Tan pronto como Britney Spears solicitó el divorcio de su segundo esposo, el bailarín Kevin Federline, en noviembre de 2006, el asiento de los «paparazzi» se salió de control de mala manera. Las noches de borrachera que pasó con Paris Hilton y Lindsay Lohan forjaron la narrativa mediática de que era una mala madre y descuidó a sus hijos: Sean Preston, de 2 años, y Jayden James, de 1. Su declive personal fue entonces tan apreciado que, para una sola instantánea de él, tuvo que pagar hasta un millón de dólares. Eso sí, decenas de fotógrafos hicieron oro a sus expensas.
Aunque lo más llamativo es que nadie se atrevió a preguntar qué le pasaba realmente al cantante. En su momento, fue una broma tan lucrativa que, lejos de ayudarla, optaron por verla desmoronarse en los medios con un bol de palomitas de maíz en las manos.
Prueba de ello es el siniestro 16 de febrero de 2007. Ese día, tras pasar menos de 24 horas en el centro de rehabilitación Crossroads Center de Antigua y Barbuda, voló a Los Ángeles con el fin de buscar a su retoño. Pero Federline lo detuvo. Desfallecida, alrededor de las siete de la noche, acudió a Esther’s Haircutting Studio, una modesta peluquería del distrito de Tarzana, en Los Ángeles. «Pensé que estaba tratando de huir o esconderse de los fotógrafos», dijo la dueña de la tienda, Esther Tognozzi. Pero su intención era muy diferente.
Una horda de fotógrafos
Acompañada de dos guardaespaldas, y bajo la atenta mirada de 70 “paparazzi” que esperaban en la puerta, la artista le pidió a Tognozzi que le rapara la cabeza. «Traté de convencerla de que no lo hiciera», dijo el estilista a las páginas de «Los Angeles Times». De nada sirvieron sus palabras: Britney no dudó en tomar una navaja y quitarse ella misma el pelo. Por primera vez, aunque nadie lo entendía, se hizo cargo de su propia imagen. Según los presentes, al final de esta catarsis capilar, lloró no porque se viera poco atractiva, sino por lo que pudiera estar pensando su madre.
«Estaba pasando por muchas cosas artificiales con mis hijos y Kevin en ese momento. Estaba devastada», dijo la estrella un año después en el documental «Britney: For the Record» sobre ese episodio. «Pensaron que me estaba volviendo loco, pero la gente se afeitaba la cabeza todo el tiempo. Para mí, era como si me estuviera revelando, sintiéndome libre o deshaciéndome de las cosas que habían sucedido».
Antes de irse a casa, Britney hizo una segunda parada en el estudio Body & Soul en Sherman Oaks para tatuarse unos labios en la muñeca y una cruz en la cadera. En el documental de Channel 5 de 2019 «Britney Spears: Breaking Point», la tatuadora Emily Wynee-Hughes recordó lo que sucedió esa noche: «No estaba segura de qué estaba pasando allí. Parecía que había un motín callejero. Y de repente la puerta se abrió lentamente y ella entró. Noté enseguida que no tenía pelo. Le pregunté por qué se afeitó la cabeza y su respuesta fue un poco extraña: «No quiero que la gente me toque el cabello. No quiero que nadie me toque el cabello. Estoy harta de que todos lo hagan».
Al igual que Tognozzi, también confirmó que nadie en su equipo trató de ayudarla o disuadirla. «Simplemente no parecía importarles mucho. Sentí una loca sensación de ansiedad y energía negativa. Parecía que todos estaban esperando que ocurriera el accidente».
Fuera de control
Britney siempre ha sido reacia a hablar sobre ese fatídico año 2007 que resultó en la pérdida temporal de la custodia de sus hijos y la tutela legal de su padre durante 13 años. Sin embargo, en junio de 2017 ofreció una entrevista al diario israelí ‘Yediot Ahronot’ que, leída ahora, es sumamente reveladora: «Creo que tuve que darme más descansos a lo largo de mi carrera y asumir la responsabilidad de mi salud mental. decisiones que se tomaron por mí con las que no tuve nada que ver. Mi vida estaba controlada por demasiadas personas y no te permite ser tú mismo. Estaba perdido y no sabía qué hacer. Estaba tratando de complacer a todos los que me rodeaban, pero hay momentos en los que miro hacia atrás y pienso: ‘¿En qué estaba pensando?'». Afortunadamente, eso es cosa del pasado ahora.
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