2-0. Tenerife-Granada. Las cosas se ven diferentes con una victoria como la del domingo. La racha de cinco jornadas sin perder escondía la trampa que incluía cuatro seguidas sin ganar. Ahora suman seis partidos con un triunfo en cada final y marca de 10 de 18. Ya es una racha más igualada, apoyo para compensar un comienzo errático de Liga y empezar a escalar en la clasificación.
Ese impulso tan necesario llegó en un partido que parecía un problema, por el potencial del rival, y acabó siendo un partido hecho a medida para un Tenerife muy parecido al que tantas trabas superó la temporada pasada, ese que Supo sufrir y morder en ataque, ese que era casi invencible cuando lograba marcar primero.
El Tenerife empezó mejor que el Granada, ganando los duelos, anticipándose, manteniendo la estructura del equipo, apuntando con determinación al objetivo contrario… La maquinaria funcionó, Javi Alonso relajado y lúcido en la lectura de cada situación, con los laterales y los extremos profundos. generando una superioridad dentro… La sensación inicial era la de esta noche, sí. Inicialmente, los locales parecían un bloque más hechos que los visitantes. Pero el Granada acabó encontrando su sitio en el partido. En un cuarto de hora ya había tomado el mando a base de tacto, calidad, apertura a las bandas y despliegue de recursos.
Hasta entonces sólo había habido un remate forzado de Gallego y una volea desviada de Víctor Díaz. Lucha por ordenar, pero sin llegadas claras. El Tenerife tuvo su momento y lo dejó pasar sin tropiezos. En cambio, cuando los blanquiazules soplan y retroceden, el Granada llama a la puerta de la portería. Avisó Ricard (16º) viniendo desde atrás y mandando el balón demasiado alto, tras una combinación desde el lateral defendido por Mellot. El Tenerife asumió que había que aplicarlo para no perder el rumbo, y enfrió la fase de superioridad visitante sin sufrir daños. Allí aprovechó para sacar el arma de contraataque, utilizada en una acción gestionada sin éxito por Gallego en el carril izquierdo. Al menos había servido para recordarnos que el Tenerife tenía sus herramientas para crear ocasiones. El Granada se cubre un poco más y el partido entra en una fase de dominio local. Hubo unos minutos en los que a los de Ramis les faltó precisión en el último pase ante un rival que había activado el modo defensivo para respirar e intentarlo de nuevo.
La ofensiva granadina dio paso a un momento de ruptura, como si el partido fuera a acabarse y no llegar al descanso. De repente, el duelo se convirtió en un ida y vuelta camino del intermedio del que mejor salió el Tenerife, que mejor supo convivir con este vértigo. Al menos aprovechó para marcar. Lo hizo aprovechando un balón largo y bien intencionado de Soriano. El arquero buscó a Iván Romero, quien jugó en un cheque de secundaria, le ganó el puesto a Cabaco y le ganó mano a mano a Raúl. Fuerza y eficacia del atacante cedido por el Sevilla (30º). El Tenerife había conseguido situarse en lo más alto de la clasificación, lo que sólo sucedió en 100 minutos de los 900 correspondientes a las diez primeras jornadas.
Con el golpe aún latente, el Granada se esforzó por no abandonar el partido y se apresuró en la primera parte para, al menos, empatar. Pero chocó con una empresa tinerfeña, concentrada y enérgica en labores defensivas. Con todo eso, Uzuni logró poner a prueba a Soriano a fuego cruzado.
La segunda parte arrancó con el Tenerife dispuesto a no encajar para que nada relevante pasara en su área. Era la prioridad. Nuevamente, orden y sentidos puestos a la urgencia, recuperarse y marcharse rápidamente. El partido fue como yo quería, en el sentido de que este Tenerife se está haciendo grande.
Detrás de esta racha vino el revés de la lesión de Carlos Ruiz, que intentaba atrapar un centro alto y rematar (55º). Poco después, el colegiado anuló un gol de Dauda por fuera de juego de Romero, asistente tras recibir un pase filtrado de Gallego (57′). El 2-0 no había caído en este partido, pero el camino estaba marcado. El Granada, ya con cambios ofensivos, iba a dejar más espacios atrás, una invitación para un Tenerife dispuesto a condenar a dos o tres toques. Y eso es exactamente lo que sucedió. En un abrir y cerrar de ojos, se plantó en campo contrario y pitó penalti. Romero controló, una vez más mejorando cada balón, y conectó con Dauda, que llegó un segundo antes de que Raúl contactara con el balón y fuera derribado. Ais Reig no dudó y apuntó con la mano al punto de penalti. Gallego asume la responsabilidad y engaña al portero granadino (64º).
Con el 2-0, la victoria del Tenerife no peligraba. Los locales se retiraron de la oficina y fueron inteligentes en el manejo de la situación. Todo lo contrario a una Granada que no generaba nada. Apenas un remate de Arezo en el 83′, Soriano tuvo menos trabajo en la segunda parte que en la primera. Indefenso, el equipo preparado por Aitor Karanka se enredó en faltas y quejas. La pérdida de papeles fue significativa. La imagen de un segundo grande y perturbado.
En el tránsito a la victoria, la noticia estuvo en el regreso de Elady Zorrilla. El delantero del Jaén no jugaba desde la primera jornada. Uno más para tomar posiciones y alargar una racha que ya lleva seis jornadas.
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