El pasado 15 de febrero, en el Congreso, sesión de control de Gobierno, la diputada Inés Arrimadas García hizo un severo retrato a Pedro Sánchez de uno de los servicios que con más precisión mide el bienestar de una sociedad: la salud.
Le dijo: “Probablemente me estés hablando de una comunidad autónoma, que es la Comunidad de Madrid, y sí, Madrid tiene un problema de salud muy grave, eso lo sabemos. Mira, estos son datos de ayer (le muestra un documento). Cita con el pediatra en un centro de salud, el de la calle Espronceda (en Madrid), dentro de 16 días. ¡Una vergüenza! ¿Pero sabes lo que está pasando? Cataluña: cita para atención primaria en 14 días. En Toledo, Castilla-La Mancha, 130 de media por una consulta con un ginecólogo”.
Más reciente fue la interpelación que la misma diputada de nombre Inés Arrimadas García hizo a la ministra de Igualdad, Irene Montero, en el hemiciclo de la Cámara. El 29 de marzo hablaba de reconciliación y decía cosas como estas: “Nueve de cada diez mujeres dice tener muchos problemas para compaginar su carrera profesional con su vida personal. El 75% de las mujeres se sienten culpables porque no dedican suficiente tiempo a sus hijos, pero cuando estamos con los hijos también nos culpamos por no estar lo suficientemente centradas en nuestro trabajo”.
Un representante de una formación ideológica opuesta a Ciudadanos indicó unos días antes de la detención, en una conversación con este periodista, que la diputada Inés Arrimadas García «lleva varios meses dando buenos discursos» y ha demostrado que es «una excelente parlamentaria». «. Parece que estaba descubriendo a un novato a pesar de que Inés Arrimadas lleva bastante tiempo en este negocio y ha tenido grandes experiencias políticas.
No se trata aquí de recuperar el currículum de alguien que ganó las elecciones en Cataluña. De alguien que heredó un partido en estado de shock porque en seis meses ha pasado de ser la tercera fuerza política española, a pocos votos de la segunda, a significar nada (o muy poco) en el panorama español. Ya conocemos la historia reciente de Ciudadanos. Recordemos simplemente que Arrimadas dejó la dirección orgánica del partido a principios de año para pasar a las funciones de diputado.
¿Arrimadas ha tenido una política diferente desde entonces? ¿Eres más libre? Ella respondió a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que no tiene esa percepción y que se siente tan cómoda en el podio del Congreso como antes, pero desliza esta afirmación varias veces durante la entrevista «Estoy totalmente centrada en la realidad fuera del partido». La realidad será llamada varias veces con dos palabras: «Lo importante».
Volvamos a la pregunta que le hiciste a Irene Montero el 29 de marzo. Enumeró los siguientes datos: “El 33% de las mujeres están constantemente estresadas por una carga que no pueden soportar y el 52% de las mujeres trabajadoras ya se ha planteado pedir una reducción de la jornada laboral para poder cuidar a sus hijos”. Remató así: “Y una guardería perfectamente te puede costar entre 250 y 300 euros, y ya no hablemos de eso en ciudades como Madrid o Barcelona, donde también es muy difícil encontrar sitio”. Su compromiso de sumergirse en la realidad social parece evidente.
Horas de reunión y horas de estudio
“Antes consumía mucha energía en las tareas internas del partido, que como saben está pasando por una situación muy complicada, y que unido a mi condición de madre (de dos niños pequeños) significó una coste de la energía muy alto», reflexiona. Añade que la «refundación» de Ciudadanos ha ido a la perfección. Precisa que personalmente está «muy contento».
Tu papel ha cambiado porque el peso de la responsabilidad ha disminuido. Sabemos bien lo que nos pasa cuando nos quitamos un gran peso de encima. Arrimadas no habla de liberación, pero casi. “Mi apuesta es centrarme exclusivamente en la realidad de la calle, de la gente. No me voy a dedicar a otra cosa que no sea eso. No me voy a dedicar a nada que tenga que ver con fiestas.
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Lo hace al pie de la letra. Dedique una parte importante del día al estudio y las reuniones. Se sumergió en las estadísticas sanitarias, por ejemplo, y en uno de los grandes problemas actuales según él, la reconciliación. Ella sufrió. No tiene familiares en Madrid o Barcelona que puedan quedarse con sus hijos cuando los problemas laborales arrastran al padre ya la madre. Puedes pagarle a una persona por eso, eso es cierto, pero muchas mujeres no pueden, señala.
La realidad sanitaria la enfada. “He estado hablando con profesionales y analizando datos durante meses. Es increíble la desigualdad que existe en España en el acceso a las pruebas diagnósticas. Me sorprende que no hablemos más de eso. El código postal determina tu esperanza de vida, tus posibilidades de supervivencia”, desarrolla.
Proporciona comparativas sobre los calendarios de vacunación de niños y niñas o sobre los problemas, o incluso la imposibilidad, de revisar la historia clínica en determinadas comunidades autónomas distintas a la de residencia. Su solución pasa por la recentralización de poderes, lo que nos llevaría a una discusión eminentemente política. Este no es el propósito de este texto.
El pasado 22 de febrero, durante la sesión de control del Congreso ante la exministra de Sanidad Carolina Darias, traducía en cifras su enfado: “El acceso a los servicios sanitarios entre las distintas Comunidades Autónomas presenta diferencias abismales. Por ejemplo, el 72% de la población del País Vasco tiene acceso a programas de cribado de cáncer de colon; en Baleares sólo el 30%. Cita con el ginecólogo: en Valencia hay que esperar 104 días, ya es una pena, pero en Aragón es más del doble, 215. Hay 140 días de diferencia para una prótesis de cadera según el lugar donde vivamos”.
después de la ruptura
Sanidad, conciliación, pensiones, clases medias. Otro campo de estudio de Arrimadas es la realidad de las clases medias españolas, «las clases oprimidas», comenta. Explique que se trata de familias e individuos que pagan y pagan y pagan impuestos sin recibir ninguna ayuda. Familias y personas bien pagadas cuya hipoteca se ha incrementado en 300 euros. Familias bien pagadas y personas que no pueden pagar el alquiler. Familias y gente bien pagada que dudan de tener hijos…
Lo que le gusta es «hablar de la realidad de la gente». Dejó el sector privado para dedicarse a la política por esto. “Vengo de una familia normal y no entré en política para liderar partidos y campañas, sino para defender valores y propuestas”, dice.
Arrimadas reivindica su origen porque volverá a este origen. «Voy a volver a la empresa privada», dice, y eso es una ventaja porque puede hablar con más ligereza, descaro, valentía, según el tema que se trate. No está ligado a la dudosa meritocracia de los partidos políticos. Sólo piensa en la «España de los 80 años», «la España en la que vivirán mis hijos si llegan a esta edad», dice.
Amonestación a diputados y senadores por ocultar con quién se reúnen: ni el 10% lo dice
Hablar con ella muestra claramente que ha iniciado un nuevo camino. El lugar que ocupaba antes se había vuelto demasiado oscuro. Dice que no contribuyó al mal ambiente que generaron las primarias en su partido, pero que por la fractura, el clima dentro del grupo parlamentario se volvió irrespirable. El choque entre Edmundo Bal y sus cimientos demolidos y sus amistades destrozadas. Algunos han afectado el comentario de que al menos ha vuelto la cordialidad y el respeto.
Arrimadas destaca la profesionalidad de los ocho diputados que le acompañan y de los asistentes y técnicos. Con ellos afrontará el año 23, un año clave, un año electoral. Un año que afronta con la ilusión de una recién llegada y, al mismo tiempo, con la confianza de quien ha sufrido y ha pasado por lugares (políticos) oscuros.
“No voy a dedicar ni un minuto más a política y gilipolleces”, concluye Inés Arrimadas García, diputada de Ciudadanos por Barcelona.
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