La vulnerabilidad se ceba en mujeres con enfermedad mental y adicciones

Comment

Ultima Hora
  • Como ha ocurrido con el resto de la medicina, la salud mental “ha sufrido y sigue sufriendo sesgos de género”, advierten los expertos.

  • Los pacientes que sufren, simultáneamente oa lo largo de su vida, adicciones y trastornos mentales tienen una doble patología; una enfermedad que en las mujeres genera más violencia de género, pobreza o problemas de acceso a la atención.

  • En el trastorno del juego, aproximadamente uno de cada tres jugadores es mujer, pero los estudios muestran que solo el 10 % busca tratamiento.

La salud mental está atravesada por el género y el sexo. Hombres y mujeres muestran diferencias en prevalencia y sintomatología, factores de riesgo e influencia y su curso clínico. Sin embargo, son pocas las respuestas que tiene la psiquiatría al respecto, aunque “es una línea de investigación”. Así lo explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA la Dra. Marta Torrens, vicepresidenta de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), que trata de un cuadro clínico que supone la existencia, simultánea o secuencial, a lo largo de la vida, de adicciones y otros trastornos mentales. La violencia de género, el estigma y la pobreza son particularmente frecuentes entre las mujeres que padecen esta enfermedad.

Torrens, directora del proceso de adicciones del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar (INAD), en Barcelona, ​​explica a este diario que, como ha ocurrido con el resto de la medicina, «la salud mental se ha resentido, y sigue sufriendo, por sesgo de género”, el trastorno adictivo y otro trastorno mental- fue el eje central de una jornada convocada por la SEPD en Vitoria, organizada por el Dr. Juan Manuel Jiménez, con la Red Araba de Salud Mental (Osakidetza).

Cuando se trata de salud mental, dice el Dr. Torrens, las diferencias de sexo y género «son los hallazgos más intrigantes de la psiquiatría».

En términos generales, cuando se trata de salud mental, dice la Dra. Marta Torrens, las diferencias de sexo y género «son los hallazgos más intrigantes y estables de la psiquiatría». Hay diferencias, enumera, en prevalencia, sintomatología, factores de riesgo y factores influyentes y, también, en el curso clínico. “Sabemos poco sobre las causas de estas diferencias y actualmente es una línea de investigación”, advierte.

No más depresión ni ansiedad.

En las mujeres predominan los informes especializados de trastornos depresivos, de ansiedad, alimentarios o somatomorfos, es decir, aquellos que, teniendo su origen en un determinado tipo de padecimiento psíquico, se expresan fundamentalmente a través de síntomas físicos. Entre los hombres, si hablamos de salud mental, destacan las adicciones, los trastornos del control de impulsos o el trastorno antisocial de la personalidad.

En cuanto a las adicciones, las mujeres son menos policonsumidoras que los hombres.

Si hablamos de adicciones, en el caso de las mujeres hay menos consumo de sustancias ilegales que en los hombres, aunque la Dra. Torrens aclara que en el caso de la población adolescente y joven las diferencias en el consumo de cannabis disminuyen. En el mismo rubro, el de las adicciones, las mujeres, prosigue, exhiben el “efecto telescópico” o, lo que es lo mismo, una progresión acelerada desde el inicio del consumo de sustancias hasta el inicio de la adicción en comparación con los hombres. Además, entre otros aspectos, son menos policonsumidoras que los hombres.

patología dual

Pero las diferencias son más «relevantes» cuando se trata de la doble patología: trastorno mental y adicciones. En Vitoria, los expertos realizaron una mirada específica: una visión antropológica de las adicciones, los estereotipos y el género, pasando por la caracterización de la patología dual desde esta perspectiva, y cómo esta perspectiva puede ayudar a mejorar el diagnóstico y tratamiento de los pacientes con esta enfermedad en psiquiatría de precisión.

Las mujeres con una enfermedad adictiva, en comparación con las que no tienen, tienen más depresión (casi el triple), más trastorno de estrés postraumático (el doble) o el doble de ansiedad.

La vicepresidenta de la Sociedad Española de Patología Dual explica que las mujeres con una enfermedad adictiva, frente a las que no la tienen, tienen más depresión (casi el triple), más trastorno post-estrés traumático (doble) o, también, el doble tanta ansiedad. Además, sus socios son los consumidores y sus familias, que están más desestructurados. La representación que el médico hace de estas mujeres las hace especialmente vulnerables.

Las mujeres que consumen drogas experimentan «problemas médicos más específicos de género», como un mayor riesgo de infertilidad, infecciones vaginales o aborto espontáneo.

Marta Torrens aclara que también padecen «problemas médicos más propios del género». Por ejemplo, un mayor riesgo de infertilidad, infecciones vaginales, abortos repetidos o parto prematuro. Diferencias que también se marcan en los tratamientos. Las mujeres que consumen drogas también tienen más barreras para acceder al tratamiento que los hombres. La existencia de niños puede dificultar en ocasiones su acceso al tratamiento si no existe alternativa para su cuidado mientras la madre acude al centro de convalecencia. En caso de embarazo, esta dificultad se ve aumentada por el temor a perder la custodia cuando nazca el bebé.

Hay estudios que estiman entre un 70 y un 90% de mujeres que tienen una doble patología y que sufren violencia física y sexual. por una pareja

La vulnerabilidad siempre aumenta el riesgo de sufrir violencia de género por parte de la pareja. La Dra. Torrens señala que hay estudios europeos que estiman entre un 70 y un 90% de mujeres que tienen una patología dual y sufren violencia física y sexual por parte de la pareja. Más concretamente, Torrens precisa que el riesgo de ser víctima de violencia de género entre estas mujeres es el doble entre aquellas con trastorno depresivo y el triple entre aquellas que han intentado suicidarse, personalidad límite, han sufrido maltrato infantil o conviven con un pareja consumidora de drogas.

La pobreza y las familias rotas son a menudo parte de las historias de estas mujeres.

Esta realidad es tanto más difícil de vivir cuanto que estas mujeres también están expuestas a una mayor hostilidad por parte de los miembros de su familia que los hombres que padecen una enfermedad adictiva, recuerda la experta. Su contexto social es de profunda vulnerabilidad. La pobreza y las familias rotas son a menudo parte de la historia de estas mujeres que, en muchos casos, se ven obligadas a prostituirse para mantener su consumo de sustancias.

Uso de opioides

¿Cómo abordas la perspectiva de género y el tratamiento de la patología dual en consumos como los opiáceos?. El psiquiatra Juan Manuel Jiménez Lerma, jefe de sección del CSM Salburua, de la Red de Salud Mental de Álava y miembro autonómico de la SEPD, desglosa una serie de factores a tener en cuenta: las mujeres también presentan «más obstáculos para la reinserción» y, por tanto , lo más importante es hacer intervención social con perspectiva de género. “Las mujeres comienzan a consumir para escapar de la realidad mientras que los hombres lo hacen por curiosidad”, dice.

Los hombres, añade, consumen más en el ámbito público “para establecer relaciones sociales y las mujeres consumen más en el ámbito privado para establecer relaciones afectivas”. Además, las mujeres presentan una mayor estigmatización ya que se les imputa el consumo como un abandono de la custodia de los hijos.

trastorno del juego

Si hablamos de género en las adicciones sin sustancias, Natalia Landa González, doctora en psicología por la red de salud mental de Álava (Osakidetza) cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que los estudios de prevalencia indican que aproximadamente uno de cada tres jugadores son Sin embargo, solo el 10% de las mujeres. recibir tratamiento. De hecho, en su centro, explica, el porcentaje de mujeres que acuden a terapia es aún menor.

“Esto sugiere que a las mujeres les resulta más difícil acceder al tratamiento de la adicción al juego. Especulando sobre las razones, se podría decir que es probable que les afecte más la vergüenza, y que tiendan a verla en mayor medida que los hombres, ya que un «vicio» o defecto, más que un trastorno. En este sentido, también puede influir una menor tolerancia social hacia el juego en las mujeres, lo que genera más negación (por parte de los pacientes y familiares)”, añade la psicóloga.

Las mujeres juegan más al bingo y a las máquinas tragamonedas y, por el contrario, es muy raro que hagan apuestas deportivas.

En general, los problemas de juego en las mujeres, especifica la psicóloga, se caracterizan por un inicio más tardío -generalmente comienzan cuando ya son adultas- y un desarrollo más rápido de la adicción». Los especialistas también observan «muchas diferencias» entre ambos sexos. dependiendo del tipo de juego. .

También hay cierto consenso, añade Landa González, en una serie de características, aunque en este caso las propuestas se basan «más en estereotipos y observaciones que en investigaciones serias». En cuanto al motivo del juego, “se acepta generalmente que los hombres juegan más por la búsqueda de emociones y que las mujeres utilizan más el juego como medio para regular estados emocionales negativos y escapar de la realidad”.

Noticias relacionadas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *