Feijóo ampliará la responsabilidad para frenar a Vox: «Evitar la coalición no está sólo en manos del PP»

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En dos semanas, el misterio se resolverá. Y Alberto Núñez Feijóo espera dormirse la noche del 23 de julio sabiendo si tendrá gobierno en solitario. Que los resultados sean «suficientemente claros», subrayan en Génova -que no contempla otro escenario que no sea la victoria en las elecciones- para que no quede ninguna duda.

Mientras el PSOE y Sumar afrontan una campaña de no agresión para movilizar a una izquierda que ha luchado por despegar tras el 28M, el PP se esfuerza cada día por salir del marco de los bloques y pretende ofrecer una serie de escaños que generaliza la responsabilidad de frenar la entrada de Vox en el Gobierno central. Lo hizo públicamente al hablar de superar los 150 diputados, muy por encima de los 122 que ahora tienen los socialistas y que serían también mayores que los del PSOE y la plataforma de Yolanda Díaz juntos.

Pese al aislamiento en el que vivían los populares en esta última legislatura en el Congreso, en Génova, consideran que «cuando llegue el momento», cada partido se presentará. Que Feijóo pida en primer lugar, una abstención del PSOE, no es un señuelo. Tampoco es que contactará con los barones socialistas más influyentes para presionarle si Sánchez se niega. No se detendrá allí. Preguntará a todos los grupos representados en el hemiciclo a excepción de EH Bildu. Y sobre todo confía en el «pragmatismo» de fuerzas como el PNV, por mucho que hable de líneas rojas en estos momentos por su acercamiento a Santiago Abascal en las autonomías y ayuntamientos.

En el equipo de Feijóo entienden que el discurso de que Vox no debe llegar al Gobierno español por defender postulados que rompen los consensos sociales más fundamentales debe ir acompañado de «hechos». Y de nada servirá esta crítica, no sólo al PSOE sino al resto de grupos, si no actúan cuando pueden evitarlo. “La coalición es la última solución. Pero no solo está en manos del PP evitarlo”, aseguran en Génova, si se confirma ese objetivo de superar los 150 escaños. Si no lo hace y necesita el voto afirmativo de Vox, Feijóo naturaliza, siguiendo criterios de las CCAA, que habría ministros de extrema derecha.

“Influirá en el mapa mundial”

En el entorno del líder gallego insisten en que habrá que ver «cómo queda el mapamundi» la noche del 23J antes de tomar decisiones. Porque no será lo mismo, razonan, que el PSOE aguante o se quede en una situación de extrema debilidad, ni el apoyo que finalmente obtenga Vox (las encuestas confirman que va decreciendo), ni la fuerza que el resto de partidos autonómicos o agregar.

Esto explica por qué Feijóo ahora está tan concentrado en acaparar el máximo apoyo del bloque de derecha. Desde hace meses, la obsesión del gallego es arrancar votantes al centroizquierda, enmendando el tono duro de su antecesor al frente del PP y abriendo sus posiciones, sobre todo, sociales. En los últimos meses, con altibajos, se ha producido este traspaso.

Pero ahora, reconocen en la dirección nacional del PP, dado que no hay movimiento de votantes de derecha a izquierda, la prioridad es reforzar entre los votantes que siguen apostando por Vox. Los pactos del 28M han desgastado más a los de Abascal que al PP, en parte, creen en Génova, por sus posiciones duras, negacionistas en temas de fondo o por haber elegido perfiles extravagantes para cargos institucionales. Y eso, argumentan, respalda el llamado a una votación significativa.

Algo similar está ocurriendo con el programa electoral de Abascal, que ya ha hecho público, y que extiende las promesas derogatorias a fronteras mucho más allá del PP: la ley LGTBI, la ley sobre violencia de género, la ley del aborto y otras que solo Feijóo quiere ajustarse, como la reforma laboral. Vox se ha comprometido a quitar mucho poder a las autonomías para recentralizar el poder o adoptar planteamientos de política exterior que no son aceptables para la gente.

Todas estas circunstancias, reflexionaron en Génova, podrían servir para unir el voto de la derecha en sus siglas y, también, en la recta final, para sumar voces desde el centro que todavía dudan de qué hacer. Ocurrió en Andalucía cuando Vox se empeñaba cada día en entrar en el futuro gobierno de Juanma Moreno con duros discursos que la sociedad andaluza rechazaba. La estrategia de Feijóo, como ya ha publicado este diario, está concebida en los mismos términos. También esperan que estos votantes de centro o de centroizquierda decidan aliarse en torno a Feijóo para salvarle de la necesidad de Vox.

La contradicción de los pactos

El mayor riesgo que asume Feijóo en la campaña, como recordará Sánchez en el cara a cara, será surcar el mar de contradicciones en sus pactos con Vox.

Rechaza una alianza con Santiago Abascal después de haberlos bendecido en las autonomías y municipios de toda España. El mensaje, que molesta a los ultras, no puede ser más claro: «Quiero un Gobierno sin intermediarios, sin contaminar», llegó a declarar durante su primera reunión oficial de campaña, en Badajoz, este viernes y en compañía de María Guardiola.

Que lo hiciera en Extremadura, donde por fin, tras la crisis política desatada, habrá un asesor de Vox en el ejecutivo regional, no es baladí. Feijóo defendió la «transparencia» de acuerdos como el extremeño y dio su visto bueno, aunque dejó claro que ese no es el modelo que quiere para él. Esto contrastará con la imagen de Murcia a partir de este lunes, donde Fernando López Miras no estará investido porque Vox se niega a dar apoyo si no se hace con consejos. Y este caso también tiene luz verde por parte del gallego.

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