La Academia de Cine Europeo (EFA) recurrió a la sátira anticapitalista de «Triángulo de tristeza», dirigida por el sueco Ruben Östlund, que recibió el máximo galardón y otros tres, mientras que «El buen patrón», de Fernando León de Aranoa, fue coronada como Mejor Comedia del Año.
Östlund, ganadora del premio EFA a la mejor película en 2017 con ‘The Square’, volvió a ganar el máximo galardón, además de mejor director y mejor guión. Completó su éxito con la mejor interpretación masculina para uno de sus actores, el croata-danés Zlatko Buric, en el papel de un rico ruso recalcitrante.
Otra sátira, mezcla de humor y drama sobre un fondo de precariedad, con Javier Bardem en el papel del engañosamente irreprochable jefe de una fábrica de balanzas, recibió el correspondiente premio a la comedia del año.
León de Aranoa, que recibió por primera vez un premio EFA, lo recogió junto a su productor, Jaume Roures, quien aseguró en broma que la película era en realidad un drama.
‘Es un error, es un error’, repetía Roures sobre el escenario, a veces en inglés, a veces en castellano, otras en francés, para finalmente desear, en catalán, a la directora Carla Simón el mismo éxito para su película ‘Alcarrás’, nominada a Mejor Película y también a Mejor Guión, dos de los trofeos que atesoraba su colega sueco.
La gala se celebró en la capital islandesa, en línea con la rotación de la EFA, que celebra su gala en Berlín, donde tiene su sede, cada dos años, mientras que cada dos años lo hace en una ciudad europea.
El reparto de trofeos ya ha comenzado bajo el signo favorable de Östlund, que recogió primero el de mejor director, para luego acumular plaza en el palmarés.
Su película participó en la gala tras recibir la Palma de Oro en el Festival de Cannes y con el máximo galardón EFA obtenido por el sueco con ‘The Square’ como precedente.
El correspondiente galardón a mejor actriz lo recibió -aunque de forma virtual, en el contexto de su casa, por encontrarse enferma- la luxemburguesa Vicky Krieps, por su intenso papel en ‘Corsage’, la crítica de la emperatriz ‘Sissi’ dirigida por la austriaca Marie Kreutzer.
Destronó así a Penélope Cruz, nominada a este galardón por su papel en ‘Madres paralelas’, de Pedro Almodóvar.
Fue una gala muy nórdica, tanto por el palmarés como por celebrarse en el impresionante auditorio Harpa de Reykjavík, con actuaciones musicales de la Orquesta Sinfónica de Islandia, bromas y guiños al espectador.
La ronda de reparto de premios la abrió el actor español Carlos Areces en bañador y se convirtió en el maestro de ceremonias al anunciar el premio al mejor cortometraje -que se llevó la eslovena ‘La vida sexual de la abuela-.
El pretexto de su indumentaria fue la gran cantidad de piscinas y lagunas termales que hay en Islandia, broma recibida con una sonrisa por parte de un público al que había pedido vestir con cierta etiqueta.
También de España acudió la actriz, cantante y activista por los derechos del colectivo LGTBI Jedet, en este caso con un elegante traje negro, que hizo entrega del premio FIPRESCI Federación Internacional de la Crítica. Fue recibido por el ‘Pequeño cuerpo’ esloveno-italiano, de la mano de Laura Samani.
Honores a Ucrania, Von Trotta, Belllocchio y Suleiman
El capítulo del homenaje a toda una carrera estuvo reservado a la directora y actriz alemana Margarethe von Trotta, icono del cine dirigido por mujeres, que recibió el premio honorífico de manos de su colega polaca Agnieszka Holland, presidenta de la ‘EFA y Honorable Académico de batalla.
El italiano Marco Bellocchio recibió otro premio especial, en este caso como innovador del lenguaje cinematográfico. Lo hizo en un breve e improvisado discurso, entre saber reír con el actor Pierfrancesco Favino y decidido a utilizar únicamente la ‘bellissima lingua italiana’, en una ceremonia dominada por el inglés.
El palestino Elia Suleiman recibió otro premio especial en reconocimiento a su contribución al cine europeo ya una carrera que el director de EFA, Mike Downey, describió como la combinación perfecta «entre la capacidad de entretener y el compromiso» en la política.
Sin embargo, las ovaciones más cálidas, con el público de Harpa en pie, fueron para el cine ucraniano. Fue tanto cuando se entregó colectivamente el premio Eurimages al grupo de realizadores de este país en guerra a causa de la invasión rusa, como cuando el premio correspondiente al mejor documental recayó en «Mariupolis 2».
.
Published by: admin