“Caso Maristas”: El pedófilo Benítez ingresa en prisión, los demás agresores nunca serán juzgados

Comment

Ultima Hora

Joaquim Benítez, profesor de educación física en el colegio Maristas de Sants-Les Corts de Barcelona, ​​finalmente ingresó en prisión más de 1.200 días después de ser declarado culpable de abusar sexualmente de cuatro alumnos. En abril de 2019 fue condenado a 21 años y 9 meses por el juzgado de Barcelona. Pero los sucesivos recursos que presentó lo mantuvieron en libertad hasta el miércoles. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) indicó que compareció ayer en la prisión de Puig de les Basses de Figueres a las 20.15 horas. Unos días antes había dejado en una residencia a su hermano gemelo, a quien cuidaba.

Se le ordenó ingresar voluntariamente el 24 de noviembre después de que la Corte Suprema confirmó su condena. Con Benítez tras las rejas, el único pedófilo de los maristas que ha sido castigado por la justicia comienza a cumplir su condena. Los demás, protegidos por prescripción, no fueron juzgados.

Cifras de impunidad

A veces los números ayudan a ver las proporciones reales de las cosas y, por tanto, a comprenderlas mejor. Con el Asunto Maristas está pasando todo lo contrario. La investigación periodística de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, del grupo Prensa Ibérica, acabó revelando 51 denuncias policiales contra 18 profesores (12 religiosos, cinco profesores laicos y un monitor de comedor) de los colegios de Sants-Les Corts, La Inmaculada y Anna Ravell (Barcelona), Champagnat (Badalona), Valldemia (Mataró) y Montserrat (Lleida) por hechos ocurridos entre 1962 y 2018. Este periódico también localiza a más víctimas que no presentaron denuncia y que habían estudiado en estos centros y otros en Vic o Gerona. En total, más de un centenar de personas afectadas. Pero ni los casos denunciados ni los publicados han tenido eco en una justicia maniatada por un plazo de prescripción de faltas ya superado y que el propio caso Maristas ayudó a reformular.

Sobre esta injusticia de fondo, el único profesor marista al que las víctimas podrían perseguir legalmente es Joaquim Benítez. Pero, más que un alivio para las víctimas que no han sido consoladas por la justicia, el caso Benítez se ha convertido en un oscuro broche. Convendría echar la vista atrás para recordar por qué. Con este maestro laico, el escándalo de la pederastia encubierta empezó a desenterrar en febrero de 2016 en los colegios religiosos habilitados por la Generalitat. Ocurrió cuando Manuel Barbero, padre de una víctima de Benítez, abrió una cuenta de correo electrónico para que antiguos alumnos del centro de Sants-Les Corts le ayudaran a recoger nuevos testimonios que sustentaran la denuncia que había presentado su hijo. Era sólo el principio.

De la veintena de personas que acudieron a las comisarías de los Mossos d’Esquadra a ajustar cuentas con su exprofesor de educación física, el mismo que las encerró en un despacho sin ventanas y abusó sexualmente de ellas haciéndoles creer que les ayudaba a curar las heridas Por falsos conocimientos en fisioterapia, solo cuatro procesos, incluido el del hijo de Barbero, pasaron el filtro de la prescripción. Le bastaron para juzgar a Benítez, quien en abril de 2019 fue condenado a 21 años y 9 meses de prisión por abuso sexual.

Confesión frente a este diario

Benítez admitió haber abusado de alumnos del colegio de Sants-Les Corts ante los tribunales, pero ya lo había hecho en dos entrevistas con este diario. Durante el juicio, también dijo que actuó con impunidad porque se sentía «protegido» por los Maristas, la institución a cargo de la escuela. Una afirmación ignorada por la justicia, que no quiso interesarse por el encubrimiento de tales delitos por la orden, refugiándose allí de nuevo tras la prescripción. Benítez era el único al que le habían facturado por décadas platos rotos entre ellos.

La condena que recayó sobre Benítez fue por cuatro delitos de abuso sexual. En el caso más grave, el exprofesor le practicó una felación al alumno, a quien también pidió que lo penetrara. En los otros tres casos, el acusado practicó sexo oral a un niño y tocó a otros dos. Se ha demostrado que siempre usa el mismo patrón: con el pretexto de atender una lesión o enfermedad, convencía a los estudiantes de que fueran a su oficina, los hacía acostarse en la camilla y abusaba de ellos.

castigo severo

Benítez fue severamente condenado: 21 años y 9 meses de prisión. Este diario no tiene constancia de sentencias más duras contra docentes en España por abusos sexuales. No fue la sanción lo que convirtió la querella contra este profesor en un desastroso desenlace para el Asunto Maristas. El problema es que un pedófilo denunciado por más de 20 estudiantes y que puede haber abusado de un número desconocido pero mucho mayor de víctimas no ha cumplido un solo día en prisión preventiva a pesar de que confesó tales delitos. Et que, après avoir été condamné par le tribunal de Barcelone, il est resté libre tandis que les appels successifs que Benítez a déposés ont été résolus jusqu’à atteindre celui résolu maintenant par la Cour suprême, qui ce mercredi a finalement ratifié la condamnation pour Profesor.

La fiscalía y la acusación particular consideraron que Benítez debía esperar tras las rejas mientras se tramitaban estos recursos porque en realidad acordaron parte de la sentencia, pero no toda. Si le prisonnier lui-même, affirmaient-ils dans leurs textes, croyait qu’il devait purger une peine de prison – cela a également été déclaré publiquement par Benítez lui-même – il n’y avait aucune raison pour qu’il continue dans la calle. Pero la corte de Barcelona no estuvo de acuerdo.

Un pedófilo denunciado y confeso permaneció prófugo más de 2.400 días después de las denuncias y confesiones. Y un pedófilo denunciado, confeso y condenado permaneció en libertad más de 1.200 días después de la condena. Cifras que no ayudan a entender el caso marista. O tal vez sí.

.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *