Comprar voto postal Melilla Mojácar

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Hubo un tiempo en España en que votaban hasta los muertos. Se compraban y vendían papeletas, los políticos «colocaban» las suyas, asegurando sus puestos de trabajo de formas que poco o nada tenían que ver con la democracia, y hasta los muertos llenaban el censo. Más de un siglo después, términos como «caciquismo» o «pucherazo», propios de la época, siguen resonando en todos los procesos electorales, pero más allá de anécdotas puntuales y discursos conspiradores, su impacto siempre ha sido relativo. Hasta ahora.

A pocos días de las elecciones municipales y autonómicas, los presuntos casos de fraude electoral en Melilla y Mojácar dieron un giro inesperado a la campaña: lo que empezó como un escándalo puntual y nada nuevo —en la ciudad autónoma ya hay condenas por manipulación del voto por correo – amenaza con socavar la credibilidad del propio sistema democrático.

Dos de los siete detenidos en Almería por compra de votos aparecen en las listas del PSOE

Las sospechas comenzaron en Melilla tras varias agresiones a empleados de correos por sustraer papeletas de voto por correo y un aumento desmesurado de solicitudes de voto por esta vía. Para los melillenses, sin embargo, la noticia no parecía tan sorprendente. En 2008, el presidente de Coalición por Melilla y el líder del PSOE de la ciudad fueron condenados por compra de votos. En 1989 hubo que repetir las elecciones generales por fraude. Un melillense lo resume con ironía: “Aquí los votos valen lo que los caciques están dispuestos a pagar. El escándalo escaló hasta alcanzar connotaciones nacionales: la Policía Nacional abrió una investigación por posible amaño que se saldó con diez detenidos, entre ellos un asesor del Gobierno autonómico y el número tres de la lista de la Coalición por Melilla, que ya han sido puestos en libertad.

Ahora se ha sumado una nueva operación policial, todavía abierta, contra la compra de votos en el municipio de Almería de Mojácar por un presunto delito de fraude electoral. La Guardia Civil detuvo a siete personas; dos de ellos estaban en las listas del PSOE.

Melilla, pendiente tras el golpe policial de 9.000 votos postales ocultos que no se han formalizado

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Los fracasos del voto por correo

La ley electoral obliga a los electores a presentar su DNI hasta dos veces a lo largo del proceso de votación por correo: primero, cuando lo solicitan —ya sea llenando el formulario en un colegio electoral, o haciéndolo en línea— y luego cuando el cartero entrega la documentación a tu puerta Pero el sistema deja un resquicio para el fraude: puedes dejar tu voto en un buzón o entregarlo en Correos sin necesidad de identificarte. Por ello, el Tribunal Supremo dictaminó en 2021 que el sistema era «fácilmente manipulable».

La decisión extraordinaria del Consejo Electoral pocos días después de que se descubrieran los primeros casos de presunto fraude en Melilla iba encaminada precisamente a obligar a la presentación del documento de identidad a la hora de entregar las papeletas, pero solo para los electores de la ciudad autónoma. Algunas de las propuestas que se escuchan en la cotidianidad política apuntan en esa dirección, pero también hay quienes advierten que podría suponer entorpecer el ejercicio de un derecho fundamental.

«Tolerancia cero»… y electoralismo

Las campañas electorales son impredecibles, pero los casos de presunto fraude electoral han obligado a los partidos a reaccionar casi a tiempo. Y en plena batalla electoral, tampoco pierden la oportunidad de aprovechar los últimos escándalos. El PP y el PSOE intentan recordar que el sistema funciona, mientras que Vox se ha centrado en Marruecos -«parece estar detrás de este fraude electoral», dice- y ha lanzado una iniciativa en el Congreso para «garantizar la ausencia de cualquier injerencia en el desarrollo de los procesos electorales en España.

El PSOE subraya que «estas prácticas deben tener tolerancia cero», pero rechaza la necesidad de modificar la legislación sobre el voto por correo porque -asegura la dirección socialista- «el fin de la mafia de compra de votos en Melilla tiene nombre y nombres: la delegada del Gobierno, Sabrina Moh”, también miembro del partido. Ella es, señalan, quien “trabajó durante meses para acabar con esto, mientras el resto de partidos hacía la vista gorda” que se ha conseguido”. demuestra que existen las herramientas necesarias en la legislación y en las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para actuar con fuerza. Y defiende que lo mismo ocurrió en Mojácar, «con una trama mucho menor». Las autoridades también actuaron, y además la El PSOE «tomó medidas inmediatas», informa Marisol Hernández.

El PP también evita hablar de cambios legales, aunque se muestra partidario de mejorar las «garantías» del voto postal y en el extranjero tras los últimos escándalos. El equipo jurídico popular analiza determinadas hipótesis, en concreto la que tiene que ver con votar en Correos sin volver a presentar el DNI. «No puede pasar», insisten en Génova, pero ahora hay que centrarse «en la política», informa Paloma Esteban.

En las próximas 24 horas, el PP prevé endurecer su retórica contra el PSOE, especialmente en el caso de Mojácar. En Génova piensan que el escándalo «puede tener variables en otros territorios» y están a la expectativa en este sentido. «Ahora toca saber cuál es su implicación en el PSOE. Después veremos reformas, pero no nos vamos a oponer a un sistema más garantizado», establecen.

Del otro lado está Vox, que ya ha presentado cambios legales que incluyen incluso la reforma del Código Penal. El partido de extrema derecha también aprovecha para atacar al Gobierno por sus «sucesivas concesiones en Marruecos».

El contexto de 1989

No es la primera vez que se cuestiona la validez de un proceso electoral, y los precedentes de Melilla son un buen ejemplo. Pero si hay un precedente llamativo fueron las elecciones legislativas de 1989. La administración electoral presentaba ciertas carencias, especialmente en lo que se refiere a los censos, lo que hizo que, al día siguiente de las elecciones, las denuncias de irregularidades se extendieran por varias regiones de España. . . Ha habido denuncias en Murcia, Pontevedra y, por supuesto, Melilla. Los Tribunales Superiores de Murcia, Galicia y Andalucía han ordenado la repetición de las elecciones por «vehementes indicios» de errores en el recuento de votos.

Cuando el caso llegó al Tribunal Constitucional, anuló las decisiones de dos de los tres órganos y solo anuló la votación en Melilla, donde tocaba volver a las urnas. El Tribunal Constitucional argumentó entonces que si las irregularidades detectadas afectaban al reparto de escaños, había que repetir las elecciones. Este caso de repetición electoral por irregularidades ya no podía ser el último: la decisión del Consejo Electoral de validar los 761 votos ya emitidos por correo en Melilla sin el DNI ya ha sido recurrida.

De la anécdota a la credibilidad del sistema

Lo ocurrido en 1989 estuvo relacionado con irregularidades más que con un delito de fraude electoral. Pero cualquier pregunta que implique cuestionar el sistema sirve para hacer ruido. Entre las campañas de desinformación habituales en torno a cualquier proceso político, son especialmente peligrosas aquellas que intentan introducir el virus de la duda y debilitar la legitimidad del propio sistema. Y el voto por correo se suele hacer en el centro.

Durante las pasadas elecciones, las autonómicas andaluzas de junio del año pasado, hubo mensajes alertando de supuestos pucheros. En las elecciones de la Comunidad de Madrid de 2021, fue Santiago Abascal quien levantó sospechas sobre esta forma de voto: «A todos aquellos que habéis votado por correo y desconfiáis de lo que puede pasar con el voto por correo, os animamos a votar presencialmente». rostro». -presencial, porque el voto presencial anula el voto por correo”. Este último punto es falso y tuvo que subsanarlo, no sin añadir a su mensaje: «Estamos a la espera de una explicación transparente por parte de Correos sobre las irregularidades encontradas, para que los madrileños puedan tener plena confianza en el proceso».

La estrategia ha llegado a su clímax al otro lado del océano, en lugares como Brasil y EE. UU. Jair Bolsonario enfatizó sus críticas al sistema de votación de Brasil, arrojando sospechas infundadas y acusaciones sin pruebas, en particular sobre el voto electrónico. Y Donald Trump se postuló para la reelección en 2020 con lemas como «las boletas por correo, hacen trampa». Después de perder en las elecciones, Trump habló abiertamente sobre el «fraude electoral» que no ha sido probado.

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