Al menos cuatro personas, incluidos dos niños, han desaparecido en Nueva Escocia (Canadá) tras las inundaciones provocadas por las lluvias «más intensas» que han azotado la provincia en los últimos 50 años, según las autoridades locales.
“Este es un evento muy serio. Esta inundación fue rápida y furiosa, y estamos tomando medidas enérgicas para mantener seguros a los habitantes de Nueva Escocia”, dijo el ministro de la Oficina de Manejo de Emergencias, John Lohr.
Las áreas actualmente más afectadas son las ciudades de East y West Hants, la ciudad de Halifax y los condados de Lunenburg y Queens.
El «primer ministro» de Nueva Escocia, Tim Houston, calificó la situación actual en la provincia como «aterradora y significativa» y aseguró que están trabajando para «evaluar los daños y comenzar las reparaciones tan pronto como sea seguro hacerlo».
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, habló con Houston para informarle que el gobierno «está listo para ofrecer más ayuda».
“Estamos aquí para ayudar. Brindaremos recursos para ayudar con las evacuaciones y estamos listos para brindar cualquier recurso federal adicional que sea necesario”, escribió Trudeau en su perfil de Twitter. “Por favor, manténganse a salvo todos”, agregó.
Las inundaciones llevaron a las autoridades a declarar un estado de emergencia (SOE) para toda Nueva Escocia «para garantizar que toda la provincia esté protegida a medida que avanza la tormenta».
«A medida que continúa el riesgo de lluvia e inundaciones, necesitamos que las personas se mantengan alejadas de las carreteras para que los socorristas y los socios de infraestructura crítica puedan hacer su trabajo para restaurar nuestras carreteras y energía y mantener a las personas seguras», dijo Lohr.
El estado de emergencia permanecerá vigente hasta el 5 de agosto -a menos que el gobierno lo dé por terminado o lo extienda- y permite limitar el movimiento en las áreas «gravemente» afectadas, el despliegue de «recursos humanos y físicos clave» para la respuesta y recuperación, y facilitar la restauración coordinada de la infraestructura crítica afectada.
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