En un breve discurso televisado, el presidente ruso, Vladimir Putin, calificó el sábado la rebelión del Grupo Wagner como una «puñalada por la espalda». Putin también dijo que las altas «ambiciones» de algunos llevaron a la «traición» y dijo que el ejército y las fuerzas del orden habían recibido «órdenes necesarias» para neutralizarlo.
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