Hace unos meses, cuando aún quedaban lejos las elecciones autonómicas y municipales, en Ferraz y en el Gobierno preocupaba cuándo se cerraría el pacto entre Sumar y Podemos. Yolanda Díaz quería que fuera después del 28M, como finalmente sucedió, pero los socialistas no vieron tan claro ese retraso, ni vieron el lanzamiento de unos generales sin apoyarse en el «aparato» territorial de los morados. Pidieron un acuerdo. El propio Pedro Sánchez se mantuvo al tanto de las conversaciones a través de Díaz e incluso el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero la presionó a ella y a Pablo Iglesias para que su alianza fuera un éxito.
El jefe del Ejecutivo se mostró convencido de que dependía de lo que ocurriera a la izquierda del PSOE para seguir gobernando. Por mucho que el PSOE mantuviera el tipo, si Díaz e Irene Montero aparecieran por separado, sería muy difícil que siguieran en Moncloa. Estos son los cálculos que hicieron los socialistas cuando aún creían que el resultado del 28M sería bueno y que no perderían gobiernos porque Podemos durara. El desastre de este domingo, en el que estallaron seis comunidades, les abrió los ojos. A su izquierda no queda nada en pie y dudan mucho que Díaz pueda hacer un milagro en este espacio.
Por eso los socialistas han tratado con desprecio a sus socios del 28M y dicen que el voto progresista debe concentrarse en el PSOE. El acuerdo firmado el viernes fue recibido con indiferencia. «No nos importa. Hacemos lo nuestro», dicen fuentes gubernamentales. Evidentemente son conscientes de que es mejor que vayan juntos en términos de rentabilidad en el reparto de plazas.
Pero en estos días, no han mostrado un ápice de ansiedad en caso de que haya un trato o no. Ayer, cuando por fin se enteró del pacto, ni siquiera hubo críticas. Ya no les importa lo que les pase a Díaz y Podemos. Por el contrario, lanzaron una oferta pública de adquisición para atraer a sus votantes. “Vamos a pedir el voto del PSOE porque creemos que somos la mejor forma de frenar al PPVOX”, repiten. «Supongo que no nos elogiarán por hacer grandes listas», dicen sobre la configuración final de Sumar. Son, señalan, «otro partido u otra coalición».
Dentro del ejecutivo sostienen que el PSOE «debe correr por su propio pasillo» y eso es lo que lleva haciendo desde el momento en que Sánchez convocó elecciones. “Es una guerra y tenemos que ir al frente”, dicen sobre la actitud de los socialistas ante el 23J. “Nadie sabía de Yolanda Díaz y lo que está haciendo con Sumar”. «No hay ni el tiempo ni la inclinación para mirarlo».
Convencidos de que habrá una votación útil
La frialdad con Díaz ha quedado patente en todas las manifestaciones de los ministros socialistas que reclaman claramente un amplio apoyo al PSOE. “Aspiramos, por supuesto, a todas las voces de la izquierda, y también a otras posiciones más apuntadas, no sólo en el terreno de lo que puede representar Sumar”, se defendía esta semana al micrófono de RNE.- Portavoz del Gobierno y ministra. de Territorios Políticos, Isabel Rodríguez.
La sensación de que el Gobierno con Podemos ha sido un freno es generalizada dentro del PSOE. Creen que esto es lo que les castigó el 28M, por encima de los acuerdos parlamentarios con ERC y Bildu. Esto abrió el debate interno sobre si Sánchez debería haber sido más duro con los morados. Y, sobre todo, si se equivocó al no perseguir a Irene Montero del ejecutivo cuando se empezaron a conocer las rebajas de penas para los delincuentes sexuales -más de mil- e incluso excarcelaciones y la ministra de Igualdad negó la reforma de la ley de “sólo sí, es sí”, que el PSOE presentó al Congreso con los votos del PP. A lo largo de la legislatura, los propios ministros socialistas lamentaron que les hubiera «pactado» todo.
Pero ya se ha ido. A mes y medio de elecciones decisivas, no mires ni para un lado ni menos para atrás. En el PSOE creen que la debacle de Podemos el 28M, aunque finalmente Yolanda Díaz lanzó el dispositivo Sumar, les beneficia y que el 23J habrá una votación útil para frenar un Gobierno de PP y Vox. Y el ruido ensordecedor en torno al acuerdo con Podemos en las últimas horas, creen, avala esta convicción.
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