El PP y la Unión del Pueblo Navarro (UPN) profundizan su escisión y se presentarán por separado a las elecciones legislativas del 23 de julio. La ruptura confirmada para las elecciones regionales y municipales del 28 de mayo se replicará directamente en las elecciones nacionales. El enfrentamiento continuó durante todo el viernes mientras continuaban las tensiones entre Sumar y Podemos en el bloque de izquierda. Pero poco después de que el reloj diera la medianoche, las dos formaciones confirmaron a este diario la imposibilidad de haberse acercado a las posiciones.
El partido hegemónico de centroderecha en Navarra ha pedido al PP que recupere desde la tarde del jueves un acuerdo en los mismos términos en los que los dos partidos han participado en las últimas cuatro elecciones legislativas. El que firmaron con Mariano Rajoy en 2015 y 2016 y con Pablo Casado en abril de 2019 y en la repetición de noviembre del mismo año.
Básicamente lo que dice la propuesta es que la UPN elegirá los dos primeros puestos de la lista en el Congreso (normalmente se garantizan dos escaños), mientras que en el caso del Senado (donde obtendrían tres dependiendo de las convocatorias anteriores) el PP elegiría dos y el navarro, sólo el tercero.
Los populares declinaron esta propuesta, entendiendo que «no se corresponde con las expectativas» que Feijóo tiene actualmente para los generales, y haciendo una contrapropuesta basada en lo que firmaron en 2011. El propio Javier Esparza, presidente de la UPN, así lo confirmó. . , explicó en una entrevista a ‘Cope’, declinando la oferta. Esta propuesta implicaba la celebración de un acuerdo de investidura y presupuesto. Esparza consideró que lo importante es hacer presidente a Feijóo, «para eso tienen nuestros votos», dijo, pero luego «ser exigente» con quien vaya a ser presidente de España para mejorar la situación, las inversiones y los intereses de sus comunidad.
En Génova decidieron no ceder y dicen estar convencidos de que podrán federar el voto de centroderecha en un llamamiento nacional. Entienden que los votantes se agolparán en torno a Feijóo al contrario de lo ocurrido en las elecciones del 28 de mayo, en las que UPN se confirmó como la fuerza hegemónica del centroderecha navarro con el 27% de los votos y 15 diputados frente al 7% de los votos y los 3 diputados que tenía el PP solo.
Y añaden que «está en entredicho» «la utilidad de un partido regionalista» con comportamientos como el de su presidente, así como que no podrá gobernar su comunidad a pesar de su victoria.
En el caso de la UPN, sin embargo, insisten en culpar al PP de la imposibilidad de llegar a un acuerdo y lanzan un mensaje claro: «En esta situación, intentaremos ganar las elecciones con nuestras siglas».
La ruptura de los forales
Las relaciones entre las dos partes comenzaron a deteriorarse hace más de un año. Más precisamente y siempre bajo la dirección de Pablo Casado, siguiendo la reforma laboral del gobierno. Los entonces diputados de la UPN (Sergio Sayas y Carlos García Adanero) ignoraron la orden de su dirigencia de apoyar el estandarte estelar del ministerio de Yolanda Díaz y votaron en contra. Sin el error de Alberto Casero, la ley hubiera caído.
A partir de ese momento, la UPN expulsó a los dos diputados, que poco a poco fueron concretando su acercamiento al PP. Adanero, de hecho, era el candidato popular a la alcaldía de Pamplona.
Las negociaciones para presentarse juntos a las elecciones regionales fracasaron por varias razones. La principal, la negativa del PP a prescindir de los dos despistados que estaban en el Congreso. Priorizaron su defensa y fue imposible mantener una relación de confianza con Esparza.
Tras asistir por separado al 28M y con la previa electoral sobre la mesa, Cuca Gamarra contactó con el titular de la UPN. Los navarros se quejaron del retraso del PP y optaron por hacer una oferta que los conservadores rechazaron. La situación no era nada fácil debido a las hostilidades que habían estallado en los últimos meses. Y que en ese momento fueron reivindicados nuevamente.
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