Es el alga invasora que amenaza gravemente los ecosistemas costeros del sur de España

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“El alga invasora Rugulopteryx okamurae llegó recientemente a Europa procedente del Pacífico Occidental. Su explosiva expansión en las zonas costeras del Golfo de Cádiz, el Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán está degradando los ecosistemas costeros autóctonos y provocando grandes pérdidas en los servicios ecosistémicos”.

Este es el primer párrafo de un estudio realizado por investigadores de los Centros Oceanográficos de Málaga y Cádiz del Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC) en colaboración con la Universidad de Málaga que acaba de publicarse en la revista ‘Phycologia’.

“Hemos descubierto por primera vez grandes cantidades de talos de Rugulopteryx okamurae desprendidos en los fondos profundos del Golfo de Cádiz, que son arrastrados desde las costas del Estrecho de Gibraltar hacia el Atlántico nororiental por el flujo del Mediterráneo”, revelan los científicos.

Los experimentos de laboratorio revelaron que las macroalgas sueltas recolectadas en lugares de aguas profundas estaban vivas y saludables y mantuvieron intacta su capacidad fotosintética después de largos períodos de oscuridad, lo que sugiere «una enorme capacidad de recuperación y potencial invasivo».

Dado el rápido transporte de talos sanos por la desembocadura del Mediterráneo y su acumulación masiva en la cuenca del golfo de Cádiz, esta alga asiática podría representar “una gran amenaza para los ecosistemas del Atlántico nororiental, afectando no solo a los hábitats costeros sino también a los de aguas profundas”, advierten los investigadores.

De hecho, se han encontrado tallos de algas hasta 1.141 metros de profundidad. Actualmente, es habitual encontrar grandes acumulaciones de esta alga invasora en el litoral andaluz, que pueden formar gigantescos mantos marrones a lo largo de la línea de playa.

Impacto negativo en los hábitats

Los restos encontrados en la costa proceden del fondo marino donde vive esta alga. Cuando estos tallos se desprenden, son arrastrados por las mareas y corrientes hacia las zonas de acumulación, donde generan un impacto negativo en los hábitats y ecosistemas locales.

«Los restos no solo tienen su destino en playas y fondos poco profundos, sino que también son arrastrados a zonas profundas, formando enormes arrecifes y afectando a los hábitats de aguas profundas», señala el Instituto Español de Oceanografía en un comunicado.

El estudio advierte de la «gran amenaza» que esto supone para los ecosistemas marinos profundos del Golfo de Cádiz. Ante esta situación, los autores reclaman el seguimiento y control de especies invasoras en estos ecosistemas marinos y subrayan la necesidad de adoptar «medidas efectivas para mitigar sus impactos negativos» en la zona.

“El artículo destaca la importancia de proteger los ecosistemas marinos someros y profundos del Golfo de Cádiz y mantener su salud y biodiversidad”, afirma Ángel Mateo, primer autor del estudio.

“Los talos colgantes transportados por el flujo mediterráneo a través de los canales de contorno del golfo de Cádiz pueden enredarse con obstáculos como rocas y desechos marinos, pero también con invertebrados bentónicos móviles y sésiles”, advierten los autores.

Varios hábitats de aguas profundas y especies asociadas mostraron grandes cantidades de Rugulopteryx okamurae thalli enredados en las imágenes submarinas tomadas para este estudio.

Algunas de las especies en cuestión son “muy sensibles a los impactos físicos” (fricción, abrasión, etc.); por ejemplo, los delicados y rígidos octocorales de fondo blando Isidella elongata y Radicipes gracilis, seguidas de otras especies más resistentes a estos impactos, como las gorgonias de fondo blando y duro Swiftia dubia y Acanthogorgia hirsuta y las esponjas Paracheilinus carpenteri o Phakelia spp.

moléculas tóxicas

Además, algunas de estas especies están en listas de conservación debido al declive que han experimentado en las últimas décadas debido al creciente impacto humano en las profundidades marinas, en particular la pesca de arrastre de fondo.

De hecho, el coral bambú Isidella elongata fue incluido en el Apéndice II de la Lista de Especies Amenazadas o en Peligro de la Convención de Barcelona en 1995, y está catalogado como En Peligro Crítico con una población en declive por la Lista Roja de la UICN.

El gran número de Rugulopteryx okamurae que se ha detectado adherido a las colonias de Isidella elongata puede dañarlas debido al lento crecimiento y fragilidad de esta especie, especialmente en sus partes apicales donde suele formar pólipos. Las implicaciones de este descubrimiento quedan por descubrir,

Además del daño físico, la descomposición de los talos puede liberar moléculas tóxicas para los invertebrados a los que se adhieren o que podrían alimentarse de ellos.

Hay varios metabolitos bioactivos de la clase terpenoide en Rugulopteryx okamurae con efectos tóxicos contra la depredación, que van desde la actividad disuasoria, la inhibición de la colonización larvaria hasta incluso la letalidad.

El estudio aporta evidencias de Rugulopteryx okamurae adherido a erizos de mar, anémonas de mar, esponjas y gorgonias de aguas profundas y, dada la toxicidad de sus metabolitos secundarios, se podrían producir presuntos efectos negativos en estos animales.

«Por lo tanto, la investigación futura debe centrarse en los impactos de Rugulopteryx okamurae no solo en los ecosistemas neríticos sino también en los batiales», concluyen los autores.

Informe de referencia: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/00318884.2023.2177057

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