El mito de que los hombres cazan mientras las mujeres se quedan en casa es completamente falso. Un análisis de las sociedades forrajeras de todo el mundo ha revelado que las mujeres cazan tanto como los hombres, lo que confirma que la idea de la división de género en el suministro de alimentos es un mito que aún persiste en la sociedad actual.
Durante mucho tiempo se creyó que la caza era una actividad exclusivamente masculina, mientras que las mujeres se dedicaban a la recolección y al cuidado de los niños.
Esta idea se basó en suposiciones sobre la superioridad física y mental de los hombres y una visión sesgada de la evidencia arqueológica, etnográfica y biológica.
Sin embargo, un estudio publicado recientemente en la revista PLOS ON demostró que esta división sexual del trabajo no es tan antigua ni tan universal como se pensaba.
revisión en profundidad
Los investigadores revisaron cientos de informes escritos por académicos culturales, conocidos como etnógrafos, así como observadores desde finales del siglo XIX hasta el presente, de sociedades de cazadores-recolectores de todo el mundo.
Descubrieron que las mujeres cazaban en casi el 80% de las sociedades estudiadas, utilizando una variedad de técnicas, armas y presas. Estos datos rechazan contundentemente el mito del hombre cazador, que ha dominado el pensamiento antropológico durante décadas.
El estudio muestra que las mujeres han sido cazadoras hábiles y exitosas en una amplia variedad de contextos ecológicos y culturales, desde selvas tropicales hasta desiertos, desde montañas hasta llanuras.
Algunos ejemplos son las mujeres Agta de Filipinas, que utilizaban arcos y flechas del tamaño de ellas para cazar jabalíes y ciervos; las mujeres Matses de la Amazonía, que mataban roedores a machetazos; o las mujeres Aka de África Central, que atrapaban antílopes y puercoespines.
Mejorando el presente y el futuro
Los autores del estudio señalan que la caza de mujeres no solo tiene implicaciones para comprender el pasado humano, sino también para mejorar el presente y el futuro.
Reconocer el papel de las mujeres como proveedoras de alimentos puede ayudar a empoderarlas y proteger sus derechos en sociedades donde aún sufren discriminación y violencia, señalan los autores de esta investigación.
Además, puede contribuir a la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas, ya que las mujeres cazadoras suelen tener un mayor conocimiento y respeto por la naturaleza que los hombres.
En conclusión, el estudio revela que la caza no es una actividad exclusivamente masculina, sino que ha sido compartida por ambos géneros a lo largo de la historia humana.
Esta evidencia desafía los estereotipos de género que tienen una comprensión limitada de la evolución humana y la diversidad cultural.
estereotipos actuales
Estos estereotipos de género aún persisten en la actualidad. A pesar de los avances de las últimas décadas en materia de derechos y oportunidades para las mujeres, la división sexual del trabajo sigue siendo una realidad que limita su desarrollo personal, profesional y social.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres dedican casi tres veces más tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, lo que reduce su disponibilidad para acceder al mercado laboral o mejorar sus condiciones de empleo.
Además, las mujeres continúan enfrentándose a brechas salariales, segregación ocupacional, discriminación, acoso y violencia en el lugar de trabajo.
tambien en españa
En España, la situación no es muy diferente. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), las mujeres representan el 46% de la población activa, pero solo el 41% de los ocupados.
Además, las mujeres tienen una tasa de paro superior a la de los hombres (16% frente al 13%), mayor precariedad laboral (el 25% tiene contrato indefinido frente al 21% de los hombres) y una remuneración más baja (ganan un 22% menos que los hombres al año). ). hora trabajada).
Asimismo, las mujeres realizan el 76% del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, unas 4 horas más al día que los hombres.
Estos datos muestran que la división sexual del trabajo es un obstáculo para la igualdad de género, lo que afecta negativamente a mujeres y hombres ya la sociedad en su conjunto.
El mito que sustentaba esta visión sesgada ha caído y no deja de tener consecuencias.
Redescubrir valores ancestrales
Esta constatación aumenta la necesidad de impulsar políticas públicas y medidas sociales que promuevan una distribución más equitativa y corresponsable del trabajo productivo y reproductivo, que reconozcan el valor económico y social del trabajo doméstico y de cuidado, que promuevan la conciliación trabajo-familia, que eliminen barreras y estereotipos de género en el acceso y desarrollo profesional, y que garanticen los derechos laborales y la protección social para todos, como sucedió, salvando distancias lógicas, en la era humana de los cazadores-recolectores.
Referencia
El mito del hombre cazador: la contribución de la mujer a la caza a través de contextos etnográficos. Abigail Anderson et al. PLOS UNO, 28 de junio de 2023. DOI: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0287101
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