Los tres Jefes de Estado Mayor de la Armada, Tierra y Aire acordaron este miércoles solicitar públicamente un reglamento que permita la contractualización a largo plazo o, lo que es lo mismo, una ley de financiación de la defensa, para poder hacer frente a las adquisiciones que los ejércitos necesidad, y para el rearme de España para lo que el Gobierno, a petición de la OTAN, ha decidido incrementar las inversiones militares.
Tanto el Jefe del Estado Mayor General del Ejército (JEME), Amador Enseñat, como el Almirante Jefe del Estado Mayor General de la Armada (AJEMA), Antonio Piñeiro, así como el Jefe del Estado Mayor General del Ejército del Aire y del Espacio ( JEMA). , Javier Salto, apoyó esta petición, apoyada también durante mucho tiempo por sus respectivos antecesores. Ahora que hay vacas gordas en las cuentas de Defensa, se trata de poder contratar para que la industria proveedora acepte el pedido y se acerque a planes plurianuales. Todos los grandes proyectos militares implican años de duración, plazos que no son fácilmente contemplados por la legislación vigente.
“La legislación contractual dificulta la adquisición plurianual”, dijo a su vez el General de Ejército Enseñat durante una mesa redonda organizada por la Feria Internacional de la Defensa, FEINDEF, en la que fue la primera vez que los tres miembros de la cúpula castrense se presentaron juntos. La mesa trató sobre las expectativas de los tres ejércitos respecto al “nuevo ciclo de inversión en defensa”.
Aterrizar
El JEME describió tres objetivos de inversión del Ejército para reparar el daño sufrido por los recortes presupuestarios que arrastran los Ejércitos desde la crisis de la burbuja financiera: la sostenibilidad, o «que lo que tenemos funcione bien y sea eficaz»; reponer niveles de munición y repuestos de las armerías, así como «adquirir capacidades que habíamos perdido [con los recortes]como lanzacohetes”; y recuperar personal en cantidad y calidad.
Enseñat detalló estos objetivos, en alusión a los programas clave del Ejército. Entre ellos, la base logística de Córdoba, con la que sus fuerzas buscarán la «logística 4.0», o que toda la red de abastecimiento militar «pase de reactiva a predictiva».
JEME también describió planes para «llevar la transformación digital al campo de batalla» para «lograr la superioridad sobre el enemigo» en ese campo. Estas intenciones pasan por la transposición del modelo que se está probando en la Fuerza Experimental 2035 a toda la fuerza del Ejército. Y eso implica importantes programas de armamento y materiales. Enseñat citó el vehículo de combate 8×8 Dragon, el nuevo misil antitanque Spike LR2, la modernización del helicóptero de ataque Tiger, el vehículo Zapador Castor y la necesidad de modernizar sistemas vitales de defensa aérea, como el Patriot o los Nasams.
Entre las necesidades que enumeró, el General de Ejército Enseñat destacó la importancia de contar con “sistemas lanzacohetes de alta movilidad”, nuevos suministros de artillería autopropulsada y munición de precisión y vagancia. Respecto a esto último, se refirió a una conversación con su homólogo en el ejército ucraniano: “Si nos dan más munición de precisión, no tendrán que darnos tanto de lo otro”, dijo el ucraniano.
Antes de pedir una legislación contractual más flexible, Enseñat apuntó a los problemas de demanda acumulada que vive la industria de defensa: “Antes teníamos muchas cosas que comprar y ningún crédito para comprarlas; ahora es al revés: lo que queremos no está en los almacenes».
Mar
El almirante Antonio Piñeiro, por su parte, ha subrayado que “es palpable el esfuerzo del Gobierno en incrementar con fuerza el presupuesto de Defensa, y es cierto que esta inversión permite recuperar capacidades perdidas o gravemente degradadas”. La armada es, de hecho, la rama de las fuerzas armadas que más sufrió la falta de recursos durante la crisis de la burbuja.
Pero se ha perdido demasiado tiempo en términos de innovación, según AJEMA: “Ya no alcanza con recuperar. Las cosas que rescatamos pueden volverse obsoletas antes de que entren en servicio. Es necesario recuperar capacidades, y al mismo tiempo modernizarse y evolucionar. «.
El jefe de la Marina pidió «integrar los desafíos tecnológicos emergentes» y las lecciones de la guerra en Ucrania al «aprender lo que está sucediendo y aplicarlo a nuestras capacidades».
Para ello, los requerimientos de las Fuerzas Armadas deben corresponder a planes industriales sostenidos, dijo Piñeiro, en referencia a la capacidad de contratación, lo que supondría redimensionar proveedores de defensa en España y Europa.
Aire
El teniente general Javier Salto dio a esta herramienta legislativa un nombre preciso: una «ley de financiación de la defensa» que asegura una «estabilidad financiera plurianual». Pero también introduce otra variable para esta etapa de inversión en Defensa: el tiempo.
Los grandes proyectos militares toman tiempo. “La Fuerza Aérea y Espacial necesita tiempo. No basta con poner dinero, hay que ponerlo por adelantado”, subrayó. Algunas infraestructuras de la Fuerza Aérea «tardan entre 3 y 8 o 10 años» en materializarse. Los nuevos aviones de patrulla marítima que sustituyen a los obsoletos P3 que usa España «tardan 50 meses en llegar», ha puesto como ejemplo Salto, en alusión a los ritmos de un área industrial, la aeroespacial, que en España representa el 80% de la industria de defensa. .
Otro ejemplo: los 25 nuevos Eurofighter con los que su ejército prevé sustituir a los cazas F18 desplegados en la península pueden no llegar antes de la próxima década.
Entre las necesidades que Salto espera cubrir con las nuevas inyecciones de dinero decididas por el Gobierno, JEMA apuntó al mantenimiento de infraestructuras: “Pistas, hangares, ayudas a la navegación, sistemas de simulación más avanzados…”, enumera- ella.
También habló de la necesidad de «recuperar las capacidades perdidas», pero se refirió sobre todo a la plantilla. Salto quiere recuperar los 5.000 soldados que la Fuerza Aérea ha perdido desde 2008. El líder de un ejército que hoy ya no puede producir más de 50 pilotos al año, y que carece de gente hasta para seguir las nuevas inversiones, dijo: «Nuestra gente son nuestro recurso más valioso».
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