El veinte por ciento de todas las aves que existen en el mundo viven en centros urbanos, pero cada vez hay menos. Los pesticidas, el cambio climático o la destrucción de nidos son algunas de las causas de su paulatino declive. Ciertas especies silvestres como golondrinas, martas, vencejos, cernícalos o cigüeñas utilizan edificios o estructuras ubicadas en entornos habitados por humanos como hábitats de refugio y nidificación.
La pérdida de estos lugares, por obras de rehabilitación, reformas, derribos o la falta de cavidades en las nuevas construcciones es una constante que se repite a lo largo de la geografía española. Esto es cuando no hay destrucción intencional, como denuncian regularmente los grupos ecologistas.
En Europa, se estima que las poblaciones de aves han disminuido una media del 25% en los últimos cuarenta años, reducción que, en el caso de las vinculadas a la agricultura, llega hasta el 60%. Los monocultivos y los pesticidas que matan insectos y las llamadas “malas hierbas” son una combinación mortal para las aves.
“La crisis mundial de la biodiversidad es tal que además de la lista de especies en peligro de extinción, como el águila imperial, el urogallo o la malvasía cabeciblanca, algunas que tradicionalmente han convivido con los humanos en las ciudades también están experimentando descensos importantes”, añadió. . explica Anna Valentin, experta en biodiversidad urbana de SEO/BirdLife. “Los pueblos y ciudades pueden jugar un papel importante en su conservación”, señala.
Naturalizar pueblos y ciudades
Valentín señala que la expansión del suelo urbano y la nueva forma de construir afectarán negativamente a la biodiversidad y ecosistemas cruciales. Por eso, grupos conservacionistas como el tuyo abogan por la naturalización de las ciudades con apuestas atrevidas, como una buena gestión de las podas, la diversificación de la flora, favorecer la sucesión natural o respetar la aparición de especies malas hierbas en los aljibes, parques y jardines. Permitir la feralización de los espacios urbanos parece la única opción para evitar la pérdida de poblaciones de aves aún más importantes.
Los eventos climáticos impredecibles, como olas de calor prolongadas o tormentas extremas (cada vez más repetidas) son críticas para las especies migratorias como las golondrinas y las golondrinas caseras, que sincronizan sus ciclos de vida con la aparición de los insectos. Con poca lluvia o tormentas eléctricas más poderosas de lo habitual, su vida y sustento pueden estar en peligro.
“Sin embargo, las amenazas más tangibles son las relacionadas con sus sitios de anidación”, remarca Valentín. El vencejo común experimentó una disminución de la población de aproximadamente el 40 % entre 1998 y 2018, en comparación con el 51,1 % de la golondrina común. Cifras alarmantes, según los expertos.
Políticas de copia de seguridad
En 2021, Ecologistas en Acción dio un paso adelante impulsando la campaña “Las Tres Mosquiteras”, con la que pretendía concienciar a la sociedad civil de la necesidad de un mayor esfuerzo colectivo para la conservación de las aves migratorias urbanas. La iniciativa se centró en las tres especies de insectívoros más comunes en las ciudades: el vencejo común (Apus apus), la golondrina común (Hirundo rustica) y la golondrina casera (Delichon urbicum).
Afortunadamente, cada vez más municipios y gobiernos regionales están impulsando políticas para su salvaguarda. En 2022, hasta doce Comunidades Autónomas han decidido involucrarse en el tema. En Benicarló (Castellón), tras denunciar la destrucción de cajas nido de vencejos en el auditorio municipal, se logró implicar al Ayuntamiento para tomar medidas correctoras.
El de Benalmádena (Málaga) también ha comenzado a colocar cajas nido en sus edificios públicos, tras haberse sumado activamente a la campaña. En Illescas (Toledo) se organizaron actividades educativas y talleres de construcción de nidos en escuelas. En Madrid se organizan rutas didácticas guiadas por el Manzanares para conocer a estas aves.
Destruir nidos es un delito castigado con fuertes multas
En cualquier caso, si algo culpan los grupos ecologistas es la falta de implicación de muchas Administraciones en la aplicación de la ley, ya que la destrucción de nidos es un delito tipificado por el Código Penal desde 2015, que castiga a quienes impidan o dificulten su reproducción o migración.
La sustracción de nidos de pájaros protegidos, tanto con crías como vacíos, se considera una infracción grave, tanto en el ordenamiento nacional como en el europeo, y el imputado puede ser sancionado con una multa de entre 5.001 y 200.000 euros. Cualquiera que sea testigo de este tipo de vandalismo puede presentar la correspondiente denuncia ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.
La Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y la Biodiversidad establece literalmente que está prohibido matar, herir, molestar o molestar intencionadamente a los animales salvajes, cualquiera que sea el método utilizado o la fase de su ciclo biológico. Esto incluye retenerlos y capturarlos vivos, destruir, dañar, recolectar y retener sus nidos, crías o huevos, aunque estén vacíos, así como poseer, transportar, traficar ejemplares vivos o muertos o sus restos. , incluido el comercio exterior.
Ecologistas en Acción va más allá y en su propuesta de ordenanza municipal propone crear un registro de asentamientos existentes; conservar aleros, salientes y cavidades durante los trabajos de rehabilitación y restauración de fachadas y cubiertas; la incorporación en la obra nueva de elementos que favorezcan el anidamiento y eviten realizar trabajos en las fachadas y estructuras durante la época de cría. Una iniciativa que requiere valentía por parte de los municipios.
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ENTREVISTA. Deborah Fandos (Ecólogos en Acción)
“La conciencia social sobre la protección de los nidos ha aumentado mucho en una década”
Piden medidas más eficaces, como la prohibición de determinados trabajos durante la época de anidación
La protección de las aves urbanas es esencial, ya que son especies tan estrechamente relacionadas con los humanos que prácticamente no se encuentran en ningún otro entorno. Además, brindan importantes servicios ecológicos. Por ello, la preservación de sus espacios es fundamental, como señala Deborah Fandos, de Ecologistas en Acción y experta en la materia.
-¿Qué significan las aves urbanas para la calidad de las ciudades?
-Proporcionan un contacto con la naturaleza que a veces perdemos, sobre todo en las grandes ciudades. Solo trata de imaginar un pueblo o una ciudad sin el canto de los pájaros, sin sus gorriones corriendo en los parques o sin los vencejos volando en el cielo al atardecer. oscuro.
¿Cuál es su principal amenaza?
-Hay muchos, colisión con ventanas, pesticidas, gatos salvajes, contaminación acústica…, pero el primero que vale la pena mencionar es el cambio climático. Sin embargo, los más tangibles son los relacionados con sus sitios de anidación. Los gorriones, las golondrinas y los vencejos se consideran aves urbanas porque la mayoría construye sus nidos en las ciudades. La tendencia de las construcciones modernas, donde todo es de vidrio y metal sellado, no permite que los huecos que esta especie encuentra en los techos, respiraderos, grietas y porches para construir sus nidos. Por otro lado, hay una destrucción directa de los nidos que se sigue repitiendo todos los años, especialmente en verano. Lo sufren con mayor frecuencia aviones y golondrinas, ya que sus nidos de barro son muy visibles y fáciles de destruir. Cada año, miles de nidos son destruidos por propietarios que destruyen los nidos, a menudo con pollitos o huevos dentro, porque no quieren suciedad en sus fachadas y balcones.
-¿Aplican las Administraciones el código penal y sus sanciones en relación con la destrucción de nidos en fachadas?
-En general no, y de forma menos proactiva. Son muy pocas las ciudades donde hay ordenanzas y menos aún donde realmente se aplican donde las hay. Afortunadamente, este es un tema que surge cada vez con más frecuencia en los medios de comunicación y, sobre todo, en las redes sociales, donde existen diversas formas de denunciar públicamente estos actos. Diría que la conciencia social sobre la protección de los nidos ha aumentado mucho en los últimos diez años.
-¿Qué medidas correctoras deben poner en marcha los municipios para promover la biodiversidad urbana?
-Lo más tangible sería evitar la destrucción de nidos mediante la aplicación de ordenanzas vigentes, entre las que destaca la prohibición de realizar obras o reformas durante la época de cría de gorriones, aviones y golondrinas. Si se detecta la destrucción de nidos, incluso fuera de la época de cría, se deben prever medidas compensatorias (incluidas en la ley del patrimonio natural y la biodiversidad) como la instalación de cajas nidos o nidos artificiales en el mismo lugar o en sus cercanías. También es esencial aumentar la extensión y la salud de los espacios verdes urbanos, especialmente para los gorriones y otras aves urbanas. Evitar la época de cría al talar el arbolado urbano, la existencia de puntos de agua como fuentes o estanques o las nuevas tendencias como los ‘green pits’, donde se permite el crecimiento de vegetación silvestre, también son fundamentales, no solo para las aves urbanas. , pero también para nosotros los habitantes de dos piernas.
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Contacto para la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es
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