La pesca de arrastre constituye una de las amenazas más graves que sufren actualmente los fondos marinos, incluidas las áreas teóricamente protegidas, donde esta actividad aún está autorizada. Sin embargo, el peso económico de la pesca de arrastre en países como España está a punto de echar por tierra una medida que habría permitido recuperar parte de la biodiversidad perdida en los espacios marinos protegidos. Los organismos de conservación han criticado la «presión» de la industria sobre la Unión Europea para revertir sus planes para frenar la actividad.
En febrero de 2023, la Comisión Europea confirmó que tenía previsto prohibir la pesca de arrastre en las áreas marinas protegidas de la Unión, es decir, zonas delimitadas como tales y en las que, no obstante, sigue estando permitida esta práctica pesquera.
Este plan de acción preveía la eliminación gradual de la pesca de arrastre en todas estas áreas protegidas de la UE para 2030 y estaba en línea con los compromisos de Europa para garantizar una protección efectiva, no solo formal, de estas áreas. Las primeras medidas, según la estrategia inicial, debían materializarse ya en 2024.
España, junto con otros tres o cuatro países de la UE, siempre se ha opuesto ferozmente a esta prohibición de la pesca de arrastre en espacios protegidos y el ministro del sector, Luis Planas, ha anunciado un recurso ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea para que suspenda las normas que prohíben la pesca de arrastre en espacios protegidos. pesca en 87 zonas de aguas profundas de la plataforma continental.
Planas llegó a asegurar que Europa estaba «en guerra» contra esta medida.
«Una invitación al diálogo»
A principios de abril, el comisario europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, hizo unas declaraciones en las que daba a entender que renunciaba a la obligación de esta prohibición. El comisario dijo que solo pretendía trazar «una hoja de ruta» para «proteger los ecosistemas y hacer más resilientes las pesquerías», pero evitó repetir lo que había dicho sólo dos meses antes.
El portavoz de la Comisión Europea de Pesca, Adalbert Jahn, se sumó a este cambio de rumbo al precisar que el plan de acción anunciado en febrero no tendrá «objetivos vinculantes» ni «legislación», sino que solo será «una invitación al diálogo».
Este cambio de postura se discutió estos días en un congreso sobre conservación marina celebrado en San Sebastián, durante el cual el director de investigación de Oceana, Ricardo Aguilar, lamentó el retroceso de la UE en la prohibición de la pesca de arrastre para las áreas protegidas en 2030. También lamentó que todo haya terminado. «en papel».
Al permitir estas actividades pesqueras, “y si seguimos las directrices de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la gran mayoría de áreas marinas protegidas en Europa no pueden ser consideradas como tales”, ha subrayado.
El director de investigación de Oceana atribuye el cambio de las políticas europeas en este ámbito «a la presión política» de los partidos políticos «que apoyan el mantenimiento de un sistema obsoleto que se sabe muy destructivo», dijo en declaraciones a Efe.
Por su parte, Claire Nouvian, presidenta de la ONG Bloom, cree que “hay consorcios industriales muy grandes que tienen mucho poder sobre Luis Planas”.
Esperanza entre los pescadores
Por otro lado, la satisfacción es general entre los empresarios de un sector que mueve varios millones al año y emplea a miles de personas en toda España. Javier Garat, secretario general de la Confederación Española de Pesca (Cepesca), ha declarado a La Opinión de la Coruña, de Prensa Ibérica, que sobras palabras y faltan actos: “Nos alegra ver que Bruselas ha lanzado este mensaje, pero nos sigue preocupando tema. Lo mejor es que directamente retiran el plan de acción y así evitamos malas interpretaciones”.
La CE y los ecologistas, añade, «se han extralimitado» al intentar acabar con la pesca de arrastre, «motor económico de muchos puertos del país».
“Sin la resistencia, muchas fábricas de hielo, mercados o comerciantes no serían viables. Y eso da la impresión de que nunca se ha tenido en cuenta”, subrayó también, explicando que la decisión de eliminar esta práctica en todas las áreas marinas protegidas a partir de 2030 no responde a criterios científicos.
“No hay por qué decir que es necesario, sobre todo sabiendo que donde hay ecosistemas marinos vulnerables, esta pesca ya está prohibida”, añadió el también presidente de la Coalición Internacional de Asociaciones Pesqueras (ICFA) y de la patronal europea Europêche. .
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