Sesión de terapia colectiva en la reunión del grupo parlamentario socialista. Pedro Sánchez ha intervenido esta mañana ante diputados y senadores para intentar levantar la moral de un partido arrasado por el desastre de las elecciones autonómicas y municipales del 28M. Y lo hizo saludando el trabajo realizado a lo largo de la legislatura en un contexto «extremadamente difícil» y agradeciendo «de corazón» su esfuerzo.
Un Sánchez, que parecía más humano que nunca, visiblemente emocionado, admitió que el 23J «no es fácil», que «la derecha cada vez es más atrevida» y cuenta con poderosos aliados a su favor. Pero, afirmó, dar batalla. Una vez más, ha lamentado que «vamos a desplazar a magníficos presidentes y alcaldes, con una gestión intachable», en una nueva asunción de responsabilidad que ya reconoció en la declaración institucional de este lunes en la que anunció la convocatoria de elecciones anticipadas el próximo Julio. No podía «cerrar los ojos», dijo, «cuando tu pueblo sufre tan inmerecido e injusto castigo». «No podía ignorar su suerte y seguir como si nada hubiera pasado». Por eso, subrayó, tomé la decisión de adelantar las elecciones «con mi conciencia».
«Lo mejor es que los españoles hablen y hablen sobre el rumbo de España», dijo. Sánchez, que nunca mencionó al Gobierno de coalición, aseguró que «para los próximos cuatro años necesito un apoyo fuerte».
«Nos equivocamos sin duda», admitió, pero «fueron más los golpes que los errores». En ese tono reivindicativo, repasó la gestión del ejecutivo frente a los representados por la «ultraderecha» y la «ultraderecha», que es la fórmula en la que se dirigió en todo momento al PP ya Vox. “No podemos darnos el lujo de retroceder ni un milímetro”, subrayó. “Estoy convencido de que los españoles quieren progresar.
Sánchez insistió en que «es hora de aclarar qué queremos que sea España», si estamos con «Lula o Bolsonaro», al tiempo que advirtió que la llegada de la extrema derecha al Gobierno «dañará» la imagen de España. Y vaticinó que la campaña será muy dura, con una «cascada de insultos».
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