Ovación a Carla Simón y su milagrosa ‘Alcarràs’ en las Fiestas de Málaga

Comment

Ultima Hora

Desde que Víctor Erice dejó de hacer cine, un vacío se ha apoderado del cine español. Esa capacidad de captar el tiempo, el devenir de la vida, de pintar las emociones humanas a través de imágenes quedó huérfana. Ahora es Carla Simón quien toma el testigo del maestro para realizar este milagro que es ‘Alcarràs’. La directora volvió a Málaga, donde su «Verano 1993» se convirtió en triunfadora absoluta en 2017, para presentar por primera vez en España la película con la que hizo historia al ganar el Oso de Oro de Berlín.

Tremenda la acogida este sábado en una sesión a las 8:30 de la mañana donde el público contuvo la respiración desde los primeros compases hasta acabar en lágrimas y aplausos al final de una proyección que se convirtió sin duda en una de las más mágicas y privilegiadas. Momentos que tal vez solo suceden una vez en la vida: testimoniar en vivo la constatación de que nos encontramos ante una mirada prodigiosa, lúcida, generosa, capaz de componer la innegable obra maestra que tanto necesitaba nuestro cine.

Carla Simón dijo en la rueda de prensa que siguió que el neorrealismo italiano estaba presente en su imaginación (citó “El árbol de los zuecos”, de los hermanos Taviani) por su capacidad de captar la verdad de forma invisible. Eso es lo que intentó (y consiguió) en ‘Alcarràs’ al articular un dispositivo coral en el que una familia se enfrenta al final de una época, la de su trabajo como agricultores en una tierra que, tras haber sido cultivada durante generaciones, estará destinada para los paneles solares de la casa.

“Quería que la película tuviera un final feliz, pero me di cuenta de que había muy poca esperanza en el negocio de la agricultura tradicional. Se puso un modelo masivo y la tierra no se mantiene con el mismo cuidado y parece que están condenados». que el comercio más antiguo del mundo desaparecerá».

Se mantiene optimista sobre el poder de la familia, el tema que ha formado la columna vertebral de sus dos películas. Para construir la de ‘Alcarràs’, el clan Solà pasó por un complicado proceso de fundición. Quería mantener el acento de la región, que los adultos fueran verdaderos trabajadores de la tierra, porque solo ellos saben moverse por allí, recoger bien un durazno del árbol, con la misma delicadeza con la que filma las escenas de. la película, llena de minuciosos detalles y coreografías grupales donde todo adquiere sentido, donde cada personaje tiene su espacio ya través de sus respectivos ojos vemos los conflictos de cierta manera. El cambio al que se enfrentan los desestabilizará y las tensiones los resquebrajarán de una forma u otra, pero al final estarán juntos desde la comprensión y el respeto de sus emociones individuales.

El mecanismo narrativo es tan complejo como al mismo tiempo profundamente transparente cuando se ve en la pantalla. Su pureza alcanza una destilación máxima, sin imposturas, sin artificios. Todo es esencia en ‘Alcarràs’, un néctar poético que acaricia, estremece, hiere y nos confronta con una realidad que desarma, de lo microscópico a lo infinito, de lo íntimo a lo universal.

.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *