El club con dinero ilimitado en Qatar, el de los futbolistas bañados en millones, el del tridente soñado formado por Messi, Mbappé y Neymar… El de la frase «hay que ganar la Champions pase lo que pase» y termina en fracaso año tras año. En París, no solo aprendemos: el éxito no se logra reuniendo a un montón de estrellas en un vestuario. Estos son los Harlem Globetrotters, estupendos para dar exhibiciones, pero no para ganar campeonatos. Es la naturaleza humana. Pensar que estos futbolistas, idolatrados allá donde van, colgarán sus egos en la puerta del vestuario y antepondrán al equipo a sus intereses es una quimera. Y se demuestra proyecto tras proyecto. El sábado, tras otra derrota, el vestuario del PSG explotó, con Neymar a la cabeza frente a Luis Campos, máximo responsable deportivo del club. Un polvorín por derecho propio. Huele a podrido. ¿Y ahora qué? ¿Qué pinta un entrenador en este vestuario? ¿Puede dejar a Neymar en el banquillo si ve que entrena mal o está conflictuado? ¿Quién discute con Mbappé cuando el dueño del PSG le dio las llaves del club para que no se fuera? ¿Alguien se atreverá a enfadar a Messi mientras le suplicas que renueve? La respuesta a todas las preguntas la conocemos muy bien. Si gana el PSG, el éxito es de los futbolistas y si pierde, el culpable es el entrenador. El día que Pochettino habla…
Habrá que estar muy atentos al futuro de los tres si se escapa la Champions. Neymar, ahora de regreso, puede ser el primero en irse. Su talento es innegable, pero los mejores años de su carrera ya pasaron y no era la superestrella que esperábamos. Mbappé es otra canción. Erigida como estandarte de la República Francesa, parece atrapada en una jaula de oro. «Este Mbappé no es mi Mbappé», confesó Florentino Pérez en ‘El Chiringuito’ tras el susto del francés. Me imagino que a estas alturas y viendo que se acerca otro fracaso, te arrepentirás más que nunca. Veremos qué pasa en el futuro… ¿Y Messi? Todavía no ha renovado, pese a la insistencia de Qatar, lo que deja un vacío abierto al sueño que tenemos todos los culés: volver a verle como azulgrana. Desafortunadamente, con Laporta es imposible que eso suceda.
SILBIDOS Y APLAUSO
El Real Madrid suma y sigue. Jugando la final internacional, ganando la final. Así ha sido desde los tiempos de la Quinta del Buitre, y ya ha llovido. Esto solo se explica por el gen ganador de un club que nunca se asienta. La petición tiene recompensa.
Valencia necesita un especialista. Tres partidos y tres derrotas con Voro, otrora salvador, ahora hundido con el resto del equipo. Urge fichar a un entrenador experimentado para no ir cuesta abajo, obtener actuaciones inmediatas y evitar la catástrofe del descenso.
Firmas que por fin funcionan. Monchi fracasó con fuerza en el verano, lo reconoció y actuó en el mercado de invierno. Bryan Gil y Pape Gueye, dos de las incorporaciones, trabajan en el Sevilla. Los descendientes se alejan, pero la paz social, no. ¿Volverá Del Nido?
La importancia de un gran portero. Con diez jugadores y ante un Celta ambicioso, Oblak acompañó al Atleti en los peores momentos de Balaídos. El esloveno es, sin duda, uno de los grandes de la historia de la Rojiblanca.
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