El verano se acerca rápidamente. Es por ello que muchas personas preparan sus vacaciones con el objetivo de desconectar, vivir nuevas experiencias o simplemente visitar a familiares y amigos.
En este contexto, cada vez son más las personas que utilizan tarjetas de débito o crédito para realizar sus compras. De hecho, según los últimos datos publicados por el Banco de España (2022), el uso de tarjetas para comprar ha aumentado un 21%.
Sin embargo, así como ha aumentado el número de pagos realizados con las tarjetas, también lo han hecho las estafas que se producen a través de ellas. Uno de los más conocidos es el llamado cardado.
Según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), el carding (proviene de la palabra card, que significa tarjeta en inglés) consiste en obtener información de tarjetas de crédito o débito y realizar pequeños cargos con ellas al principio para terminar realizando grandes transacciones .
La información de la tarjeta de la víctima se obtiene a través de técnicas como el phishing o bases de datos de usuarios de sitios web donde se ha violado la seguridad, entre otros.
Una vez que el delincuente tiene todo lo que necesita, comienza a cobrar una pequeña tarifa para asegurarse de que la información que tiene en la tarjeta sea válida. Asimismo, se hace una idea del saldo al que tiene acceso dicha tarjeta. Aquí es cuando puedes empezar a hacer cargas más pesadas.
¿Y qué hacer para evitar este tipo de estafas? “Lo primero que hay que tener en cuenta es que en una época en la que se estiman muchas transacciones, como son las vacaciones de verano, la probabilidad de ser estafados a través de nuestras tarjetas de débito o crédito es más grande”, afirma Antonio Gallardo, experto de Banqmi. . Por eso, durante estas fechas tan importantes, debes tener más cuidado que de costumbre.
Lo más importante es asegurarse de que nadie pueda acceder a la información de la tarjeta que se utiliza para las operaciones normales. Esta información es el número de tarjeta, su fecha de caducidad, su código PIN (los cuatro dígitos que se utilizan para confirmar las compras) y su código de seguridad (llamado CVV). Asimismo, el usuario debe saber si dicha tarjeta tiene un límite de gasto diario ya qué cuenta está asociada.
Por otro lado, cuando se realiza una compra de forma presencial con la tarjeta, se debe tener cuidado de que la información de la tarjeta no sea visible. De hecho, algunos delincuentes aprovechan estos momentos para capturar los datos impresos en las tarjetas. Una solución es usar un teléfono móvil, un reloj digital o comprar una tarjeta que no tenga estos datos impresos en el plástico (entidades como Santander, Banco Sabadell o BBVA las ofrecen).
Si utiliza un teléfono móvil o un reloj digital, es recomendable desactivar la tecnología NFC (que permite el pago con estos dispositivos) cuando no haya ninguna transacción en curso. Después de todo, una persona podría pasar junto al usuario y capturar la información de su tarjeta mediante la tecnología NFC.
Para compras online, en cambio, es preferible utilizar tarjetas prepago. Estos no tienen acceso completo a la cuenta bancaria, deben ser recargados, por lo que si un ladrón accede, solo puede robar su saldo; No podrá acceder a la cuenta bancaria del usuario.
Tenga cuidado con los mensajes de texto. El phishing sigue siendo uno de los métodos más utilizados para obtener información de tarjetas de crédito. El estafador envía un mensaje a la víctima haciéndose pasar por un banco, servicio de paquetería, etc. y solicita que se proporcione cierta información haciendo clic en un enlace que aparece en el mensaje. Al ingresar los datos en esta plataforma, el estafador será enviado directamente.
No es necesario registrar los datos de la tarjeta en papel. Los números PIN de la tarjeta o información similar no deben escribirse en papel, ya que podrían ser vistos por un estafador. Respecto a este punto, si un usuario desea conservar los comprobantes de compra impresos, deberá hacerlo en un lugar seguro por el motivo expuesto. Para los estafadores, la información es fundamental, por lo que cuanto más difícil sea para ellos acceder a ella, más seguros estarán los consumidores.
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