Mientras se afianza la huelga convocada por los médicos generales en Madrid, el debate político liderado por Isabel Díaz Ayuso en Madrid eleva los niveles de ira política. De sugerir hace tres semanas, cuando ya había comenzado la huelga de emergencia extrahospitalaria, que la manifestación que precedió al inicio de la huelga y la propia protesta obrera eran un «boicot» político, el dirigente madrileño llamó a presidir una matón del gobierno hace apenas tres días. Ayer, en el acto de homenaje a la Constitución organizado por la Comunidad de Madrid, para distinguir a los españoles entre «fieles» y «desleales».
En la oposición pocas dudas tienen de que detrás de las intervenciones en asuntos nacionales, en las que Pedro Sánchez y todos sus socios se convierten en el blanco de todos sus dardos, hay un intento del presidente de eludir la responsabilidad de su dirección, y más concretamente , volvió a fracasar el conflicto con los sanitarios que estalló ayer tras la última reunión entre el Ministerio de Sanidad y el sindicato Amyts.
estrategia política
“Cuanto mayor es la indignación, mayor la estupidez que quiere ocultar”, dice Mónica García, portavoz de Más Madrid en la Asamblea de Madrid. “Después de decir que vamos rumbo a una dictadura, ayer nos habló de los buenos y los malos españoles. Cuando el nivel esperpéntico del valle es tan alto, es difícil saber dónde está el pico”, testimonia el candidato de Más Madrid sobre las críticas de Ayuso al Gobierno central y su visión de España. La estrategia, en cualquier caso, apunta que «está más que claro que es un clásico de Ayuso y del PP. Habla de la dictadura cuando la salud y la opinión pública están en el peor momento» para la Comunidad, «es matemática». hablar de otra cosa cuando están mal dados».
Juan Lobato, secretario general de los socialistas, también fue claro tras escuchar el discurso de Ayuso en el Acto Constitucional que Ayuso se estaba distrayendo de temas que creía que le debían preocupar. Son objectif, a-t-il dit, «est de se contracter en permanence» et de «confronter les gens au lieu de se concentrer sur leur travail», qui entre autres, a-t-il souligné, est «de faire fonctionner la salud».
En línea con el argumento de García, el candidato socialista también destaca que la confrontación es parte de su estrategia política cada vez que surge algún problema, ya sea por su gestión o por los poderes internos de su propio partido, y se incrementa. : «Hay más enfrentamiento que hace dos meses». Y al respecto, Lobato agrega que el nivel de confrontación de hoy con el Gobierno nacional es «el mismo de siempre cuando tenía problemas» o «el mismo que entró (Pablo) Casado cuando su hermano», en referencia a la riña entre ambos. dirigentes por los contratos que la Comunidad de Madrid concedió al hermano de Ayuso y que acabaron con la carrera política del exdirigente nacional del PP.
pequeño perfil bajo
Tras la manifestación en defensa de la salud pública en Madrid, el presidente ignoró en un discurso en el Club Siglo XXI que entre 200.000 y 600.000 personas, según fuentes, salieron a la calle para protestar y exigir mejoras tanto para el servicio como para el profesionales de la salud. Pero lo que hizo fue comparar la protesta con los disturbios que se produjeron en Cataluña y atribuir a cuestiones políticas el caos producido en los primeros días de la huelga por las urgencias extrahospitalarias. Entonces empezó a hablar de un «boicot», pero a los sanitarios no les gustó oír eso y enseguida intentaron distinguir entre las «demandas de trabajo justo» de los médicos y lo que él entendía como un boicot de la izquierda, a la que acusó de incitar confrontación con los profesionales de la salud.
Como durante aquel desayuno posterior a la manifestación del 13 de noviembre se habló del deseo de Sánchez de crear una república federal laica o del imperialismo catalán, Ayuso pasó unos días en un perfil bajo, los posteriores al inicio de la huelga, a la espera de que se solucionara el conflicto laboral. resuelta, pero como no se avanzó, no desaprovechó la oportunidad de volver a entrar de lleno en el debate nacional cuando surgió la polémica sobre las consecuencias de la ley del único sí es sí o el proceso de derogación del delito de sedición o la ley fiscal de los ricos.
En sus círculos entienden que el Presidente de la Comunidad, como representante del Estado, tiene el derecho y hasta el deber de decidir sobre los asuntos nacionales, como ella misma dijo en rueda de prensa hace unos días cuando cuestionó que la El gobierno estaba cometiendo «una violación del estado de derecho» al aprobar esta semana la modificación del delito de sedición o calificar de tirano al presidente. No es que desvíe la atención de su gestión sino que «hay días clave» en los que tiene algo que decir en asuntos de interés nacional, vienen a decirle a Sol.
Lobato lo ve diferente. Siempre está agregando «más combustible al fuego». La tensión no la podemos saldar con más tensión”, criticaba ayer el dirigente socialista tras la dialéctica pelea entre Ayuso y la delegada del Gobierno, Mercedes González, en la Puerta del Sol. Y se lanzaba a la autocrítica empresa: “Si la gente se pone nerviosa, se enfada, se enfada y chocan, es culpa y responsabilidad de los políticos”, para luego asegurar que ha seguido adelante: “Conmigo no cuentan conmigo para entrar en una deriva de insultos y ataques. ”.
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