requiriendo la intervención del cuñado de la víctima para detener el ataque.

Tanto este testigo como un amigo de la joven, quien también fue testigo de uno de los episodios violentos, en el que amenazaba con tirarlos a ambos tomados de la mano por el balcón si ella se salía, son elementos dispositivos que también corroboran parcialmente el testimonio. de la víctima

La joven contó los hechos de julio de 2020 tras la gota que colmó un vaso ya lleno. Mientras paseaba a su perro, se encontró con su ex quien, para intimidarla, la amenazó de muerte. “Me dijo que si me veía con otro chico me mataba a mí ya él, que yo era suya”, recuerda. El imputado alegó que estaba trabajando en Gandia ese día cuando la joven afirmó que se produjeron las amenazas. En cuanto a por qué no denunció antes hechos más graves, como las tres violaciones que denunció a la Guardia Civil, la víctima lo tuvo claro. Por vergüenza ni siquiera se lo contó a su propia madre, como suele ocurrir en muchos casos, y más siendo una víctima tan joven.

Las tres agresiones sexuales

El primero de estos ataques ocurrió en agosto de 2019 en la casa de los padres de la adolescente cuando sus padres no estaban en casa. La segunda en septiembre del mismo año en Silla, donde su novio tenía una habitación para alquilar. Y cuatro días después en el baño de este mismo domicilio cuando entró mientras la menor se duchaba y presuntamente la obligó sexualmente tapándole la boca para que no gritara.

La fiscalía exige quince años de prisión contra el imputado por cada una de las tres agresiones sexuales, dos años por violencia habitual, un año por violencia contra la mujer y nueve meses adicionales por amenazas. El fiscal valora las agravantes de parentesco, discriminación de género y reincidencia en caso de maltrato, ya que el imputado ya fue condenado en julio de 2018 a 40 días de trabajo en beneficio de la comunidad por otro delito de violencia contra su compañero.

También pide para él una medida de diez años de libertad condicional después de haber cumplido su condena y 24 años de prohibición de acercarse y comunicarse con su víctima. En cuanto a la responsabilidad civil, los cargos reclaman 36.900 euros por las consecuencias y daños morales sufridos por la joven, que desde entonces sufre estrés postraumático.

.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *