“El sistema electoral español es un tres en uno. Un sistema que funciona como una especie de navaja suiza”, explica Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid. En las sedes de cada partido se despliegan los mapas de España para decidir dónde se celebran los mítines y sería fácil analizar dónde se asienta el compromiso de cada formación según la programación de los actos de los candidatos, sobre todo en la recta final, cuando más apremia. Ahora, se afinan los análisis para ver dónde hay más diputados en juego que serán decisivos en la papeleta. En este país se libran 52 batallas en las elecciones legislativas, una por provincia, y los «plomeros» de los partidos saben por dónde vale la pena apurarse para ganar un escaño que baila en el último momento. Este domingo, las elecciones se deciden por «tres Españas», dice Simón.
Dicen los expertos que, según las encuestas de los últimos días, «hay provincias pequeñas donde podría haber un vuelco de apenas cinco diputados» que podría cambiarlo todo y pasar de dar el gobierno al bloque de derecha, que sale como favorito, a desembocar en un bloqueo y dejar a España sin un ejecutivo claro. Los expertos apuntan a una decena de provincias con escaños en el aire que pueden ser determinantes. Es más, en el seno del PP han admitido en los últimos días que hay «12 o 13 escaños en juego» que dependen de los indecisos.
Bono al más fuerte
El sistema electoral favorece a los partidos favorecidos, más fuertes, y en algunas provincias el precio que tienen que pagar algunos candidatos para entrar en el elenco es mucho más alto que en otras. El voto de los indecisos será mucho más importante en las provincias donde la distancia para obtener el último escaño es menor. Donde más se reparte, más se baila. Los partidos saben, encuestas en mano, dónde tienen escaños en el aire que les pueden dar o quitar la victoria electoral o la suma para el gobierno. Es un voto estratégico que será decisivo en la elección de este 23J.
Simón divide el mapa de España en tres para entender cómo funciona el sistema electoral español y cuánto cuesta en cada provincia conseguir el último escaño. Cada una de estas Españas aporta cerca de un tercio de los 350 diputados al Congreso de los Diputados. La mayoría absoluta que permite la gobernabilidad es de 176.
En el primer grupo están las provincias que aportan más de diez diputados. Madrid (37), Barcelona (32), Sevilla (12), Málaga (11), Valencia (16), Alicante (12), Murcia (10) constituyen el grupo donde el sistema electoral tiene una proporcionalidad muy alta. “Son provincias donde el último escaño se obtiene con el 5% de los votos, con el 4%. Es muy proporcional”, dice el experto. Los indecisos, que dudan hasta el último momento de la papeleta para elegir, pueden votar sin adivinar porque su voto no será decisivo.
La segunda España electoral estaría formada por las provincias donde se eligen aproximadamente de 9 a 6 diputados. Provincias intermedias como Cádiz (9), Baleares, Vizcaya, La Coruña, Las Palmas (8), Asturias, Zaragoza, Granada, Pontevedra, Santa Cruz de Tenerife o Zaragoza (7) y Córdoba, Gipuzkoa, Girona, Tarragona, Almería y Toledo (6). En estas provincias se necesita entre un 10% y un 11% para ocupar el último escaño. Por el efecto matemático del método D’Hondt, son provincias más pequeñas donde hay que ser más fuerte para tener un diputado. En este segundo mapa, el último baile empieza a ser más importante entre PSOE y PP, y Vox y Sumar tienen menos posibilidades.
Estas serán las provincias más importantes para la disputa del tercer puesto entre Vox y Sumar. Una lucha que puede ser decisiva para inclinar la balanza hacia un gobierno de derecha o de izquierda en España. En cuanto a la distribución de votos, Vox se orienta más hacia el interior de España, hacia el medio rural, y Sumar hacia las ciudades.
En la tercera España se encuentran las provincias más pequeñas, las que aportan entre uno y cinco diputados al Congreso y donde hace falta al menos un 15% para ganar el último escaño en juego.El reparto de escaños en esta parte del mapa es más predecible. Cantabria, Castellón, Ciudad Real, Badajoz, Huelva, Navarra, Valladolid, Jaén (5); León, Lleida, Lugo, Rioja, Salamanca, Burgos, Cáceres, Albacete, Ourense, Álava (4); Ávila, Guadalajara, Huesca, Cuenca, Palencia, Segovia, Teruel, Zamora (3), Soria (2) y Ceuta y Melilla (1) suman un centenar de diputados en el Congreso. “En Soria, el último diputado cuesta el 24% de los votos”, advierte Simón. En estas provincias, el voto se concentra en los dos partidos mayoritarios, el PSOE y el PP, y los indecisos deben retocar mucho por si no quieren reforzar al vencedor. Los partidos que no obtienen un porcentaje muy alto de votos quedan excluidos del juego porque es necesaria una mayor concentración de votos.
Es lo que Simón llama «España sin costa», porque salvo contadas excepciones corresponde más al interior, donde hay menos población. En estas provincias, robar escaños de un candidato a otro es más difícil. Por ejemplo, en La Rioja, el resultado más habitual es dos PP-dos PSOE; Si el PP ganara 3-1, sería señal de una victoria popular en el país.
En las estrategias de los partidos, este mapa se vigila con atención para disputar escaños durante la campaña, especialmente en la recta final, cuando llega el momento de presionar a los indecisos. Una bolsa del 10% de votantes, unos 3,5 millones de españoles, que puede inclinar la balanza en el último momento. Los partidos logran que queden casi diez escaños en el aire hasta el último momento. Los tres españoles acuden este domingo a las urnas para dar su veredicto final.
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