El Colectivo Andersen y el Observatorio Cultural Domingo Pérez Minik organizan esta jornada en el marco de la exposición El Principito y el Aviador, que se puede visitar estos días en nuestra biblioteca. La charla se llama Antoine de Saint-Exupéry: Mappings of the Self y será impartida por el gestor cultural Tomás A. Afonso González.
Antoine de Saint-Exupéry decía que “no hay que aprender a escribir, sino a ver”, que la literatura no es otra cosa que la consecuencia de haber visto y sobre todo vivido. Estas palabras son una filosofía de vida que siempre he tratado de aplicar a todos los ámbitos de mi vida. Haber visto y vivido.
Esta conversación parte de un primer postulado: si el autor lionés escribió El Principito en Nueva York, probablemente su estancia en Villa Bens, la actual Tarfaya, el lugar más cercano a las islas, sirvió de punto de partida y lugar de inspiración a dicho novedoso. O tal vez ese tipo de autoengaño sea parte del mito. Saint-Exupéry recibió comida, cigarrillos, entre otras cosas, de las islas, conversó y jugó a las cartas con soldados españoles destacados en Tarfaya, seguramente algunos de la isla.
Tan cerca y tan lejos de las islas, una sensación que, como lectores, hace que la mística que las envuelve se nos escape, como la arena del Sahara entre nuestras manos. “La tierra nos enseña más sobre nosotros mismos que cualquier libro, porque se nos resiste”, nos mostró en su autobiografía.
Tomás A. Afonso González (Caracas 1970). Un lector enfermo y acaparador de libros, un fotógrafo frustrado y un viajero atado por las circunstancias. Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de La Laguna y experto en Literatura Comparada por la Universidad de Barcelona. Durante una etapa fue presidente de la Alianza Francesa de Santa Cruz de Tenerife y durante más de quince años ejerció como técnico en gestión y planificación cultural en el Cabildo de Tenerife y es codirector de la cátedra de gestión y políticas culturales. ULL-FECAM.
Nota: A lo largo de la sesión se proyectarán imágenes y algunos objetos del naturalista, africanista, viajero y amante del Principito, Juan José Ramos Melo.
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