Los compradores de coches no son los únicos que han de tener paciencia ante los retrasos en la entrega de vehículos nuevos desde el final del confinamiento. La falta de componentes electrónicos, como los chips, y los cuellos de botella en el suministro de ciertos materiales del sudeste asiático también afectan -y más aún- a la fabricación de camiones, para disgusto de los transportistas, que se ven obligados a esperar más de un año para renovar sus flotas.
“Estamos en una situación que ni en el peor de nuestros sueños podíamos imaginar”, dice el presidente de Alicante Fetrama, Juan José Hernández, ante los problemas que les está causando esta situación. “No hay disponibilidad de vehículos en el mercado y en las concesiones nadie te garantiza menos de 16 o 17 meses de espera”, insiste el empresario, que también lamenta la importante subida de precios que se ha producido y que se suma a la sufrida . por combustible y ciertas piezas de repuesto, como los neumáticos.
Así, según Hernández, una cabeza tractora que hace unos años podía costar entre 85.000 y 95.000 euros está actualmente en la franja de entre 100.000 y 120.000 euros, mientras que un semirremolque que rondaba los 25.000 euros, ahora cuesta 35.000 de media. El presidente de Transportistas de Alicante destaca que el incremento está entre el 25% y el 30%.
Ante esta situación, la única alternativa que ha encontrado el sector es alargar la vida útil de los vehículos actuales, no sin ciertas objeciones. Normalmente, las flotas que se renuevan con más frecuencia son las destinadas a la exportación, donde los camiones se suelen reponer a los tres o cuatro años. Los vehículos que llegan a esta edad realizan entonces trayectos nacionales o regionales, y los nuevos se ocupan del tráfico internacional.
El problema, como apunta el presidente de Fetrama, es que la legislación de muchos países europeos es cada vez más exigente en cuanto a normativa de emisiones, lo que penaliza a los vehículos más antiguos. “Al fin y al cabo se trata de modernizar constantemente la flota, y ahora no podemos”, dice Hernández.
Entrevista
Los distribuidores reconocen el problema, aunque están recortando los plazos de entrega por debajo del año. “Al fin y al cabo, los fabricantes de coches y camiones son los mismos grandes grupos y a todos les afectan los problemas de la cadena de suministro o el aumento de los fletes marítimos desde Asia”, explica el responsable de la concesionaria Scalevante Alicante, Juan Miguel López, que destaca el esfuerzo que realizan los establecimientos para dar soluciones a sus clientes.
Según explica López, la mayoría de las ventas de tractores se suelen realizar bajo la fórmula de leasing o renting y lo que se ofrece a los clientes son contratos de mantenimiento para que puedan mantener estos vehículos por más tiempo. “Si un cliente tuviera que reemplazar 20 camiones después de cuatro años, le damos un contrato de mantenimiento para que pueda continuar con los vehículos”, explica el gerente.
En cualquier caso, esta situación también está perjudicando a los concesionarios, que están viendo que sus ventas no se recuperan tras la pandemia, mientras que la actividad económica y en especial el transporte y la logística han seguido creciendo. Así, el gerente de Scalevante Alicante calcula que el volumen de ventas apenas alcanza los dos tercios de lo normal, cifras que coinciden con los datos de matriculación ofrecidos por la DGT.
Así, en los nueve primeros meses de este año se han matriculado en la provincia de Alicante 1.145 camiones de todo tipo, lo que supone un descenso del 35% respecto a las cifras registradas en el mismo periodo de 2019.
solución pendiente
Por su parte, desde la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), señalan que «el sector en su conjunto se enfrenta a la misma situación, la crisis de los chips electrónicos y los problemas de enrutamiento de materiales», lo que retrasa «la entrega tiempos respecto a los pedidos en los puntos de venta”. Eso sí, especifican que dependiendo de la marca y tipo de vehículo, los tiempos varían. En cualquier caso, también anticipan que el problema persistirá al menos hasta principios del próximo año, aunque lo cierto es que nadie se atreve a dar por hecho cuándo se normalizará por completo la actividad de las fábricas.
La incertidumbre comienza a afectar la demanda en el sector
La situación de incertidumbre provocada por la guerra en Ucrania y la inflación ya empieza a afectar a la demanda de mercancías que realizan determinados sectores económicos de la provincia de Alicante, según Juan José Hernández. En concreto, el portavoz de los transportistas señala que la industria ligada al suministro de materiales o elementos para la construcción ha comenzado a ralentizar las contrataciones, ante el parón de esta actividad. Por el contrario, la demanda de otros sectores, como el agroalimentario, se mantiene fuerte, al igual que otros sectores, como el textil, según el empresario.
A la escasez de vehículos se suma el problema que afronta en el transporte con la subida del carburante y, sobre todo, del gasóleo, que ya supera los dos euros en más de la mitad de los proveedores de la provincia. Aunque el gobierno aprobó las ayudas, los aumentos están tensando el flujo de caja de las empresas del sector, que pagan el combustible en efectivo y cobran por sus servicios durante 60 días.
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