Carmen Sevilla fue uno de esos mitos intergeneracionales. Era todo lo que quería en la vida. Para los adultos, era una policía tradicional, para otros, una estrella de cine internacional increíblemente hermosa, y para los menos experimentados, una de las presentadoras de televisión más cercanas, amistosas y comunicativas. A través de todas sus etapas vitales, el artista siempre ha estado vinculado al Archipiélago. Desde aquellos primeros estrenos, en la pantalla en blanco y negro, hasta la llegada del color aterrizando a toda velocidad, los mandos de otra leyenda de la pequeña pantalla como Valerio Lazarov con la miniserie española 360 Grados a la redonda…, grabada en el Puerto de la Cruz en Tenerife en 1972.
Fue en este programa, cada capítulo del cual estaba dedicado a un cantante famoso, que sacó de su bolso color crema una especie de teléfono móvil, eso sí, con dial y cable trenzado.
Ese mismo año revolucionaría Las Palmas de Gran Canaria con el rodaje de su videoclip Amor Latino, grabado en lo que hoy es la Avenida Marítima, donde se encuentra la gasolinera cercana a la estación Guaguas del Hoyo. A bordo del mítico Volkswagen Escarabajo rojo y ataviada con un vestido blanco con adornos rojizos, simuló un accidente de tráfico. Una puesta en escena que rápidamente se convirtió en coreografía por parte del personal sanitario.
Registro
Fue casi al mismo tiempo que filmó un exuberante video musical en medio de un frondoso jardín en San Agustín, Gran Canaria. Ataviada con un vestido verde, naranja y morado, cantó «por qué te amo». No me preguntes por qué».
Antes de filmar este video musical, en 1968, el fotógrafo de LA PROVINCIA/DLP, Juan Santana, la conoció brevemente durante una actuación en el Hotel Oasis Maspalomas. “Estuve una vez en su actuación en Maspalomas con el exmarido que era su representante Augusto Algueró. Le envié una foto a Amador Moreno con ella. Le pedí que me hiciera una foto con ella, estuve en la actuación y después se publicó en el diario”, recordó ayer.
Demostró su pasión por las islas en cada Feria Internacional de Turismo (Fitur) visitando el stand del archipiélago y mostrando su devoción por las islas. Decenas de fotografías dan testimonio de esta estrecha relación.
Y es que, desde hace años, su presencia en las islas ha sido más que frecuente, muchas veces de forma anónima para disfrutar del clima, las playas y, sobre todo, de las canarias. Quienes han tenido la oportunidad de conocerla y compartir momentos con ella lo saben bien. Uno de ellos es el presentador de Televisión Española en Canarias, Roberto Herrera. La unían años de estrecha amistad, confidencias, momentos de pura alegría, risas y sobre todo solidaridad. Una faceta quizás más desconocida para el gran público pero que fue una de sus características más llamativas.
“Durante años estuvo en la gala de Amigos Contra el Sida que hice. Cada vez que venía traía un cheque, que antes era de un millón de pesetas y después de 6.000 euros. Si no le decía que viniera, se enojaba conmigo”, recordó Herrera. Un año donó uno de sus vestidos a una subasta benéfica para recaudar fondos para la Fundación Canaria contra la Leucemia Alejandro da Silva. “También participó en una gala que organizamos en el Teatro Víctor Jara, en Vecindario, a favor del cáncer de mama”, cuenta.
A todo ello se ha sumado su presencia durante varios años en el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria y el de Santa Cruz de Tenerife, en este último desde el momento en que se celebraban en la Plaza de España. “Le encantó venir a la gala de la Reina en la capital grancanaria. Lo hizo muchas veces”, cuenta. Uno de esos momentos fue en 2006, en el carnaval latino que coronó a Romina Llarena como reina de las fiestas. Lo hizo con un diseño de Fernando Méndez, también fallecido Sevilla fue un público más, bailando, saltando y zumbando con la fiesta.
Cabalgaba en la cabalgata. Fue difícil para nosotros porque ella quería estar en medio de la grabación de algunas de sus cosas. Fue así”, explica.
Si había algo que la fascinaba por completo del carnaval era la gala Drag Queen. Incluso llegando a ejercer de jurado en una de sus primeras ediciones. “Estaba enojada porque la trajeron. Quedó impresionada”, detalla. Incluso estuvo en una romería de ofrenda a la Virgen del Pino en Teror, sin duda una de las fechas más importantes para los grancanarios. Y es que, como su nuera, Carmen Sevilla se sentía como en casa: “Antes entraba mucho, más que salía”, dice.
De hecho, había hecho un grupo de amigos con los que solía pasear y disfrutar de la belleza del centro histórico de Vegueta. Como otro isleño. “Ella siempre estaba lista para tomarse fotos con quien se lo pidiera. Nunca objetó cuando la gente le pedía una foto o un beso. Estaba tan cerca, eran muy buenas personas. A todos les encantó, desde los niños pequeños hasta los adultos y los ancianos”, señala. Cuando venía a participar en un espectáculo o una gala, prefería que la recogiera un amigo antes que un coche oficial o un taxi. “Le encantó que la recogiera con un carro que ella tenía porque era descapotable. Siempre me pedía que me quitara el pasamontañas”, dice.
Fue esta Carmen Sevilla cariñosa, cercana y solidaria la que marcó a quienes la conocieron. Una estrella internacional en carne y hueso. Un mito clásico que se ha convertido en una estrella más del cielo canario.
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