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La Corte Suprema de los Estados Unidos ha decidido poner fin al derecho al aborto en el país tal y como ha sido regulado y protegido constitucionalmente durante las últimas cinco décadas. Esto se deriva del primer borrador de la Opinión de la Mayoría del Tribunal Superior que ‘Politico’ obtuvo en exclusiva.

La filtración marca un punto de inflexión en la historia de los derechos reproductivos en Estados Unidos, provocó de inmediato un terremoto político y social y promete tener un intenso impacto en la vida política de Estados Unidos, que enfrenta elecciones legislativas en noviembre.

El texto al que tuvo acceso ‘Político’ y que publicó íntegro, con sus 98 páginas, data de febrero. Aunque nada es definitivo hasta que se publique el dictamen final, y podría haber cambios en el texto o en las votaciones antes de esta publicación, que se espera dentro de los próximos dos meses, la contundencia del dictamen redactado por el juez Samuel Alito y que sustentan otros cuatro jueces de la mayoría conservadora de la Corte con nueve miembros subrayan el giro sísmico.

Revocación

«Roe obviamente estuvo equivocado todo el tiempo», escribió Alito en una referencia a Roe v. Wade, la decisión de 1973 que otorgó protección constitucional federal de los Estados Unidos al derecho al aborto. “Sostenemos que Roe y Casey deben ser removidos”, decía también el aviso, en alusión a otra decisión de la Corte Suprema de 1992 que ratificó la ley y, aunque dio más margen a los Estados para regular, siguió impidiendo que prohibieran el aborto antes de la el feto era viable, tiempo que suele caer entre las 22 y 24 semanas de gestación.

El aviso, que resuelve el caso que surgió después de que se aprobara una ley draconiana en Mississippi que prohíbe prácticamente todos los abortos después de las 15 semanas de embarazo, dice que «es hora de defender la Constitución y llevar el tema del ‘aborto a los funcionarios electos’. representantes del pueblo. «La Constitution ne fait aucune référence expresse au droit d’obtenir un avortement», a également écrit Alito, déclarant que «la conclusion inéluctable est que le droit à l’avortement n’est pas profondément enraciné dans l’histoire et les traditions de la Nación».

La Corte Suprema dejaría así la regulación del aborto en manos de los Estados, que podrían decidir autorizarlo o no. En al menos 13 estados controlados por los republicanos, se están elaborando leyes que, junto con un fallo que anula a Roe (y no solo elimina algunas de las protecciones que ofreció), inmediatamente haría ilegal el aborto. Otros nueve tienen reglas similares bloqueadas por los tribunales que podrían restablecerse si se anula Roe, y otros siete tienen leyes pendientes que expresan su intención de hacerlo. Mientras tanto, 16 estados progresistas y el Distrito de Columbia tienen leyes que protegen el derecho al aborto.

Alito cuenta con el apoyo de los jueces conservadores Clarence Thomas y los tres designados por Trump: Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett. Según ‘Político’, los jueces progresistas Stephen Breyer, Sonia Sotomayor y Elena Kagan están preparando una o varias opiniones disidentes. La publicación explica que no está claro qué postura tomará el presidente del Tribunal Supremo conservador John Roberts, pero según CNN, su opinión sería aceptar la ley de Mississippi pero no revocar Roe por completo.

batalla politica

El impacto del vuelo es múltiple. Avanza la batalla política en torno al aborto, que ya iba a tener un lugar central de cara a las elecciones legislativas. En un país donde, según las encuestas, la mayoría de los estadounidenses defiende garantizar la ley y mantener las protecciones que ahora el Tribunal Supremo amenaza con eliminar, organizaciones progresistas han organizado manifestaciones para este martes. E incluso el lunes por la noche, cuando varios cientos de simpatizantes se reunieron para una vigilia frente al Tribunal Superior de Washington, donde también se presentaron pequeños grupos de opositores, las reacciones de republicanos y demócratas confirmaron la escalada de la confrontación.

Para los conservadores, que han luchado contra el aborto durante décadas y que en los últimos años han promulgado leyes cada vez más restrictivas en los estados que controlan, esta es una victoria.

Los demócratas, por otro lado, han emitido fuertes críticas. Nancy Pelosi y Chuck Schumer, líderes de ambas cámaras del Congreso, emitieron un comunicado diciendo que si se confirma la decisión, seguirá siendo «una abominación, una de las peores y más dañinas decisiones de la historia moderna». Y las voces que piden la aprobación de una legislación federal que proteja el derecho al aborto están resurgiendo, pero para llegar allí, y dado que no cuentan con la mayoría necesaria de dos tercios en el Senado, es algo que los demócratas deberían poner fin a la práctica de aborto primero. Al menos uno de sus senadores, Joe Manchin, se opone ferozmente.

Los progresistas advierten no sólo del revés que supondría para los derechos reproductivos de las mujeres, y en particular de las más pobres y de las minorías, la sentencia del Supremo tal y como está en el proyecto, sino también de la amenaza de que la sentencia afecte a otros derechos. La congresista Alexandria Ocasio-Cortez, por ejemplo, denunció que el razonamiento de Alito de que el aborto y los derechos “no tienen raíces en la historia” y el desmantelamiento de la estructura que protegía los abortos bajo argumentos de privacidad ponen en riesgo avances y protecciones en otras áreas como los derechos civiles o los derechos de los homosexuales. . casamiento.

Un Supremo politizado

La filtración, que si bien no es la primera que surge de la Corte Suprema, es de hecho la más importante, también está dañando gravemente la reputación de la Corte Suprema. Voceros de la Corte Suprema declinaron comentar y muchos políticos bipartidistas y observadores advirtieron del daño causado por el hecho de que por primera vez se hiciera público un borrador antes de que tuviera una condena final, una fuga que debate quién podría hacerlo y con qué intereses. .

La institución del poder sin igual también se ve cada vez más afectada por las sombras de la politización. En el mandato de Donald Trump fueron designados tres de los magistrados que establecieron la supermayoría de seis conservadores frente a tres progresistas. Las tres nominaciones al Senado y las posteriores sesiones de confirmación estuvieron plagadas de controversia y tensión, y lo mismo sucedió con la confirmación de Ketanji Brown Jackson, el juez designado por Joe Biden para reemplazar a Stephen Breyer.

En diciembre, durante la audiencia del caso Mississippi ahora decidido por la Corte Suprema, la jueza progresista Sonia Sotomayor advirtió que la institución estaba cada vez más sacudida por estas sombras de pérdida de independencia y politización de los temas que trata. «¿Sobrevivirá esta institución al hedor que crea en la percepción pública de que la Constitución y su lectura son solo actos políticos?», preguntó durante la audiencia del aborto. «Si la gente piensa que todo es política, ¿cómo sobreviviremos? ¿Cómo sobrevivirá el Tribunal?».

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