España trabaja en su nueva hoja de ruta energética y medioambiental para esta década. La semana pasada, el actual gobierno envió a la Comisión Europea una nueva versión del Plan Nacional Integrado Energía-Clima (PNIEC), con objetivos verdes mucho más ambiciosos que los del actual plan. Se trata de un proyecto que está previsto que finalice a lo largo del próximo año y cuyo resultado final será finalmente acordado con Bruselas por el Ejecutivo a partir del 23J, pero que ya marca el camino para acelerar la descarbonización en línea con los requisitos de la UE.
La nueva estrategia prevé un fuerte incremento del objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para finales de la década en un 32% con respecto a 1990, frente al 23% fijado en la versión anterior del plan de tres años de antigüedad. Reducir el uso de combustibles fósiles y acelerar la electrificación de muchos sectores con energías mucho más renovables, elevando al mismo tiempo el objetivo de eficiencia y ahorro energético, con una reducción del consumo de energía final del 44%, son las claves para alcanzar las nuevas aspiraciones ambientales . %, frente al 41,7% marcado hasta ahora.
El objetivo es aumentar el peso de las energías renovables hasta el 81% de toda la electricidad producida en 2030 (frente al 74% previsto en el actual PNIEC, aprobado hace tres años) y hasta el 48% de toda la energía utilizada por la economía española ( contra el 42% que hasta ahora se marcaba). El megaplan verde del Gobierno de Pedro Sánchez prevé un gran impacto económico con unas inversiones previstas de 294.000 millones, con 2,5 puntos adicionales de PIB hasta final de década, con 522.000 nuevos puestos de trabajo en 2030. Pero tendrá también otras repercusiones menos importantes visibles, pero de incidencia directa en la vida de los ciudadanos.
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5.900 muertes prematuras menos
Y es que la nueva hoja de ruta verde también aporta beneficios directos para la salud. Según el último estudio Global Burden Disease, las muertes provocadas por la contaminación del aire alcanzaron las 11.952 en 2019. La puesta en marcha de las medidas del nuevo plan verde reducirá a la mitad estas muertes prematuras en 2030, con un escenario medio de 6.067 muertes de prematuros esperados, según estimaciones ejecutivas.
Las políticas destinadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero tienen efectos positivos en la salud pública al reducir también las emisiones de contaminantes atmosféricos, a menudo asociados con las mismas fuentes de emisión y procesos de producción.
La emisión de contaminantes atmosféricos, en particular partículas finas (PM2.5), están directamente relacionadas como causa de muerte prematura, provocando problemas en los sistemas respiratorio (incluido el cáncer de pulmón), cardiovascular o cerebral (como accidentes isquémicos).
Reducir las emisiones contaminantes
La contaminación del aire es la principal causa de muerte, según confirma una investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por la Obra Social ”la Caixa”. El estudio, con datos de 857 ciudades europeas, estimó que las fuentes que más contribuyen a la mortalidad asociada a dos contaminantes atmosféricos son las partículas finas (PM2,5) y el dióxido de nitrógeno (NO2).
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Precisamente en el Plan Nacional de Energía y Clima diseñado por el Gobierno de España se prevé que las medidas de la nueva estrategia verde reducirán en 2030 las emisiones de partículas finas en un 44% y las emisiones de óxido nitroso en un 54%, así como en un 58% las del dióxido de azufre (SO2) respecto a los niveles registrados en España en 2019.
«Cada día generamos más evidencia para que al final haya presión para hacer más cambios a nivel de políticas. Más allá de acciones individuales, estos son cambios estructurales», destaca Tamara Iungman, investigadora en contaminación del aire, urbanismo, medioambiente y salud de ISGlobal, en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA “Hablamos de exposiciones que van a generar irritabilidad en todo el aparato respiratorio; o que se asocian a función pulmonar reducida, asma, enfermedades cardiorrespiratorias, hipertensión. Incluso hay estudios que establecen un vínculo entre esta exposición y trastornos mentales”. salud y, por supuesto, muerte prematura. Los efectos son múltiples”, concluye.
Los resultados del estudio de ISGlobal, publicado el pasado mes de junio en la revista The Lancet Public Health, muestran que la fuente que más contribuye a la mortalidad asociada a las partículas finas son las emisiones generadas por los hogares, con una contribución media de todas las ciudades encuestadas, del 22,7%. Le siguen el sector agrícola, que representa en promedio el 18 % de la mortalidad por PM2,5, la industria (13,8 %), el transporte (13,5 %), el sector energético (10 %), las fuentes naturales (8,8 %) y el marítimo. . transporte (5,5%)
recomendaciones de la OMS
Un estudio anterior de ISGlobal ya había estimado la mortalidad atribuible al incumplimiento de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre contaminación atmosférica. Una evaluación que concluyó que las ciudades europeas podrían evitar 114.000 muertes prematuras adicionales cada año si se adhirieran a las nuevas recomendaciones de calidad del aire presentadas por la OMS en septiembre de 2021, en comparación con las pautas anteriores.
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Las estimaciones fueron una actualización de un estudio (publicado originalmente en enero de 2021 en The Lancet Planetary Health) que muestra que las ciudades europeas podrían prevenir hasta 51 000 muertes prematuras cada año al adherirse a las pautas vigentes en ese momento del organismo mundial, publicadas en 2005.
«Si bien no existe un umbral de exposición seguro por debajo del cual la contaminación del aire se vuelve inofensiva, estos nuevos resultados muestran cómo las nuevas pautas globales de calidad del aire de la OMS ofrecen un marco mucho mejor para proteger la salud humana y prevenir un gran número de muertes», señalaron los investigadores. Los nuevos niveles de referencia de contaminación del aire podrían evitar hasta 58.000 muertes más por PM2,5 y 56.000 por NO2, en comparación con las recomendaciones anteriores.
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