Construida a mediados del siglo XVIII, la actual Plaza del Charco, en el Puerto de la Cruz, ocupaba un antiguo espacio que se inundaba cuando las olas entraban por la boca del muelle entonces llamado Puerto Nuevo y formaban un gran charco o mareta. , en el que incluso se podía pescar camarones, por lo que durante mucho tiempo se le llamó comúnmente charco de camarones.
Construida a mediados del siglo XVIII, la actual Plaza del Charco ocupaba un antiguo espacio que se inundó cuando, junto con el oleaje, las olas penetraron por la boca del malecón entonces denominado Puerto Nuevo y formaron un gran charco o Mareta, en que incluso se podía pescar camarones, por lo que popularmente se le llamó charco de camarones.
El mantenimiento de una posición central en el tejido del área urbana lo ha convertido en un punto de encuentro privilegiado para el distrito de Oporto, alcanzando la consideración, que aún mantiene, como un espacio clave para comprender la identidad de la ciudad. .
Los estudios de investigación no especifican cuándo el Charco de los Camarones, emblema de la villa marinera de La Orotava, empezó a cumplir la función urbana de plaza, aunque la referencia más precisa a su estado como tal data de un mapa fechado en el año 1741.
Lo cierto es que la prohibición de edificar en ese momento aseguró la supervivencia de este espacio en los primeros años de expansión del núcleo urbano, que desde entonces ha jugado un papel clave en el desarrollo y configuración de la estructura social y urbana del Puerto de laCruz. Ya en 1835, la plaza sufrió una notable reforma; en 1880 se pavimentan los paseos; en 1911 se instaló la batería popular y en el siglo XX se construyó un quiosco de música. Bajo la sombra de las palmeras canarias y el puerto de los laureles de indias traídos de Cuba en 1852, la Plaza del Charco concentra el impulso vital de esta ciudad abierta al mar y al comercio que vivirá un gran auge a partir de la década de 1950 con el turismo auge.
Frijoles negros y garbanzos con carne de chivo arregladita, también ropa vieja de pulpo y sancocho, cazuela de mero o costillas con papas y maíz
Desde hace unos años y con un dinamismo evidente, el Club Café -establecimiento del Grupo Compostelana- ofrece a vecinos y visitantes una oferta gastronómica a la altura del lugar donde se ubica, una cocina de carácter internacional que se nutre también de identidad. Precisamente, a lo largo de este mes de mayo, y en un guiño a la celebración del Día de Canarias, las cartas de los distintos restaurantes del grupo contienen sugerencias de sabor canario.
En el caso concreto del Club Café, y con el objetivo de ofrecer al cliente la posibilidad de degustar buenos productos y recetas isleñas, la oferta se nutre de un delicioso carácter festivo.
Como entrada, sorprende un almogrote verde -alternativa al tinto más común- sabroso y apropiado para un bocado cremoso, así como un paté de queso ahumado. En cuanto a los siempre sabrosos platos de cuchara, destacan, como no, algunos compuestos de alubias negras y garbanzos.
No falta la carne de cabra arregladita -hasta los extranjeros la piden-, ni la ropa vieja o el sancocho de pulpo, el atún marinado con patatas bonitas arrugadas o un delicioso bubango relleno de mero salado, el pescado también protagonista de una cazuela excepcional, con patata bonita y vieira. . El entrecot con patatas y mijo toma su lugar en este particular festín, que se endulza con Príncipe Alberto; Mousse de queso, cremoso de galleta y guayaba… ¡Envidio!
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