Más de 37,4 millones de votantes, de los cuales 1,78 en Canarias, deciden hoy en las urnas el futuro gobierno de España, o al menos la composición del Congreso de los Diputados que luego deberá resolver la ecuación de las posibles mayorías parlamentarias que desemboquen en la investidura de uno de los candidatos. Se trata de una consulta electoral histórica para renovar las Cortes Generales desde la restauración de la democracia en el país porque nunca como en este 23-J los partidos o posibles coaliciones de gobierno, y sus respectivos candidatos a la presidencia, han estado tan distanciados entre sí y representando formulaciones ideológicas tan dispares, al menos sobre el papel.
La polarización política, trasladada a las calles durante años y especialmente en la campaña electoral que acaba de finalizar, se resume finalmente en esta doble oferta de alianzas enfrentadas entre el PSOE y Sumar por la izquierda, con el socialista Pedro Sánchez como candidato a quedarse en La Moncloa, y el PP y Vox como alianza de facto por la derecha con el popular Alberto Núñez Feijóo como aspirante a representar el cambio. Los partidos nacionalistas y territoriales, por su parte, incluidos CC y NC de Canarias, se presentan como aspirantes a árbitros si los resultados les dan la oportunidad. Esta polarización es lo que muestran las encuestas que podría terminar provocando un estancamiento parlamentario en la postulación como los ocurridos en las Legislaturas XI y XIII en 2016 y 2019, respectivamente, con la consecuente “repetición” de elecciones.
«Siempre que importa el voto del CC, gana Canarias»
La fogosa y muy emotiva campaña electoral ha puesto sobre la mesa de manera decisiva la irreconciliable visión que presentan los dos bloques tanto sobre la situación real del país, como sobre el rumbo que debe tomar en los próximos cuatro años en el contexto de las incertidumbres económicas y geopolíticas que se presentan, y en el marco de una batalla ideológica internacional sobre el sentido de las democracias liberales de nuestro entorno. Se trata de las primeras elecciones legislativas desde la pandemia sanitaria de 2020, que ha marcado la vida política, económica y social del país desde y desde el inicio de una guerra en Europa hace año y medio. Y en este sentido, se presentan como la gran prueba del impulso ciudadano tanto respecto a las políticas reformistas que, en este contexto, se han practicado en los últimos cuatro años, el gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos con el apoyo parlamentario del PNV, ERC, Bildu y otras formaciones menores, al que la izquierda parece volver a utilizar para reutilizar una posible mayoría él mismo como presidente.
“Canarias nunca ha estado tan protegida como con el PSOE”
El hecho de que por primera vez desde la Transición un partido de extrema derecha de inspiración neofranquista como Vox, negacionista del cambio climático y la violencia de género, xenófobo, homofóbico, antieuropeo y contrario a la España de las Autonomías, aparezca con la posibilidad de entrar en el Gobierno de la nación, otorga a este nombramiento una importancia capital y es el elemento que ha marcado gran parte del debate en las últimas semanas. La gran mayoría de las encuestas han señalado reiteradamente que a pesar de que Feijóo, en su debut como candidato del PP, podría ganar fácilmente las elecciones, en ningún caso con margen suficiente para evitar un pacto con la formación de Santiago Abascal, como ya ocurre en territorios como la Comunidad Valenciana, Extremadura y Castilla y León, o en cientos de ayuntamientos tras las elecciones del 28-M.
«Nadie nos cerrará la boca para defender esta tierra»
Los resultados de estas elecciones autonómicas y locales, en las que el PSOE perdió muchos puestos de gobierno, llevaron a Sánchez a clasificarse para las elecciones generales, inicialmente previstas para diciembre, y condicionaron el tono de la campaña, desarrollada durante la formación de los nuevos gobiernos autonómicos y municipales, en la que se visualizó la alianza entre populares y Vox y prueba de que Feijóo pactará con Abascal si lo necesita para llegar a La Moncloa. El líder popular, sin embargo, intentó distanciarse de sus compañeros ideológicos a pesar de los acuerdos previos antes mencionados, y reivindicó una mayoría suficiente para gobernar en solitario.
La pugna entre ambos bloques se ha basado en dos ideas opuestas, la de la «abrogación del sanchismo» en la que han coincidido estratégicamente los dos partidos de derecha, y la del peligro de una «regresión» y el retorno a una «España en blanco y negro» en materia de derechos sociales que advierte la izquierda. Esta base argumentativa fundamental y claramente ideologizada por los dos partidos ha impedido la discusión de las propuestas que cada uno hace para los grandes temas de la gobernabilidad. Feijóo consiguió que las elecciones se presentaran ante un amplio sector del electorado como una consulta nacional contra la figura de Sánchez y desconociendo en muchos casos al PSOE como adversario electoral, destacando entre sus objetivos acabar con el riesgo de un nuevo Gobierno que acoja como socios a los «comunistas» de Podemos (ahora integrados en Sumar, el proyecto de Yolanda Díaz), y como aliados parlamentarios a los «proetarras» de Bildu, y a los separatistas catalanes de la CKD. Los candidatos de PP y Vox también han conseguido que la campaña no se centre en la situación macroeconómica, sobre la que las estadísticas oficiales ofrecen datos positivos, sino en la percepción de muchos ciudadanos de que viven hoy peor que hace cuatro años por la crisis inflacionaria del año pasado, de la que culpan al Gobierno, desconociendo las consecuencias de la pandemia y la guerra en toda Europa.
«Apostamos por formar una alternativa política a Sánchez»
Por otro lado, Sánchez y Díaz, que realizaron una campaña casi sin referentes mutuos, hicieron saber a los votantes que esta España del 23-J se juega «a seguir avanzando» ante el retroceso social y en materia de derechos y libertades que supondría un Gobierno de Feijóo y Abascal, y buscaron movilizar a esa izquierda que no ha terminado de responder al 28-M. Sus posibilidades reales de revalidar la fórmula dependerán de su capacidad para convencerlos de este peligro, y también para seguir apoyando los avances económicos y sociales que ha hecho el gobierno progresista desde 2019, o al menos para esquivar a la mayoría absoluta de la derecha.
La jornada electoral llega tras una campaña muy polarizada, con altibajos en la percepción de cada partido sobre su posición real en las urnas y su estado de ánimo, en la que incluso se cuestionó el voto por correo y se lanzaron acusaciones sobre su posible manipulación o la supuesta incapacidad del Gobierno para garantizar el ejercicio de los derechos por correo, que más de 2,6 millones de votantes escogieron como, por primera vez también, una lección en pleno verano y en pleno periodo vacacional. El cara a cara entre Sánchez y Feijóo, en el que los populares salieron victoriosos según la mayoría de los observadores, y la negativa del candidato del PP a participar en otro debate a cuatro bandas en la televisión pública (en el que finalmente sólo estuvieron presentes los candidatos del PSOE, Sumar y Vox) fueron elementos que también encendieron el debate político. Las «mentiras» o «inexactitudes», según la versión de uno u otro, de Feijóo sobre varios temas en distintas intervenciones públicas, también contribuyeron al tono duro de la campaña.
«Somos esperanza ante el miedo y el revés»
Canarias el 23-D
Los más de 1,7 millones de canarios convocados este domingo a las urnas elegirán a sus 15 representantes en el Congreso y 11 en el Senado, incluidos ocho diputados por la provincia de Las Palmas y siete por la de Santa Cruz de Tenerife, además de tres senadores por Gran Canaria y Tenerife, y uno por Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, La Gomera y El Hierro. Canarias afronta esta cita electoral con la vista puesta en el peso e influencia que puede tener en las políticas de Estado de la próxima legislatura, en particular en cuestiones como el cumplimiento de la REF, y de cara a cuestiones como el fenómeno migratorio desde África y las relaciones con Marruecos y otros países del continente africano, las inversiones estatales en las islas, la reforma de la financiación autonómica, las políticas de apoyo a la modernización del sector turístico o las medidas de fomento del empleo y de lucha contra la pobreza, entre otras.
La presencia y participación de los Jefes de Estado en la campaña de Canarias no aportó ninguna aclaración en cuanto a su visión sobre la mayoría de estos temas, dado que el propio Pedro Sánchez llegó a hablar del descenso de la llegada de inmigrantes durante el último año por la ruta del Mediterráneo sin mencionar la situación en la ruta a Canarias ni las tragedias acaecidas en los últimos meses, ni el repunte que se está produciendo este verano desde Senegal.
«El PP reducirá el exceso de gasto público de Sánchez»
Los partidos canarios realizaron una campaña electoral muy apegada a la realidad de las islas, contrarrestando así el nulo eco que, en este sentido, se trasladó a los programas electorales y las intervenciones de sus respectivos Jefes de Estado. Solo los nacionalistas de CC y NC, que de nuevo viajan por separado a esta cita electoral, centran sus propuestas en la llamada agenda de Canarias con el Estado y se aferran a este argumento para asegurar que su presencia en el Congreso es imprescindible para que Canarias no quede relegada a la política de Estado.
Los resultados de las elecciones del 28-M y el consiguiente cambio de gobierno en las islas condicionaron una campaña en la que hasta siete de los candidatos de cada una de las provincias se presentaron al frente de las listas de los distintos partidos. Dolores Corujo lo hace por el PSOE; Jimena Delgado por el PP; Luis Campos por NC; María Fernández por CC (en 2019 fue segunda en la coalición NC-CC tras el canario Pedro Quevedo); y Noemí Santana por Sumar en el caso de la provincia de Las Palmas, así como el popular Juan Antonio Rojas y la nacionalista CC Cristina Valido, que sustituye a la histórica Ana Oramas, por Santa Cruz de Tenerife. Repite Alberto Rodríguez Almeida por Vox en la circunscripción oriental; y Héctor Gómez por el PSOE y Alberto Rodríguez Rodríguez por la coalición Sumar (en 2019 lo hizo en representación de Podemos) en la Provincia Occidental.
La candidatura de Vox por Santa Cruz de Tenerife no pudo registrarse por la crisis interna de este partido en la configuración de la lista.
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