LIBROS ‘Tomás Hardy. antología poética

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‘Decide no decir más’ es el último poema de esta antología. “Y si mi visión -liberada/por la verdad- se extiende más allá/de lo que ven, almas cegadas, encadenadas,/lo dejaré ser/y no mostraré a nadie lo que veo”, son sus últimos versos. Un autoepitafio que cierra la prolífica carrera de un escritor que pasa de ser novelista a poeta de última hora, pero con un colosal pozo literario.

Tomas Hardy (1840-1928) es un escritor inglés, más conocido por sus novelas trágicas llenas de ese toque de literatura victoriana que tiende hacia las novelas policiacas. Pero tras el fracaso de público y crítica de su mejor libro, “Jude, el oscuro” (Alba clásica), se refugió en la poesía al acercarse a los sesenta. El poeta Carlos Marzal sostiene que el poema suele ser una excusa para sustentar una determinada teoría de una época. Esta antología contiene toda su poesía, excepto la vasta “La Dinastía”, por lo que se convierte en el testimonio de la evolución de la literatura victoriana hacia espacios de mayor modernidad. Tanto es así que Hardy, ya un clásico tras su muerte, influye naturalmente en la llamada poesía posmodernista en lengua inglesa, Wystan Hugh Auden, Dylan Thomas, Philip Larkin, Ted Hughes o Seamus Heaney. Salvando todas las distancias, que son eternas más en el espacio que en el tiempo, y para contextualizar, los versos de Hardy son a las letras inglesas lo que Antonio Machado significa a la poesía española.

La selección de Gonzalo Torné y la traducción organizada por Xandru Fernández nos permiten acercarnos a la obra poética de Hardy de forma ordenada e intensa. Agrupados en ocho partes cronológicas, observamos el tránsito de los poemas guerreros y naturistas, a la introspección personal y las despedidas amorosas, y lo que hay de trascendente en ellos. Pasando por alguna que otra sátira, como «Dos Convergiendo», dedicada al hundimiento del Titanic: «En la soledad del mar, / en el fondo y lejos de la vanidad humana / y del orgullo que la concibió, descanse en paz» .

Su poema más popular, que todos los escolares ingleses recitan de memoria, «The Oxen», evoca un recuerdo de su infancia con acentos universales. Es Nochebuena y el poeta, ahora de 75 años y uno de los más grandes escritores en lengua inglesa, exclama: «Si en Nochebuena alguien dijera: / ‘Ven y mira los bueyes de rodillas, / en la granja solitaria allá en el valle, / como en nuestra niñez”, / quisiera acompañarlo al anochecer, / deseando que así fuera”. La vida adulta es siempre la recuperación de la infancia.

El poeta, sabiendo que avanza hacia el abismo, traza su testamento de vida con la elegancia del sabio. “Está bien, mundo: fuiste directo conmigo, / fuiste directo; / En general, has demostrado ser / mucho de lo que decías ser. / Desde niño me tiraba en el pasto / y miraba al cielo, / Nunca esperé, lo confieso, / que la vida sería buena”, escribió al comienzo de “Él nunca esperó demasiado ( Una reflexión sobre mi ochenta y seis cumpleaños)”, meses antes de morir.

El gran poeta Francisco Brines decía que la poesía no podía mentir, ni expresar el sentimiento de transmitir una mentira. Otro académico, Umberto Eco, argumenta que las redes sociales las hacen personas que quieren mostrar sus asuntos privados a costa de hacer fakes, de tratar de aparentar lo que no son, de construir otra personalidad, lo cual es una verdadera pérdida de identidad. . Hardy recorre esta colección de poemas con la confianza de saber que es sincera y directa, la cualidad más preciada de los clásicos.

Tomás Hardy. antología poética.

Alba-Poesía.

357p.

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