Carolina Pascual (Orihuela, 17 de junio de 1976) fue la integrante más joven de la delegación española en Barcelona 1992, pero vivió los Juegos con una gran responsabilidad que la coronó para siempre. Desde el 8 de agosto de 1992, con 16 años y 52 días, Carolina se ha convertido en la ‘Princesa de Barcelona92’. A día de hoy sigue vinculada a la gimnasia rítmica, entrenando chicas, impartiendo clases magistrales y colaborando con el COE. Pero el recuerdo de este gran éxito sigue anclado en la cabeza de la gimnasta, todavía en plena forma a sus 46 años y dotada de una energía digna de una subcampeona olímpica. La alicantina nos da la bienvenida a la sede del Comité Olímpico Español en Madrid. Está emocionada porque sabe que vamos a hablar del mejor momento de su vida: los Juegos Olímpicos de Barcelona.
“Para mí, es muy importante. Barcelona 92 son mis Juegos Olímpicos, pero no solo para mí, sino para España. Cuando nombras Barcelona, se me abre la boca, se me abren los ojos y recuerdo mi sueño hecho realidad: aquella medalla de gimnasia rítmica”, recuerda con emoción la exgimnasta.
Ganar esta medalla de plata después de una actuación memorable cambió su vida para siempre: “Esta medalla significó que había logrado mi sueño. Cuando vi los Juegos Olímpicos de Seúl en la televisión a la edad de 12 años, ya le dije a mi madre que quería ser gimnasta olímpica. Luché mucho, sacrifiqué mucho y trabajé al 100% dándolo todo como si fuera una competencia todos los días para llegar allí. Llegar a Barcelona, vivir los Juegos de España, la Villa Olímpica, el desfile y luego conseguir esa medalla de plata fue lo mejor».
La presión de «jugar» en casa
Carolina recuerda cómo se sintió cuando sucedió el gran evento por el que había trabajado tan duro: “Los Juegos Olímpicos y más en España generan mucha presión. Acababa de cumplir 16 años, iba a representar a mi país y quería hacerlo bien frente a mi público, mi gente”.
El camino de la gimnasta hacia el podio olímpico no fue fácil: «No llega un año antes, es una carrera muy larga desde que empecé con siete años y gracias al sacrificio que han hecho mis padres recorriendo muchos kilómetros cada día para poder ser serio en el trabajo. La gimnasia rítmica es un deporte que requiere muchas horas de retraso. La recompensa de todos estos años llegó en Barcelona. Me lo merecía más de lo que soñé durante muchos años, no veía el color de la medalla, pero soñaba que subiría al podio, que me lo colgarían… desde el preolímpico de Barcelona yo ai lo soñaba, porque Carolina sabía que lo podía lograr” , explica con pasión, recordando tantos años de sacrificio.
Pascual no tiene hoy afectaciones físicas de la gimnasia «Hice un buen trabajo en ese aspecto», admite, pero recuerda cómo estaba agotado en los Juegos: «En Barcelona, el doctor me llevaba en brazos con tanta carga y presión «Tenía fascitis, tendinitis, contracturas pero era propio de la sobrecarga de un entrenamiento. Un día más y ya no aguanto más (risas). Llegamos muy justos».
Rusia quería «comprarlo»
Carolina se estaba haciendo un nombre en el mundo de la gimnasia y nadie ignoraba que empezaba a ser un peligro para los dominadores de este deporte, los rusos y los ucranianos: «En el preolímpico de Barcelona dos años antes los, los rusos vinieron a competir. Allí nos íbamos a codear con los que conoceríamos más tarde en Barcelona. Los rusos vieron que ella les iba a plantar cara y pensaron “saquémosla de en medio”, querían que desapareciera, que no fuera una rival para ellos porque los iba a eclipsar. Total, me intentaron comprar, me ofrecieron un maletín para España y lo que querían era llevarme a Rusia para que no fuera rival”, explica la gimnasta alicantina, siempre con un punto de indignación.
Un nuevo estilo de gimnasia.
La realidad es que Carolina estaba anotando un nuevo estilo de gimnasia que fue muy valioso para los jueces: “Desde chiquita, en los videos de mi debut cuando tenía 7 u 8 años, el público en las grabaciones ya decía ‘ooohh «. Me gané mucho al público, supe meterlo en el bolsillo. Creo que hice un ritmo no solo para que me vieran en el tapiz sino para que la gente se volviera hacia mí. Me gustaba sentir ese sentimiento». de hacer divertirse a los demás, era mi gimnasia”, y también hizo reír a los jueces, que destacaron sus actuaciones valorando este punto diferencial de Pascual.
Esto es lo que más recuerda la gimnasta barcelonesa: “El calor de la gente. En Barcelona se respiraba los Juegos. Todos se pusieron en mi lugar, todos éramos olímpicos, hicieron su parte desde la grada, el apoyo fue increíble”. Y lo que quedó grabado para siempre en su memoria fue el momento en el podio: “Segunda y medalla de plata, Carolina Pascual, España», nunca lo olvidaré, fue el mejor momento».
Crees que los de Barcelona fueron los mejores JJ.OO. ¿Historia?
Carolina considera que los de Barcelona fueron sin duda los mejores Juegos de la historia, no solo por su medalla sino también por lo que supusieron para España: “Lo que te diré. Para mí sí, y no soy el único que lo dice”, advierte la exgimnasta de Orihuela. “Cuando celebramos nuestros Juegos, todo el mundo hablaba de un cambio en la marcha de España y del deporte. y todos estuvimos de acuerdo en que estos fueron los mejores Juegos de la historia hasta ahora”. Para ella, no había otros tan hermosos.
Una ejecución perfecta que deslumbró a todos
De entrada, Carolina Pascual no estaba entre las favoritas, pero sus rivales sabían que tenía algo especial y que si no cometía errores, su gimnasia estaría cerca de la excelencia. La miraron de reojo durante toda la competencia. La rusa Alexandra Timoshenko fue primera en la ronda preliminar, seguida por la ucraniana Oksana Skaldina y la española. Pero Carolina realmente quería esa medalla y sabía que era su única oportunidad de obtenerla. Se fue con todo y no hubo errores, una perfecta ejecución de pelota le dio la máxima puntuación, superando incluso a la futura campeona olímpica y en el ejercicio de clubes, con la música de West Side Story, aseguró el resultado final. Tanto es así que las posiciones se invirtieron: tras Timoshenko (59.037 puntos) acabó Carolina Pascual (58.100), seguida de Skaldina (57.912). Cuarta fue otra española, Carmen Acedo (57.225). Antes de subir al podio, Skaldina, que no soportaba que la adelantaran los españoles, la agarró por el arco y la tiró al suelo, llamándola «cerda». Pero Carolina se estaba recomponiendo y la plata brillaba en su cuello.
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