El verano está sobre el Mar Menor y la vigilancia en la laguna salada es extrema tanto por parte de científicos como de activistas ambientales que buscan tomar el pulso a un ecosistema cargado de nutrientes. La miembro de la organización Pacto por el Mar Menor, Isabel Rubio, es uno de esos ojos fieles de la laguna que revisa cada rincón, comprobando que todo va según lo previsto o que algo no funciona bien. En sus últimas inmersiones, esta profesora jubilada y defensora de la laguna se vio sorprendida como nunca por la presencia masiva de la medusa Cotylorhiza tuberculata, más conocida como el “huevo frito”.
El “nacimiento” de estos ejemplares se produjo a principios de mayo, según un informe de la Dirección General del Mar Menor del mismo mes. Ya entonces se encontró en el entorno de las islas internas de la laguna un «número considerable» de medusas ephyra, la fase juvenil de estas especies, y más precisamente de las Cotylorhiza. “En principio, el número de efiras es grande, lo que permite predecir una gran cantidad de ejemplares”, concluyeron entonces.
A las puertas de la campaña de verano, el sector hotelero del Mar Menor espera lograr mejores cifras que en temporadas pasadas, pero el estado de las aguas influye en la decisión de los potenciales turistas. Con el verano llega el aumento de las temperaturas que, junto con el arrastre de sedimentos cargados de nutrientes tras las últimas lluvias, provoca un clima preocupante en el entorno de la laguna, como viene ocurriendo desde 2016, año de la gran ‘sopa verde’. .
Por ello, el Pacto por el Mar Menor pidió este martes al Ministerio de Medio Ambiente y al Instituto Español de Oceanografía una explicación científica, pero clara y comprensible, de dos fenómenos que ocurren en la laguna salada y que provocan, dicen, “alarma social”. En primer lugar, esta “flor” que habita el ecosistema de la medusa “huevo frito” y, en segundo lugar, la mancha blanca del Mar Menor situada en la zona centro-occidental de la laguna.
La organización que defiende los intereses del Mar Menor señala que esta especie de medusa coloniza gran parte de la columna de agua, tal y como muestran las fotos de Rubio y su compañera Francisca Alcaraz. Ambos recuerdan que esta especie no es peligrosa ni da problemas, pero piden precaución para los niños con piel sensible. La organización añade que los dos temas han provocado «alarma social» y que quieren evitar impactos negativos en las reservas hoteleras del Mar Menor.
Los últimos informes de la Universidad de Murcia y del Servicio Comunitario de Pesca apuntan a que las poblaciones de medusa «huevo frito» «serán elevadas» este verano pero permitirán «controlar mejor la red alimentaria de la laguna y contribuir a una mayor transparencia de las aguas». Expertos determinar que su población se recuperó y alcanzó los niveles previos registrados antes de la «sopa verde» de 2016. Ese mismo año «prácticamente habían desaparecido, o estaban en niveles bajos, debido al oscurecimiento de la columna de agua que impedía que la luz llegara a la fondo marino y provocó la muerte de medusas».
Expertos comunitarios y de la UMU desaconsejan las redes antimedusas
Las redes antimedusas “producen mortalidad en determinadas especies retenidas en ellas”. El huevo verde también queda atrapado en estas barreras que bordean las playas, lo que provocaría «restricciones en las corrientes del Mar Menor». Por ello, los investigadores de la UMU Alfredo Fernández y Ángel Pérez Ruzafa consideran que «la instalación de redes ‘antimedusas’ es contraproducente y debe plantearse con extrema cautela, siendo, en general, desaconsejable».
Las poblaciones de medusas en el Mar Menor no son nuevas para los profesionales de la UMU y del Departamento de Pesca, ya que su presencia ha sido constante desde mediados de la década de los 90, y «durante ciertos periodos más acentuados». El huevo frito tiene un ciclo de vida de 2 a 6 meses y no pica. “Esta especie tiene mecanismos que hacen que su multiplicación no dependa totalmente de la disponibilidad de nutrientes (fitoplancton y zooplancton) en el agua”.
La laguna siempre ha tenido una especie invernal llamada Aurelia aurita, conocida por los pescadores como “agua mala” que cierra su ciclo a principios de verano, por lo que su presencia durante la época estival es muy escasa, prácticamente inexistente desde los primeros días de julio. dependiendo de la temperatura del agua. Otras medusas presentes en la laguna son Rhizostoma pulmo, que tiene un carácter urticante, y Phyllorhiza punctata, que apareció recientemente y morfológicamente similar a Rhizostoma pulmo, pero con puntos en la campana de la medusa. Han sido detectados y se está realizando un seguimiento para evaluar su situación.
Un síntoma del ecosistema.
Siempre han estado en la laguna y su presencia es síntoma del mal estado del agua. Para el biólogo marino del Instituto Español de Oceanografía (IEO), Miguel Vivas, las poblaciones de medusas “huevo frito” son consecuencia “del desequilibrio y la afluencia de nutrientes” que sufre el Mar Menor. Si las condiciones son favorables, subraya, esta proliferación de especies a las puertas del verano es habitual: “No veo nada anormal en lo que está pasando. No hay nada extraordinario”.
La «floración» de Cotylorhiza tuberculata responde a las «condiciones ambientales» que favorecen su permanencia en la laguna: «Lo sabemos desde hace mucho tiempo». Su presencia es más frecuente en la zona sur de la laguna debido a las corrientes y al ingreso de agua cargada de nutrientes desde el bulevar de Albujón. “Estas son las zonas más eutróficas”, donde pueden conseguir más alimentos. Su capacidad de filtración permite atribuir a la laguna un papel aparentemente positivo, apunta el biólogo, pero cree que sus efectos sobre el Mar Menor deberían estudiarse con mayor profundidad.
«Toman nitrógeno de la columna de agua, toman nutrientes. Pero al final del verano, mueren y todo lo que tomaron vuelve al sistema», dice Vivas. Sin embargo, añade que «no sabemos hasta qué punto» la función que realizan puede ser beneficiosa. En una valoración personal, recuerda que la presencia de esta medusa puede ser perjudicial para el hipocampo cuando está en una fase muy joven y está flotando en el agua, momento en el que sería más vulnerable.
Vivas cree, a su juicio, que no instalar redes antimedusas es una buena opción, ya que es una medida más estética que funcional. “El huevo verde se engancha a las redes y peces como la lubina o el lenguado quedan atrapados”.
Origen desconocido
Respecto a la Mancha Blanca, el último informe del IEO de mayo advierte de cambios en la estructura hidrográfica de la mancha tras meses sin cambios. “Los valores de turbidez en esta masa de agua blanquecina no son tan altos como los de abril, probablemente porque las entradas de aguas continentales asociadas a las fuertes lluvias han modificado la estructura, composición y distribución de dicha masa de agua”.
Sin embargo, los investigadores del Oceanográfico señalan que el blanqueo está ligado a la actividad biológica de la comunidad planctónica de la laguna pero «no se había observado antes en el Mar Menor y sus propiedades, dinámica y posibles consecuencias no están todavía claras». del ecosistema Se están analizando nuevas muestras para esto».
El portavoz del comité científico del Mar Menor, Emilio María Dolores, recordó por su parte que esta zona blanquecina «no es una imagen nueva y se debe a la continua resuspensión de partículas insolubles que han llegado a esta zona como consecuencia de escorrentías y lixiviación. Esta área suele ser el área con la mayor concentración de nutrientes. El tamaño y la forma del lugar dependen de las corrientes y los vientos predominantes.
El vocero agregó que “los niveles actuales de nutrientes están dentro de los parámetros establecidos por la normativa, excepto en dos estaciones frente al bulevar de Albujón, y la cantidad de agua que ha ingresado ha sido significativamente menor que en 2022, aunque todavía excesiva”.
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