A principios de este mes un jabalí obligó a evacuar una playa de El Campello y dos personas resultaron heridas al intentar capturarlo. Esto no es de ninguna manera un evento aislado. La presencia de jabalíes en núcleos urbanos se ha hecho frecuente en los últimos años, incluso en grandes ciudades como Barcelona o Madrid, donde se han registrado llegadas al distrito de Horta o al nudo de Manoteras respectivamente. Los animales se acercan cada vez más a las zonas pobladas en busca de alimento y el fenómeno no disminuirá, sino todo lo contrario, sobre todo porque su número se ha disparado. “Nunca en la historia de España ha habido tantos jabalíes como hoy”, insiste Carlos Sánchez, responsable de investigación cinegética de la Fundación Artemisán.
Según estimaciones del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC) y del propio Artemisán, España cuenta ya con más de un millón de jabalíes. “No es como otras especies que son más fáciles de cuantificar, en el caso del jabalí es muy complicado, pero se supera esta cifra, y más aún”, valora Sánchez. Pero, paradójicamente, año tras año aumenta el número de animales asesinados. Según datos de la Federación Española de Caza, en 2020 se capturaron 354.577 animales, pero en los últimos años la cifra ha ido aumentando paulatinamente. “Seremos unos 400.000 al año. Hace diez años, las capturas eran 200.000; es decir, se han duplicado”, advierte a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, Juan Herrera, director técnico de la Federación Española de Caza.
Ante esta situación de superpoblación de un animal nocivo para la agricultura y que supone un peligro en las carreteras, especialmente en el medio rural, además de ser fuente de transmisión de enfermedades, varias comunidades autónomas -han cedido competencias en materia de caza- han tomado medidas requisitos más flexibles para los cazadores. Hace unos días, la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de Andalucía autorizó de forma excepcional la caza selectiva de ejemplares de jabalí, así como de ciervo, gamo y muflón entre el 30 de junio y el 27 de agosto, en los términos de rececho y espera. , nocturna en el caso de los jabalíes, según informa el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA). La excepción ocurrió porque la falta de agua y alimentos, combinada con el hacinamiento, puede provocar un aumento de la enfermedad en los animales salvajes, incluida la tuberculosis bovina, y desencadenar el riesgo de transmitirla al ganado doméstico.
Tuberculosis
Al mismo tiempo, la Junta de Castilla y León afronta el establecimiento de una emergencia cinegética por «riesgo especial y riesgo moderado» de tuberculosis precisamente en quince unidades veterinarias de las provincias de Salamanca, Ávila, Segovia, Palencia y León , que incluyen un total de 253 municipios. La medida se toma tras la epidemia de tuberculosis detectada en varias fincas salmantinas y que puso en jaque a los ganaderos de esta comunicación.
«El plan se está elaborando, ahora lo estamos discutiendo con los sindicatos, pero saldrá pronto», explican fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta Castellano-Leonesa, donde señalan que han también emitió una orden para el plan de manejo del jabalí para frenar su expansión. Actualmente, según fuentes del ministerio, hay aproximadamente 280.000 jabalíes en la comunidad, principalmente en el norte y el sur.
La declaración de emergencia cinegética permitirá, por ejemplo, el uso de miras térmicas y nocturnas instaladas en las carabinas de caza, facilitando la efectividad de los enganches sobre los jabalíes, siendo ilimitado el número máximo de perros en los enganches, o que una reserva de caza siga organizando cacerías. a pesar de que se ha agotado el cupo aprobado en su plan cinegético. El número total de cazadores en puestos fijos y remolcadores también asciende a 39 personas. Asimismo, se ampliará el periodo de trabajo del jabalí, de forma que se podrá cazar desde el 1 de abril hasta el cuarto domingo de febrero y se podrá cazar en cualquier modalidad de caza mayor.
“Las medidas, que consideramos insuficientes, van detrás del problema en lugar de avanzar”, lamenta el director técnico de la Federación de Caza, quien especifica que estas labores de control, “menos deportivas, deben ser algo excepcional, porque se conceden excesivas ventajas a el cazador». En cualquier caso, piden a la Federación que intente ser lo más eficiente posible, por ejemplo, que utilice «silenciadores» para la caza al mando. Según Herrera, Cataluña, Aragón y Castilla-La Mancha también han introducido modificaciones en facilitar las tareas de control de determinadas especies en sus leyes cinegéticas, la mayoría de las cuales son transposiciones de “la ley franquista de los años 70”.
pagar para cazar
Que las administraciones recurran a cazadores para resolver situaciones complicadas no es la primera vez que ocurre. En 2021, el Ministerio de Acción por el Clima y Alimentación de la Generalitat aprobó una subvención para los cazadores de entre 12,50 y 25 euros por cada ejemplar de jabalí abatido, tal y como informa este diario. Los ayuntamientos de Valencia, como el de Oliva, también aprueban ayudas económicas al cazador, una compensación para reducir la masificación que existe en determinados lugares.
Detrás del aumento repentino de los jabalíes -el IREC calcula que podrían llegar a los dos millones de ejemplares en nuestro país en 2025- se esconden varios factores. El primero tiene que ver con el paisaje cambiante, con más y más bosques y cada vez más abandonados, y con menos población en las zonas rurales, así como con los cambios en los usos agrícolas. “Al final, como hay menos gente en el campo, tienen más espacio y más posibilidades de habitar otras zonas”, explica el experto de Artemisán. Además, se trata de una “especie con una adaptabilidad muy alta que además come de todo”, desde plásticos hasta desechos humanos y carroña. “Se ha adaptado con mucho éxito tanto a entornos rurales como urbanos”. En Barcelona o Las Rozas, por ejemplo, se les ha visto incluso vaciar papeleras para comer basura.
alta reproducción
Su explosión demográfica, según los expertos, también está ligada a que cada vez hay menos grandes depredadores, como los lobos, y su capacidad de reproducción aumenta. Antes, los jabalinos tenían un celo al año, en diciembre, “pero ahora, habiéndose adaptado y encontrando comida en muchos sitios, pueden ser más celosos”, explica Carlos Sánchez. «Antes de ver a una mujer con rasguños [en una camada puede haber de uno a nueve] en fechas determinadas, ahora puedes verlos en cualquier época del año”, dice el experto.
Para Sánchez, la situación de excepcionalidad que estamos viviendo actualmente viene provocada por los casos de tuberculosis que existen en el rebaño bovino castellano-leonés, ya que “está científicamente comprobado que el jabalí es huésped de la tuberculosis y que la puede transmitir al ganado doméstico». . Sabiendo que el contacto entre la fauna y los animales domésticos es habitual en lugares como Salamanca, es “necesario controlar al huésped”. En cuanto a la carne de los jabalíes que se sacrifican, los expertos precisan que «puede entrar en la cadena alimentaria» siempre que se superen los controles obligatorios.
Según el experto de Artemisán, la administración hace bien en tomar estas medidas, porque el control “debe ser realizado por los cazadores; ¿Por qué la sociedad tiene que pagar controladores profesionales?”, se pregunta Sánchez, quien también cree que toda la responsabilidad no puede recaer en los cazadores, a los que en ocasiones se les “obliga” a salir a cazar. “Es una actividad voluntaria, donde pagas el seguro, las tasas de registro , los cartuchos…”, reclaman a la Federación.
Otra circunstancia que se presenta ayuda a esta tormenta perfecta y es que el número de licencias de caza sigue descendiendo en nuestro país, situándose actualmente en menos de un millón, con un ligero descenso en las escopetas y un aumento en las de rifles, es decir, hay más y juego más grande y menos menos. «Es un descenso paulatino, no vertiginoso», dice Herrero, que pide a las administraciones que «limpien la imagen negativa que se da de los cazadores, que vean la capacidad de crear equilibrio y facilitar el relevo generacional, porque si seguimos así, dentro de 20 años , el número de licencias se habrá reducido mucho”.
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