En el inicio de la precampaña, el foco estaba en Doñana. Un plan de regadíos de la junta andaluza opuso el gobierno del popular Moreno al ejecutivo de Pedro Sánchez. Y la polémica que acabó llegando a la Comisión Europea desapareció como por arte de magia con la presentación de la ley de vivienda. A partir de ese día, el acceso a la vivienda, especialmente para los jóvenes, se convirtió en el argumento central de los mítines, con los dirigentes en modo “y yo más”. El PSOE está centrando su campaña en estos anuncios sociales, pero su discurso se ve truncado por uno de sus socios parlamentarios. Bildu, participando en esta ley de vivienda, se convierte en el próximo protagonista, pero por sus listas electorales: 44 de sus candidatos son exconvictos por su vinculación con ETA, incluidos siete por delitos de sangre. Estos siete exetarras acaban dimitiendo, pero la polémica acapara la campaña durante más de una semana. Hasta que, poco a poco, el supuesto fraude del voto por correo en Melilla interfirió en el debate. Lo que empieza con sospecha acaba con un operativo policial con detenidos de la Coalición por Melilla y el PSOE, y un goteo de casos de estafa en varios municipios de España. Todo acaba hoy, o mejor dicho, a partir del día 29 vuelve a empezar.
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