West Ham vuelve a sonreír, vuelve a celebrar y vuelve a ganar un título, europeo; una Conferencia de Liga que fue épica este miércoles, con un gol de Bowen sobre la bocina tras un pase mágico de Paquetá que mató a una ‘Fiore’ (1-2) que perdió su segunda final del año.
La FA Cup de 1980 conquistada ante el Arsenal fue el último trofeo en las vitrinas de los ‘Hammers’, que conquistaron su segundo título europeo tras la Recopa de Europa de 1965 en el Eden Arena. Paquetá y Bowen se vistieron de héroes en una noche mágica e histórica para los londinenses, que también disputarán la Europa League la próxima temporada. Todo tras un partido sufrido ante una Fiorentina que quiso mantener el ritmo pero que no logró doblegar al gran marco defensivo inglés.
Los primeros segundos del partido fueron una clara definición de lo que buscaba cada equipo. La ‘Fiore’, sin especulaciones, como ya hizo ante el Inter en la final de la Coppa Italia, fue directo a buscar puerta en el primer partido, esta vez no tuvo el mismo acierto que en aquella ocasión y dio alas. al West Ham para hacer lo que mejor sabe hacer: el contraataque. Sin pensarlo, el equipo londinense se desplegó e intentó conectar con Michail Atonio, su arma más poderosa, para crear peligro.
Un primer minuto de presentación con dos intentos agresivos que rápidamente se convirtió en el respeto habitual de las finales. Las ‘Fiore’ buscaban el control con la posesión y el West Ham, siempre bien colocado, liderado en el centro del campo por Declan Rice que pudo despedirse de los ‘Hammers’ y por Zouma en la línea defensiva, eligió bien los momentos para desdoblarse y combinar calidad. de Paquetá y el poder de Antonio.
De hecho, fue el propio Rice quien dispuso de la primera ocasión del partido, uno de los pocos remates que, pese a fallar, inquietó la puerta de Terraciano, todo en un saque de banda en juego, otro de los peligros de este West Ham. .
El partido se convirtió entonces en intentos del conjunto florentino por desmantelar el entramado defensivo de los de Moyes, que lograron evitar que la ‘Fiore’ encontrara gol en todo el primer acto.
Amrabat, integrado entre los centrales para dar libertad a Dodo y Biraghi, fue el más participativo en el carril central, buscando siempre asociarse a la calidad de Nico González que, aunque no tan participativo como en otras jugadas, bien marcado, estuvo capaz de abrir el hueco para sacar un centro lateral que derivó en un disparo de Koumaé al palo que recogió Jovic para acabar el partido con un gol que finalmente fue anulado por fuera de juego.
El gol pareció devolver la confianza a los italianos y sembrar el miedo en el cuerpo de los ingleses. un espejismo Y fue que en el minuto 58 los ‘Hammers’ fueron mucho más listos y sacaron petróleo de otro saque de banda que pilló desprevenido a Biraghi. El capitán «violó», en un intento por recuperar la posición que había perdido, pateó el balón con la mano. El VAR avisó al colegiado, que acabó pitando el penalti. Benrahma acertó desde los once metros en el minuto 62, ejecutó con potencia y engañó a Terracciano para desatar la locura entre la afición británica.
Pero los papeles se intercambiaron de nuevo. La Fiorentina se soltó y tardó solo cuatro minutos en reaccionar. Pase de Lake Amrabat, Nico González ganó el salto a Emerson y Bonaventura recuperó el balón para ajustarlo, tras un remate complicado que encontró un cais inimaginable entre las muchas piernas que poblaban el área, en el poste derecho de Areola,
El gol dejó tocado al West Ham y dio vida a ‘Fiore’. Minutos después, Mandragora tuvo una ocasión muy limpia que falló con un tiro demasiado desviado que no encontró portería. Una oportunidad perdida que acabó pasando factura.
Porque en el minuto 90, cuando ambos equipos parecían aceptar la prórroga, Paquetá apareció, discretamente durante el partido, para mostrar su magia en el Edén Arena. En el momento perfecto, en el más doloroso, en el más épico. Con un sutil pase dejó solo a Bowen, que marcó el gol de todos los ‘Hammers’ en una noche para la historia del club londinense.
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