«No es un grupo de amigos». Mariano Rajoy tenía claro lo que quería transmitir este jueves con el candidato popular a la alcaldía de Madrid, José Luis Martínez Almeida. Es el 4 de mayo, una fecha que el PP prendió fuego por lo que significó en Madrid por muchas cosas que vinieron después, pero pese al éxito electoral de esa noche, ese día-ahí no pudieron quitarse la espina clavada en 2019 y Rajoy dirigió sus mensajes a esta herida. El PP es un partido con «40 años de historia» que está por encima del resto de formaciones que han aparecido en los últimos años, llegó a decir en referencia a Ciudadanos y Vox, que aún hoy condicionan los gobiernos populares de Madrid y que amenazan con siguen siendo necesarios tras el 28M: «No tenemos vocación de acompañar a nadie y menos de ser los bisagristas de nadie».
Lejos del lenguaje más institucional que mantuvo como presidente del Gobierno hace seis años, Rajoy no dudó en el mitin en recordar a la gente que hinche el pecho y codacee a los dos partidos que, por la derecha, han amenazado la hegemonía de el PP « Ce parti (le PP) n’est pas une invention de maintenant, il existe depuis que la démocratie est née en 1977 », commença-t-il plus tard à asséner un coup : « Sa vie ne dure pas un quart d’ hora. El PP es una fuerza política con fuerza, historia, vocación y experiencia de gobierno”.
Partidos que «desaparecen»
El tono «tarde» de Almeida, los actos en terrazas y bares donde podía reunirse con los ciudadanos que montó su equipo de campaña, tenían un matiz informal e incluso humorístico. El expresidente usó una de sus frases más sonadas de la hemeroteca y no dudó en parafrasearla hoy, muy acertada, para risa tanto del propio candidato como de los asistentes: «Somos los vecinos que votamos por el alcalde». Y él, como vecino, dejó claro ante la duda que votaría por el actual alcalde: «Madrid es una ciudad de moda y el alcalde de Madrid debe haber tenido algo que ver». Novedades tampoco faltan en su repertorio: “Cuando se gobierna no hay nada serio sino ser serio. Almeida no pudo evitar reírse a su vez: “Escribe bien esta frase, porque con esto ya puedes viajar en el mundo de la política”.
Pero hablando de esos partidos que se comieron el suelo del PP tras los años de Gobierno de Rajoy, el expresidente hizo un gesto serio. No era broma para él. “Otros que aparecían daban la impresión de haber descubierto el Mediterráneo y desaparecían. Y hay algunos que aún no han desaparecido pero cuando festejamos el año, qué evento tan bonito (…) bueno, tal vez también se hayan sumado a la lista”.
Se vio a Rajoy con ganas de cabrear a Vox y Ciudadanos, para regocijo de Almeida e Ignacio Dancausa, el presidente de Nuevas Generaciones del PP en Madrid que moderó la conversación entre los tres y admitió en un momento del acto que se había sumado el partido tras la moción de censura en 2018 tras una cuidadosa consideración porque en ese momento, precisamente, destacaban opciones como Ciudadanos y Vox por la derecha.
partido con la historia
En el alegato en defensa del PP, el expresidente puso las siglas por encima del candidato, no de Almeida en particular sino de todos en general. Era costumbre en muchas campañas de base que los candidatos ocultaran sus siglas o las hicieran menos visibles dependiendo del territorio, la marca personal de cada candidato y la situación del partido en cada momento, lo que ocurría incluso cuando era presidente del partido. Pero para esta campaña, Rajoy quiere algo más: “(Almeida) es un alcalde brillante, pero también tiene una gran ventaja: que tiene un acrónimo, PP, y un partido detrás. Es una organización con muchos militantes en todos los municipios de España. Las siglas PP son un aval para todos los candidatos que se presentan en España”. “No estamos aquí por cinco minutos, pero tenemos vocación de gobierno”.
«Desova» en Moncloa
Ante un centenar de jóvenes del PP sentados en la terraza escuchando sin apenas saborear la cerveza durante el acto, Rajoy también aprovechó para vengarse de otra espina, que se le quedó clavada durante todo el partido pero que él sintió especialmente. El germen del «gobierno de Franquestein» es el que le expulsó de Moncloa en 2018 en la moción de censura y le dedicó muchas críticas. Un gobierno, dijo, que se dedica a hacer «leyes ridículas» como la Ley de Bienestar Animal, la «ley trans devlos» y el único sí es sí. Un «monstruo», en referencia al Gobierno, cuyas «consecuencias» son «decisiones contrarias al sentir de la gran mayoría de los españoles» que han incluido el traslado de prisiones al País Vasco, la revisión de sentencias para promover la independencia de el movimiento Cataluña o la revisión de la historia, «volviendo a sacar de paseo a Franco, Primo de Rivera y Queipo de Llano».
La peor consecuencia de las políticas del actual Gobierno, en cualquier caso, es, según Rajoy, la «polarización» y la «división». Echó la culpa a terceros, pero también dejó claro que su partido tiene una «responsabilidad» para que no se extienda más: «El PP debe ir en la buena dirección, la moderación, el equilibrio y la razón».
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