Héctor Castro, el pingüino ganador de la primera Copa del Mundo (1930)

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Hijo de padres gallegos y nacido en Montevideo en 1904, Héctor Castro comenzó a trabajar desde niño, a los 10 años. Cuando tenía 13 años, tuvo la desgracia de que una sierra eléctrica le cercenó parte del brazo derecho, unos centímetros por debajo del codo.

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Este accidente no le impedirá proclamarse campeón del mundo de fútbol.

Castro era un delantero habilidoso, con olfato goleador y luchador muy agresivo. A pesar de perder un brazo, no rehuyó luchar con los defensores rivales. A los 17 ya jugaba en el Atlético Lito ya los 20 fichó por uno de los grandes clubes de su país, el Nacional.

Fue convocado por su selección para participar en la Copa América de 1926 y los Juegos Olímpicos de 1928, en los que ganaría la medalla de oro.

Sin embargo, lo mejor estaba por llegar: formó parte de la selección uruguaya para disputar el primer Mundial, que se disputaría en su país en 1930.

El primer goleador de Uruguay en un Mundial

Solo le tomó unos minutos a Castro entrar de lleno en la historia del fútbol uruguayo: el 18 de julio de 1930, Uruguay jugaba su primer partido mundialista.

Venció 1-0 a Perú, con gol de Castro, convirtiéndose en el primer goleador uruguayo en el gran torneo de la selección y el primer jugador en marcar un gol en el Estadio Centenario.

Castro también marcará en la final de este Mundial, que Uruguay ganó 4-2 a Argentina. Marcó el último gol del partido, el que condenó la final, una final no exenta de polémica porque los argentinos acusaron a sus vecinos uruguayos de haberse desgastado muchísimo.

«El portero visitante, Juan Botasso, aseguró a la revista ‘La Cancha’ que le habían pegado sin consideración alguna, desde el inicio del partido», relata Luciano Wernicke en su libro ‘Historias insólitas de los mundiales de fútbol’ ( Altamarea, 2022).

Botasso dijo que los peores golpes que recibió se los dio el delantero Héctor Castro, uno en los riñones y otro en el muslo, que lo dejó con un castro ‘paralítico’ […] había clavado su muñón en la humanidad del guardián”.

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