Lujo, glamour, orgullo, pasión por los coches clásicos, diversión, turismo, compañerismo y satisfacción. Estas sensaciones se reflejaron ayer entre los participantes de la XXI Clásica de Tenerife a su llegada al Parque García Sanabria de la capital tinerfeña. Más allá de una prueba habitual de coches, el evento es un punto de encuentro de propietarios de coches clásicos de alto nivel que, además, apuestan firmemente por la promoción turística de la Isla y de la provincia. En esta edición, la prueba discurrió por las carreteras de Tenerife y La Gomera. Los aficionados rara vez ven tanta variedad de coches de prestigio reunidos en una competición en España. Entre ellos destacaban dos Mercedes 300 SL. Pero había muchos más coches llamativos. Y todos los participantes consultados destacaron el nivel de organización del equipo dirigido por Leopoldo Mansito, el metro recorrido, los paisajes y las carreteras, especialmente las de La Gomera.
Máximo Sant, comunicador y gestor del canal de YouTube Garaje Hermético, con más de 590.000 suscriptores, participó en la categoría Turismo con un espectacular Dino 246. “La organización fue impecable y las rutas absolutamente fantásticas; los paisajes son espectaculares y las carreteras de La Gomera están en un estado impecable”, subraya Sant. Sobre el vehículo que le fue prestado para la ocasión, subrayó que “fue como retroceder 50 años; el Dino corre mucho, con una estabilidad espectacular y un confort razonable; en su tiempo debió ser la bomba”.
Claudio Marciano di Scala y Mónica Tonini fueron invitados en representación del San Marino Vintage Automobile Club. Valoró la gran participación e interés que despierta este clásico no solo entre gente de cierta edad, sino también entre muchos jóvenes. Consideró que la prueba tuvo “una clara impronta de la cultura, no solo en el sector de la automoción, sino también en las relaciones internacionales”. El club Marciano di Scala es el que organiza la emblemática prueba italiana de las 1000 Miglia. Está convencido de que la prueba RACT-RACE podría tener mayor interés internacional en el futuro.
El objetivo en una clásica es recorrer los tramos con carriles abiertos al tráfico convencional a la velocidad media marcada por la organización; si vas más rápido o más lento en los puntos de control, el equipo penaliza y gana el equipo con menos puntos de penalización. Juan José Llanos, gerente de la empresa TiemposOnLine, y sus colaboradores colocan el GPS en vehículos de competencia. De esta forma, sabemos en todo momento dónde está el coche, pero sobre todo, gracias a la información previamente introducida en el sistema, sabemos la rapidez con la que cada equipo ha superado los 120 puntos de control colocados en el recorrido durante los tres días de competición. . El viernes partieron del García Sanabria y recorrieron los tramos de El Bailadero, Las Mercedes, La Esperanza, Boca Tauce y Vilaflor, hasta el hotel GF Victoria, en Costa Adeje. El sábado, la caravana se dirigió a La Gomera, donde subió a la Degollada de Peraza y pasó por Agulo, Hermigua, Vallehermoso, Arure, Las Hayas, Chipude, Las Nieves y San Sebastián. El domingo volvió a salir de Costa Adeje y pasó por Playa San Juan, Tamaimo, Chío, Parque Nacional del Teide, Los Loros y llegó a García Sanabria. Llanos explicó que la velocidad máxima promedio está fijada en 49,9 kilómetros por hora, mientras que la mínima es de 38. Los puntos de control se colocan aleatoriamente a criterio del director de carrera, Leopoldo Mansito. Los equipos no pudieron traer ningún tipo de dispositivo para controlar esta velocidad media. Solo se les permitía llevar un cronómetro. Y hubo dos cheques sorpresa para que nadie haga trampa.
Félix Machín y Ángela Carreño destacaron que la ruta “fue muy amena, con buena organización y gente muy amable; las carreteras de La Gomera son muy buenas». Alfonso Gordon, piloto, y Rocío Moreno, copiloto, aparcan su Triumph TR3 A de 1960. Lo primero que hace Alfonso es golpear el capó del descapotable en señal de satisfacción. “Fue una carrera espectacular, con caminos increíbles”, dice Alfonso. Ambos viajaron con el TR3 A de Madrid a Huelva, y de allí en barco a Tenerife. En cuanto a los promedios, Gordon y Moreno señalaron que el mayor problema estaba en las áreas urbanas, debido a la acumulación de tráfico. Cometieron errores y descuidos, lo cual es muy común en estas pruebas. Pero aseguran firmemente que volverán a La Clásica el próximo año.
Los ganadores en la categoría Regularidad E fueron Iván Dorta (piloto) y Julio Martínez (copiloto), con el pequeño Austin Healey Sprite (Frogeyes, ojos de rana, por su frente). Martínez, expiloto y organizador del Rally Isla de Tenerife, dijo que la Clásica tiene “un carisma importante, con muchos pilotos de fuera; Es un evento que no se puede perder y que debe ser promovido desde las instituciones”. Para Martínez, “está bien organizado, pero hay que cuidar más el desarrollo del curso”. Indicó que el último tramo, Los Loros, se hizo con niebla y camino mojado. Dorta y Martínez lideraron la jornada del viernes; El sábado acabó segundo por un error con una pegatina que le hizo perder 90 puntos, pero ayer recuperó el liderato de su categoría. ¿Dónde está la clave para ganar? En opinión de Julio, controlando el tiempo de vuelta con el cronómetro, el kilómetro y las distancias. Iván Dorta es un piloto habitual de Regularidad Sport con un Ford Escort MKI. Y esta vez rodó mucho más lento debido a los promedios de este clásico. “Siempre me gustan las dos competencias; Es una forma de reunirnos con amigos y sacar a relucir nuestros clásicos”, comenta uno de los ganadores. Precisa que en ambos tipos de carreras “la base es la misma: las matemáticas”.
Une autre équipe très satisfaite lorsqu’ils ont atteint la ligne d’arrivée était composée d’Orestes Morales et Linda Trusz, qui sont arrivés de Puerto de la Cruz avec leur Triumph TR4 IRS colorée de 1966, peinte en bleu clair avec une bande centrale naranja. Orestes es un restaurador empedernido de clásicos y ayer calificó de «perfecto» el trabajo de la organización, además de valorar el «compañerismo» que se ejerce en estos eventos.
Alfredo Medina es director de comunicación de El Corte Inglés, pero ayer estuvo en García Sanabria como aficionado. Recuérdese que a mediados de los años 80 cantó las notas escénicas para pilotos de la talla de José Luis Rivero Fajardo, por ejemplo. Según Medina, el Clásico que finalizó ayer es “un evento fantástico, de primer nivel, a la altura de otros eventos en Europa, y una eficaz herramienta de promoción turística, con una muestra de paisajes increíble; Espero que reciba el apoyo que se merece” en el futuro.
Uno de los asistentes más destacados y discretos, por segundo año consecutivo, fue Mario Ilien, un destacado ingeniero suizo en el diseño de motores de Fórmula 1. Parecía un aficionado más, pero es una figura muy importante en el automovilismo.
Otro equipo que ensayó fue el formado por Santiago Sesé, piloto y presidente de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, y María José Hernández Francés Díaz-Llanos, con un Porsche 911 Carrera RS de 1973. Desde el punto de vista de la promoción turística, el El evento ya ha destacado desde la última edición, por lo que cree que las administraciones «deberían poner más recursos para hacerlo prosperar». Santiago y María José coinciden en que la gira “fue preciosa” y que “en La Gomera fue un espectáculo; hemos disfrutado de paisajes en Tenerife y La Gomera que no sabemos valorar». Consideran que “la organización fue casi perfecta, no es fácil organizar un evento con casi 100 autos”, por lo que felicitaron a Leopoldo Mansito y Miguel Hernández Calzadilla.
Otro de los rostros conocidos del mundo empresarial del archipiélago que participó en la Clásica de Tenerife fue Rodolfo Núñez, presidente de Binter, que llevó como copiloto a su hija Irene Núñez. “La prueba fue muy entretenida, muy bien organizada, para quedar con los amigos, porque en Tenerife hay mucha afición por los coches, en general, y por los clásicos, en particular”, dijo Núñez. Citó que la figura de los «puertos libres» permitió a Canarias disponer de una flota móvil de coches clásicos de alto nivel. Rodolfo e Irene admitieron que no es fácil mantener velocidades medias con solo un cronómetro, “pero seguir el contador de ruta y al resto de participantes es un aliciente”.
Leopoldo Mansito aseguró que «estamos satisfechos con lo conseguido» y explicó que en La Gomera neutralizaron dos tramos por la muerte de un motociclista en Vallehermoso. A los participantes tinerfeños se unieron equipos de La Palma, Fuerteventura, Lanzarote y Gran Canaria, tres competidores madrileños y otros seis pilotos internacionales y nacionales que conducían coches de propietarios en la Isla. Las imágenes de la competición, las carreteras quedan, los paisajes y poder disfrutar de la vista panorámica del Teide al atardecer, así como del cielo azul a la vuelta de la esquina. Apuntó que Tenerife tiene la mejor oferta hotelera de cinco estrellas de España “y nosotros estamos, al 100%, con el Circuito de Motor de Tenerife”, proyecto que es uno de los patrocinadores de la competición que finalizó ayer. Mansito explica que el objetivo es mejorar el nivel en 2023 y Hernández Calzadilla apuesta por «una gran Clásica de Canarias».
IVAN DORTA-JULIO MARTÍNEZ Y ALEJANDRO RODRÍGUEZ-MIGUEL BENITO, GANADORES
El podio de la Clase E de la Clásica de Tenerife estuvo compuesto por Iván Dorta y Julio Martínez (Austin Healey Sprite), primero; Luis Hernández y Casandra Bello (Jaguar XK 150), segundos, y José Carlos Rendón y Francisco García, terceros, en un Jaguar XK 120 OTS.
En la categoría F, ganaron Alejandro Rodríguez y Miguel Ángel Benito, con Renault R8; segundo, Lorenzo Hernández y Sergio Marrero, con Ford Cortina Lotus, y tercero, Óscar Álvarez y Leocadio Hernández, con Lancia Fulvia.
El trofeo femenino lo ganó el equipo formado por Cristina Rodríguez de Azero, de conducción, y Lola Rodríguez de Azero, de vela.
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