Matheus Cunha ya forma parte de la historia del Atlético de Madrid. El campeón olímpico con Brasil, que llegó con la joya del fútbol procedente de Río de Janeiro, se marcha tras marcar 7 goles en 54 partidos. Otro delantero que se marcha del Metropolitano sin cumplir las expectativas y mandando un mensaje a Simeone por su falta de oportunidades.
Pero más relevante que el mensaje del atacante es la reflexión del padre del jugador, que afirma algo que ya se ha escuchado en la grada: «En el sistema de Simeone no hay manera de que prospere un atacante». Más allá del valor futbolístico de su hijo Matheus, que dejará 40 millones en las arcas (se va cedido y el Wolverhampton pagará 50 millones en junio, 10 millones de los cuales irán al Hertha), la lista de atacantes que dejó el Atlético en medio la puerta de atrás se empieza a abrir de par en par: Cunha, Gelson Martins, Jackson Martínez, Raúl Jiménez, Gameiro, Moussá Dembelé, Kalinic, Alessio Cerci, Vietto… Futbolistas de distintos perfiles que también han venido al club como gestores de apuestas deportivas y entrenamiento. El perfil de los jugadores que triunfaron con Simeone tiene más que ver con el de futbolistas de garantías que llegaron al Atlético con un pasado consolidado como Falcao, Villa, Manzukic, Griezmann o Luis Suárez.
No han terminado de salir las apuestas por un Simeone que no parece tener la paciencia necesaria, ni el tiempo dadas las exigencias del club, para ir a descuartizar a estos futbolistas. Hay casos que llaman fuertemente a la razón, como el de Jackson Martínez, que llegó procedente del Oporto tras pagar 35 millones. El colombiano ha marcado 92 goles en tres temporadas gracias a su exuberante físico. Tuvo oportunidades, ya que disputó 22 partidos en los que marcó solo tres goles, y en febrero el Atlético le mandó a China, tras recibir una oferta de 42 millones del Guangzhou.
Simeone tampoco ha tenido suerte ni paciencia con jóvenes como Luciano Vietto, el joven con el que debutó en la competición con 17 años en 2011. El Cholo ha recomendado en varias ocasiones su fichaje, pero el Villarreal se adelantó. Allí marcó 20 goles antes de ser cedido al Atlético por 20 millones en 2015. Sin embargo, Vietto no estuvo a la altura de las expectativas y solo marcó tres goles como rojiblanco. Fue cedido al Sevilla, Valencia, Fulham y finalmente incluido en el trato para fichar a Gelson Martins, otro fiasco. El francés no se mordió la lengua al hablar de su paso por el Atlético: “No me fue bien porque no me llevaba bien con Simeone. No había química y era complicado. Era un entrenador difícil con ideas de juego muy complicadas.
Raúl Jiménez fue otro delantero que no le entendió. Llegó a España procedente de América con 23 años para pelear por el puesto con Mandzukic, Griezmann y Fernando Torres. Simeone aprobó su fichaje, pero luego vino a poner en su sitio a Raúl García por delante del mexicano. Un gol en toda la temporada acabó por acabar con su historia en el Cholo, para marcharse al Benfica y al Wolverhampton, donde aseguró ser un delantero con más personalidad y gol.
talento vs trabajo
El caso de Alessio Cerci es paradigmático. Llegó al Calderón en verano de 2014 como un delantero de talento tras dos buenas temporadas en Turín. Jugó diez partidos, marcó un gol y acabó diagnosticando él mismo su problema: “Me equivoqué al apostarlo todo al talento. entrenador como Ventura, al que me dio todo, me entendió y me permitió sacar a relucir mis cualidades. Me equivoqué al pensar que el talento podía ser suficiente para jugar la Champions. Tuve que esforzarme más.” Cerci siempre me ha estado agradecido por Simeone, a pesar de no tener oportunidades y no estar a la altura.
Un caso que recuerda al de Joao Félix, que llegó al Atlético estigmatizado por el precio pagado por su traspaso: 126 millones de euros. Un jugador con un talento indiscutible, como Cerci, el portugués se marchará en enero porque, a diferencia del italiano, su relación con Simeone es nula. Joao tomó la decisión de marcharse a su regreso del Mundial, iniciativa que apoyó el Cholo, que le abrió la puerta con rotundidad: «Quiero lo mejor para el Atlético de Madrid. Lo que pueda pasar pasará, nadie es imprescindible. Nadie «. Mendes y Gil Marín trabajan en una salida inmediata o bien con un traspaso, algo complicado porque el Atlético quiere recuperar la inversión fijando un precio de salida de 100 millones, o bien con un traspaso que ayude al club a ganar tiempo y librarse de un problema en el vestuario.
600 partidos y once temporadas después, Simeone sigue luciendo los galones y mantiene su ética de trabajo estajanovista, al tiempo que aguanta la reputación de entrenador de delanteros difíciles que le persigue. Ya sea por falta de paciencia, o por una exigencia a la que los atacantes no están acostumbrados, o por mala suerte. Parece claro que la próxima apuesta del Atlético debe ser un delantero más cercano a Mandzukic que a Joao Félix, más cercano a Suárez que a Cerci. Más esparto que terciopelo. Y, sobre todo, objetivo. Este gol de sudor
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