Dinorah Figuera es médica y Presidenta de la Asamblea Nacional (AN/Parlamento) de Venezuela. Al menos la que 64 países consideran legítima, porque es el último compuesto antes de una elección ganada por el mismísimo oficialista Nicolás Maduro, pero que no es considerada libre por los observadores internacionales.
En 2018, Dinorah tuvo que refugiarse en la Embajada de Francia y logró cruzar a pie la frontera con Colombia. Posteriormente viajó a Valencia y desde entonces trabaja como empleada doméstica cuidando a una anciana. Mientras la cuida, se «escapa» para conceder una entrevista a Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica. Este lunes, el gobierno de Nicolás Maduro la puso en busca y captura, aunque asegura que “no tengo miedo de que me pase nada aquí en Valencia”, dice que teme por su familia que permanece en Venezuela.
Maduro emite orden de captura contra líder opositor exiliado en Valencia
“Estos delincuentes (…), Dinorah Figuera, Marianela Fernández y Auristela Vásquez (vicepresidentas de la Asamblea); que ahora pretenden autoproclamarse como directiva ad hoc de una Asamblea Nacional, cuyo mandato ha terminado, (la) procesamos y solicitamos las respectivas órdenes de aprehensión”, dijo este lunes el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, en un comunicado a los medios.
Figuera dice ser una orgullosa integrante de la diáspora venezolana, la que no puede validar sus títulos y trabajar en sus estudios, como le sucede a ella, o la que vive en departamentos compartidos con varias familias, como ella. “Somos 7 millones de venezolanos fuera del país y todavía estamos aprendiendo a ser migrantes, pero poco a poco nos vamos juntando, sobre todo las mujeres, para reclamar nuestros derechos y oponernos desde afuera”, explica.
Aunque actualmente es la presidenta reconocida de la Asamblea, dice que no quiere seguir asumiendo la presidencia de esta manera: “lo que buscamos es que en Venezuela se realicen elecciones libres, y cuando el pueblo elija con garantías, entonces sí, formar un parlamento legítimo”, proclama. Como ella, ocho diputados de la Asamblea siguen exiliados en España, entre ellos las dos vicepresidentas Marianela Fernández y Auristela Vásquez.
Represión de disidentes
«Ellos lo mataron.» Eso es lo que dice el mensaje de Whatsapp del celular de Dinorah para el fiscal jefe de Venezuela en ese momento, cuando la política supo que su pareja Fernando Albán, entonces asesor de Caracas, había sido arrojado al limbo durante un tiempo en el undécimo piso.
“Le avisamos, pedimos ayuda meses antes porque el oficialismo nos estaba amenazando pero no hicieron nada”, explica. Cuando los tanques comenzaron a apostarse todos los días frente a la puerta de su casa, él también decidió que tenía que irse para salvar su vida.
“A mi compañero lo asesinaron. Era concejal en Caracas, pero la policía lo secuestró y acabó con su vida. Desde entonces han saltado las alarmas incluso desde el mismo oficialismo que decía que me buscaba y que había una archivo», recuerda..
Figuera tiene una larga trayectoria política, ha sido subsecretaria municipal, concejala de Caracas, regidora en esa ciudad y dos veces diputada. Dice que por pertenecer a “el último órgano institucional legítimamente constituido por elecciones, por eso nos reconocen más de 65 países”. Pero este no es el primer problema que tiene con el régimen, ya que asegura que “como diputados fuimos violados y golpeados por haber pensado diferente”.
Figuera reclama parte de “esa migración que salió a hacer frente a la situación de su familia y otros por la persecución y criminalización de la dictadura de Nicolás Maduro”. Desde el exilio también reconoce que la oposición política venezolana “es muy vaga” y que “hay que generar un plan político de unidad apoyando todas las acciones del diálogo en México”.
El objetivo de Figuera es uno: “lo que quiere la comunidad internacional, que por fin se realicen elecciones libres y transparentes en Venezuela”. También pretende “dar visibilidad a la migración venezolana, que muchos piensan en cómo sobrevivir en otro país antes de saber cómo ayudar a Venezuela, pero hay que sensibilizar a través de asociaciones y organizaciones”.
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